6| Nivus

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—¿Qué? —Grayson miró con molestia a Tom—. No digas tonterías.

—Los Líderes no suelen seguir a otros, nunca lo han hecho.

—Pero te siguen a ti.

—Tom es la excepción —Garret se cruzó de brazos—. Nuestro Líder siempre será la excepción.

Elliot suspiró, no quería pelear sabiendo que era el único humano entre todos ellos, si se mataban, que lo hicieran bien lejos de él.

—Iré a dormir —se dirigió hacia Grayson, el alfa sonrió al verlo tan obediente, quiso decir algo, aclarar que lo hacía por salud y no porque un alfa se lo hubiese ordenado, pero Elliot ni siquiera pudo emitir ninguna palabra—. Bu-buenas noches.

Corrió hacia la casa abandonada, era más escombro que paredes y sólo contaba con un cuarto a nada de caerse. Ya estaba acostumbrado a dormir al aire libre, por lo que se acomodó, haciéndose bolita e intentando engañar a su mente.

Los graznidos eran más intensos por la noche. Elliot odiaba la oscuridad, algo que Grayson ya sabía y verle llegar con una pequeña antorcha calmó su nerviosismo.

—¿Elliot?

—¿Qué mierda quieres?

—¿Te gustó ese Líder?

No respondió.

—Estoy cubierto de sudor, sangre y tierra, ¿no deberías preguntarme si quiero bañarme o cambiar mi ropa? Hay cosas más importantes, Grayson.

—Ese Líder es como yo.

—¿Qué quieres decir?

—Tom dice que su mutación es igual a la mía, es fuerte… Pensé que era el único.

—Qué mal, te diste cuenta de que sólo eres otro Infectado rascuacho, sucio y estúpido, ¿no?

—Te dejaré dormir.

—¿Y qué si me gustó?

Grayson se detuvo, Elliot todavía alcanzó a ver su espalda tensada y tragó saliva. El alfa no respondió, lo que sea que hubiera pensado se lo guardó bastante bien y para frustración de Elliot no cayó en su provocación.

Lo único que le agradecía al bastardo que lo marcó era que no podía sentir tan fácil las feromonas ni los alfas influían en él. Garret era bastante guapo, pero Elliot no había tenido tiempo para conocerlo o verse atraído. Aunque creyó que podría acercarse y no estaba seguro de que fuera una buena idea sabiendo que Grayson y él tenían algo. No sabía qué era, sólo entendía que algo pasaba entre los dos.

Fuera de Eliare las cosas eran distintas. Afuera los sonidos eran más fuertes, más intensos. Bajo la noche su cabeza se volvía un caos y sus pensamientos llegaban como una marea alta. Odiaba pensar.

—Kaz… ¿Puedo dormir contigo?

Kaz alzó la cabeza, asintió y se hizo a un lado, esta vez Elliot gateó y se escabulló entre el pequeño cuarto al aire libre de Kaz. Stelle se removió y Alary movió su rabo, yendo entre sus piernas y acomodándose ahí. Las feromonas de Kaz se deslizaron sobre los tres, maternales y tranquilas, tan suaves, que Elliot se quedó dormido tan pronto y sus brazos jalaron al perrito y lo utilizó como peluche.

Fue la primera noche que durmió tan bien.

Elliot se estiró con pesar en cuanto comenzó a escuchar ruido, afuera el día ya estaba animado y parecía que el alboroto era bastante grande, cuando quiso ir a ver, Kaz lo detuvo.

—Atraparon a varios humanos —explicó—. Será mejor que no veas.

—¿Se los van a…? —su pregunta se desvaneció con el primer grito. Una súplica—. Joder…

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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La Caída de EliareDonde viven las historias. Descúbrelo ahora