14 de febrero

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Hacía apenas tres horas que había aterrizado en Menorca por segunda vez en diez días, y se alegró al recibir un mensaje de su amiga Paula invitándola a la cena que habían organizado con las demás ya que habían coincidido todas en la isla. Tres días antes, había grabado el himno de OT y todo había salido como esperaba. Se reencontró con algunos de sus compañeros y con algunos profesores a los cuales le hacía mucha ilusión ver. Aunque apenas había podido hablar con Violeta, ya que compartían habitación con Salma y Suzete, la pelirroja le confió que, en su última visita a Granada por las firmas, había terminado su relación con Julia.

La noticia le cayó como un balde de agua fría. Y una vez más, sintió culpa. Culpa por sentir alivio, culpa por no conocer los motivos de la ruptura y pensar que quizás Julia se había puesto celosa del shippeo de ambas. Culpa por sentirse responsable. Se sentía responsable porque Violeta sabía perfectamente lo que ella sentía, no solo porque era evidente, sino porque la misma Violeta se lo había hecho saber antes de dejar la Academia.

— Hablaremos de esto cuando salgas. Te estaré esperando afuera. Nada cambiará, Kiki. Confía en mí. Te quiero —  le había dicho. Aunque Chiara no se había confesado abiertamente, el tema surgió una de las noches en las que durmieron juntas y ella no sabía disimular.

El comportamiento de Violeta la hacía pensar que quizás sus sentimientos podían ser recíprocos y eso también le generaba culpa. Porque, incluso si era recíproco, Salma seguía interesada en ella y eso hacía que nada pudiera suceder entre ellas. Era simplemente imposible.

Suspiró antes de responderle a Paula: definitivamente iría a la cena. Había mucho que contar.

—... Y en dos días nos tatuaremos 'I kissed a girl' y ya está — la inglesa llevaba diez minutos poniéndolas al día sobre la situación con Violeta. Sus amigas la miraban atentamente mientras saboreaban sus tragos en la terraza del bar, el sonido suave de la música se mezclaba con el murmullo de la gente.

— Y has empezado la conversación con un 'no ha pasado mucho...', tía — bromeó Carol, levantando su copa con una sonrisa divertida.

— Imagínate el día que sí pase — agregó Paula, y todas rieron.

— Yo creo que ya le tienes que comer la boca y a otra cosa — intervino Aitana, y las demás asintieron entre risas, animadas.

Chiara miró su bebida, pensativa. — No puedo.

— ¿Por qué? Ya está soltera, no hay nada que te lo impida — insistió Paula, apoyándose en la mesa con curiosidad.

— Sí, hay algo... la culpa que siento — suspiró la inglesa. — No le puedo hacer esto a Salma.

Sus amigas intercambiaron miradas, y Carol le dio un suave golpe en el brazo. — Tía, lo de Salma es un crush tonto, ya se le pasará. Lo tuyo con Violeta va en serio.

— Exacto, y es recíproco. Salma no puede decir lo mismo — añadió Aitana, encogiéndose de hombros.

— No seáis malas. Aunque no sea recíproco, tengo que hablarlo con Salma antes de hacer cualquier cosa. Ya está bastante celosa de mi relación con Violeta como para encima avanzar con ella — dijo Chiara, pasándose una mano por el pelo como siempre hacía, estaba preocupada.

— Eso es problema de ella — replicó Paula mientras encendía un cigarro y exhalaba el humo lentamente. — Estará celosa hasta que se consiga algo mejor. Se te olvida que la conocemos muy bien. Chiara, escúchanos y haznos caso, por favor. No puedes dejar pasar esta oportunidad por lo que Salma sienta, porque no es como lo que sientes tú. Y lo sabes.

Chiara miró a sus amigas, que la observaban con caras serias, como si le estuvieran dando el último empujón. Tragó saliva.

— Lo único que falta es que Violeta se te tire después de tres meses de tensión sexual, y tú la rechaces — agregó Carol, cruzando los brazos y sacudiendo la cabeza.

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⏰ Última actualización: Nov 11 ⏰

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los cristales y la luna - kiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora