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✧ ˖ ꒰ ੭´ Love songs - Keaash Paige

Like, who been on your mind? Who got your time?
Who you been vibing with? And why I can't make you mine?

❝ Like, who been on your mind? Who got your time?Who you been vibing with? And why I can't make you mine? ❞

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El tipo me miraba con semblante serio, en verdad esperaba que me diera el trabajo en lo que sea.

—¿Una blanca?— fue lo primero que preguntó cuándo me miró, soltó el humo de los cigarrillos y sentía varias miradas alrededor.— ¿Qué demonios hace una blanca en un barrio de negros?— dijo mirándome.

—Vivo en este lugar.— dije mirándolo.— necesito que me de trabajo señor.— escuché como alargó una carcajada.— por favor señor, se trabajar en lo que sea, incluso si quiere le arreglo las máquinas pesadas que tiene en aquel lugar.— dije apuntando un enorme caterpilar.

—No estoy interesado chica.— giró a ver a sus trabajadores que hasta este momento se quedaban mirándome.— ustedes pónganse a trabajar!— ordenó con voz dura. Apreté los puños de coraje, talvez el mundo no tenía culpa de nada ni mucho menos de mi suerte, con dificultad apenas había terminado el Instituto, pero no pude seguir, estaba embarazada y su familia fue estricta con nosotras, no quería que hablaran mal de y yo no iba a permitirlo, por eso mismo nos habíamos casado, ambas por el civil, apenas teníamos dieciocho años en aquellos años.

Por unos momentos la imagen de mi hijo se vino a mi mente al igual que un pequeño bebé, no podía rendirme con facilidad por eso encarando al sujeto le dije.

—Escuche... tal vez a usted ni siquiera le importa, pero tengo una mujer embarazada y un pequeño de seis años que necesitan de mí.— mi voz sonaba desesperada.— tengo deudas... mi maldito jefe me corrió injustamente... ¡Por favor señor!— dije con mi voz llena de dolor.

Al parecer el tipo afro estaba considerando su respuesta, me miró por unos largos momentos hasta que finalmente dijo.

—Sólo arregla mi máquina... te daré cuarenta dólares.— apreté los puños, eso no era nada, eso no me servía para nada, pero de todas maneras acepté.— espera... te daré los cuarenta dólares si terminas en una hora, de lo contrario no te pagaré nada.

Asentí con la cabeza mientras corría rumbo a las enormes máquinas paradas, un sujeto de edad avanzada y barba blanca estaba con un traje azulado estilo mecánico estaba inclinado revisando el motor, llegué hasta dónde estaba quién sólo me miró y siguió haciendo su trabajo.

—Parece que es la transmisión.— dije para mí misma, sentía las miradas de todos incluyendo al jefe de la constructora, me preguntaba porque el gobierno americano había abandonado este lugar, al parecer lo habían hecho por ser zona de gente negra, eran unos estúpidos racistas. Después de casi lo que parecía ser una eternidad encendí el enorme caterpillar, para mi suerte había funcionado, lo que significaba que el sujeto me pagaría los cuarenta dólares, limpié mis manos llenas de grasa con una pequeña franela, fui dónde estaba el sujeto quién me miraba divertido.

—He terminado.— el tipo asintió.

—Lo terminaste en dos horas.— apuntó la entrada del lugar.— lárgate.— lo miré con odio, no podía haber jugado sucio, apreté las manos en puños y me encimé en el para golpearlo, logré darle un puñetazo en la boca hasta que sentí como me golpearon con fuerza, me separé al ver como varios tipos venían a mi dirección.— ¡Denle su merecido a esa maldita!

En esos momentos salí corriendo del lugar y sobre todo con un odio hacía todos los empresarios, no tenía ninguna oportunidad en este lugar, decidí ir sin rumbo fijo hasta que llegué al viejo bar donde solía ir en ocasiones, pero ni siquiera traía un centavo para gastarlo, nuevamente el rostro de Jennie llegó a mi mente y sobre todo nuestro próximo bebé, ¿por qué el mundo estaba en mi contra? Sin darme cuenta llegué a lo que parecía ser un gimnasio de entretenimiento, varios sujetos negros estaban golpeando enormes sacos de boxeo, entre muchos reconocí a una mujer de color golpeando sin guantes a un sujeto, al parecer estaba entrenando, miré por última vez como la chica le soltaba un puñetazo en el rostro haciendo que el tipo cayera contra las cuerdas del cuadrilátero, me di media vuelta y regresé rumbo a casa, parecía que todos estaban en mi contra, la mayoría del barrio eran negros, lo que significaba que se apoyaban entre ellos y al 20 o 30% de los blancos nos ignoraban, pero yo ni siquiera era americana. Todos parecían tener una vida normal sin preocuparse, todos parecían absolutamente felices excepto yo misma, y no era por Jennie, me complementaba pero la situación carente en la que estábamos me estaba consumiendo en la totalidad, ni siquiera tenía un celular como el resto de las personas, ni siquiera podía comprarme ropa o alguna otra cosa, ni siquiera le podía regalar a un ramo de rosas rojas o algún costoso juguete a mi hijo, ni siquiera tenía juguetes y la mayoría del tiempo miraba a través de la ventana de nuestro viejo apartamento hacía el patio trasero, un grupo de chicos de color siempre se reunían en lo que parecía un estacionamiento de autos usados abandonados, el suelo estaba envenenado con pastizales secos pero los pequeños que vivían en Brownsville parecían divertirse entre ellos con un viejo balón de fútbol, en ocasiones miraba el anhelo de mi hijo por querer jugar con ellos, pero de todas formas no podía, los pequeños eran crueles. No recuerdo la última vez que habíamos cenado decentemente, no recuerdo la última vez que tenía paz en este lugar, quería largarme lejos, quería que mi familia estuviera mejor.

Llegué hasta mi apartamento y noté que Jennie estaba mordiendo sus uñas impacientes hasta que su mirada se cruzó con la mía.

—¿Que te pasa, Jennie?— dije cuando llegué a ella, simplemente hizo una mueca entregándome un sobre mano entre mis manos, la miré confundida mientras lo abría. —no puede ser.— maldije al mundo entero y a mí misma por mi maldita suerte.

—Nos echarán a la calle como animales Lis.— dijo desesperada, le detuve su andar con mi mano en su cintura, el tiempo límite para pagar la renta del apartamento había terminado.— ¿dime que tienes el dinero?— preguntó con miedo a mi respuesta.

Lo tenía, pero sólo era un pequeño ahorro que serviría para comer por unas semanas más, si lo daba la comida sería escasa, era momento de hablarle a Jennie con la verdad.

Lo tenía, pero sólo era un pequeño ahorro que serviría para comer por unas semanas más, si lo daba la comida sería escasa, era momento de hablarle a Jennie con la verdad

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Volví. 😸

La peleadora | Jenlisa GIP Donde viven las historias. Descúbrelo ahora