Frotarse | Jenlisa

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❝ Donde a Lisa le gusta frotarse contra Jennie

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Donde a Lisa le gusta frotarse contra Jennie.

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Lisa y Jennie tenían una relación... ¿especial?

Realmente nadie sabía con certeza qué tipo de relación mantenían ambas chicas.

Según los pasillos del internado, ambas estaban en una relación amorosa, otros decían que solo saciaban sus ganas en lo que llegaba algún chico para ellas, otros que aprovechaban que estaban en un internado femenino y experimentaban. Y así los rumores iban y venían. Incluso algunos profesores habían escuchado algo sobre esa situación, pero como no tenían ningún tipo de pruebas porque nunca las habían pillado haciendo algo indebido, no podían intervenir.

Las únicas que sabían qué se traían Lisa y Jennie, eran las mismas Lisa y Jennie. Nadie más.

El tipo de relación que compartían iba más allá de tan solo coger. En realidad, al contrario de la rumores, nunca se había acostado. Pero sí que habían llegado a una fase más alta que únicamente compartir húmedos besos.

Y eso es lo que las lleva a ese mismo instante, en el cuarto que Jennie compartía con Nayeon, aprovechando que no había nadie en más que ellas en la habitación y los pasillos estaban solos. En ese mismo instante donde solo eran Lisa y Jennie, donde solo estaba Lisa pegaba al cuerpo de Jennie, en donde ambas estaban compartiendo un beso lleno de deseo. Las dos estaban acostadas, Lisa enganchada al cuerpo de su amiga.

Habían tratado de dormir, pero la chica más alta decidió que no era momento. Así que cuando sintió a Jennie pegarse a ella para abrazarla por detrás, haciendo cucharita, aprovechó para acercar su culo hacia la pelvis de su mejor amiga y hacer lo que más le gustaba: frotarse.

Jennie lo supo al instante, así que sin quererla hacer esperar, empezó a acariciarle el costado, apretando su cintura y dándole pequeña besos en su hombro y cuello descubiertos. Lisa se sentía tan bien, la excitación que alcanzaba con ese tipo de roce era extremo. Realmente se sorprendía del poder que tenía Jennie para lograrla llevar hasta el punto más alto de éxtasis.

Soltó un suave gemido al sentir una de las manos de su amiga posarse en su abdomen y viajar hacia arriba, tomando sin pudor uno de sus pechos y empezando a acariciarlo, tomando el pezón para apretarlo despacio, soltándolo para arrastrar su mano hasta el otro seno y hacer el mismo proceso.

Poniendo su mano sobre la de Jennie, Lisa logra apartarla para darse la vuelta y acomodarse de tal forma que su entrepierna esté sobre el muslo de su compañera. Kim aprovechó y tomó sus labios en un beso lento y húmedo.

Y empezó a hacerlo. Sus caderas se movían de tal forma que lograba crear una fricción de su húmedo centro con el muslo de Jennie.

La azabache sentía cómo la humedad de la caliente entrepierna de su amiga traspasaba las delgadas bragas que llevaba y le dejaba el muslo húmedo. Amaba esa sensación. También amaba que Lisa usara pijamas de seda porque le permitía sentirla totalmente. Y amaba tan solo vestir una camisa grande de Paramore y no llevar pantalones porque la fricción que sentía era como si casi estuviese desnuda.

—Nini —escuchó a Lisa balbucear—, ayúdame, por favor.

La voz le salió como un hilo, llena de deseo. Así que Jennie la tomó de la cintura y la acomodó mejor en su muslo, apoyando su pie sobre la cama y dejando a Manoban montada sobre este. El gemido que soltó Lisa por el movimiento la hizo frotarse con más fuerza.

Jennie estaba fascinada viéndola, es cierto que ya la ha visto en esa situación miles de veces, pero nunca se aburriría. Sus manos empezaron a hacer lo que más le gustaba: tocarle todo el cuerpo. Desde los pechos, hasta el culo. No había sitio por donde sus manos no pasaran.

Había decidido aventurarse y meter ambas manos debajo de la delgada camisa y acariciar sin ningún tipo de tela de por medio sus pechos.

El gemido que soltó Lisa la hizo mirar sus rostro. Tenía la boca entreabierta y los ojos llorosos de placer, su respiración estaba agitada y el cabello lo tenía alborotado, cayendo en cascada sobre su hombro derecho.

La imágen más deliciosa que podría tener.

Lisa la miró y luego decidió dar un nuevo paso en su relación. Necesitaba dar un nuevo paso.

Se detuvo para sentarse y sacarse la camisa, dejando sus pechos al aire. Mordió su labio al ver a Jennie remojarse los suyos. Sonrió mientras empezaba a moverse lentamente de nuevo, acercándose al rostro de la chica, ofreciéndole sus pechos.

Al fin podré comerme sus tetas, gracias Dios, fue lo que pensó Jennie mientas tomaba sus pechos y los juntaba, ofreciéndose a sí misma sus pezones.

Lisa gemía altos. La sensación de la boca de Jennie sobre sus pechos y la fricción en su entrepierna la tenía loca de placer. Sintiendo el delicioso cosquilleo en su vientre bajo, se acercó más al cuerpo de su amiga, quedando pegadas y frotándose completamente en el cuerpo caliente de ella. Solo bastaron las pequeñas pero fuertes manos de la azabache sobre su culo y un apretón para que se corriera.

—Lo hice de nuevo —dijo Lisa, enterrando su rostro en el cuello de Jennie.

—¿Qué cosa exactamente?

—Esto —señaló como si fuese obvio—. Casi usarte para quitarme las ganas...

La risa ronca de Jennie se escuchó.

—Lisa, a mí me encanta que hagas eso. Te ves tan deliciosa frotándote contra mí... Tan necesitada... Con tantas ganas de ser cogida...

Lisa se sintió estremecer y se preguntó si algún día lo harían. Habían llegado a una nueva fase y tal vez seguiría subiendo. Esperaba que siguieran subiendo.

Jennie miró sus ojos y la besó, lento, húmedo y con deseo.

La próxima vez se la cogería, eso lo tenía claro.

La próxima vez se la cogería, eso lo tenía claro

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© whorefrs

lili's girlfriends; lisa harem, one shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora