Sin pensarlo mucho, desabroché mi cinturón y tome una postura.
El aire frío me tocó la piel, pero mi única preocupación en ese instante era Liam y la expresión que había dejado en su rostro.
El aire frío me tocó la piel, pero mi única preocupación en ese instante era Liam y la expresión que había dejado en su rostro.
No quería que siguiera viéndose así, no quería verlo tan solo, tan vulnerable.
Pude sentir su respiración entrecortada, y el calor de su piel bajo mis manos me transmitió una sensación de fragilidad.
Sus ojos no se apartaban de los míos, y en ese instante, nuestras miradas se encontraron con una fuerza que me sorprendió.
No había palabras, pero la conexión era tan profunda que no necesitábamos decir nada.
Fue un silencio lleno de significado, como si estuviéramos buscando algo el uno en el otro, algo que quizás solo el momento podría ofrecernos.
Sentí su tristeza, pero también un vacío que necesitaba ser llenado, y me acerqué aún más, ofreciendo un consuelo que, aunque no sé si él buscaba, yo sentía que debía darle.
En ese preciso instante, el mundo a nuestro alrededor desapareció, y el único sonido que se oyó fue el susurro de consuelo de el viento y nuestras almas.