La Caída de Eliare

1| Expedición

ADVERTENCIA.
CONTENIDO DELICADO.

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Para Mero_misx
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Elliot despertó con el dolor de cabeza latente debajo de su cráneo. Las pulsaciones en su sien se hicieron más profundas conforme intentó enfocar algún punto del lugar en donde estaba y esa sensación tibia y acolchada bajo la palma de sus manos fue lo único que le hizo saber que se encontraba sobre alguna cama o algo similar. Gimió al creer que le iba a explotar la cabeza.

Sus ojos una vez lograron enfocar el sitio donde estaba, le mostraron la cruda realidad.

Miró a su alrededor en busca del bastardo que lo había traído aquí y al verlo acostado en el sofá, al otro extremo de la habitación, se preguntó si era buena idea irse o despertarlo.

—Esas personas que trajiste contigo —la voz de Adam le causó un escalofrío—. ¿No son muy curiosas? Grayson, quien es peor que un perro salvaje y se la pasa mordiendo a su dueño, de pronto persigue a ese alfa llamado Tom como un cachorro que sabe hacer trucos. Y ese omega… ¿Tiene una hija? ¿Qué sabes sobre eso? Demon no supo decirme nada respecto a ellos.

Elliot no respondió, lo que hizo que Adam se pusiera de pie y caminara hacia la cama. Al llegar sujetó su rostro y hundió los dedos en sus mejillas, Elliot se quejó e intentó golpearlo, pero el dolor en su cuerpo era notorio y no tenía fuerzas para ponerse de pie. Adam apretó su cuello y lo tiró de vuelta a la cama.

—Respóndeme, ¿quiénes son esas personas?

—Vienen de un refugio que fue invadido por los Mutantes… Quizá sabes de la mierda que tú y Mictlán soltaron aquí, ¿no? Por tu culpa este continente está volviéndose una Jungla y lo sabes.

Un golpe en la boca del estómago le quitó el aire, Elliot se irguió sobre sí mismo y tosió, la saliva le escurrió por la barbilla y se le escaparon unas cuántas lágrimas que limpiaron su rostro cubierto de sangre y sudor.

—Pese al paso del tiempo y circunstancias no cambias —Adam lo obligó a ponerse de rodillas, el chillido de Elliot se perdió cuando Adam volvió a golpearlo y amordazó su boca—. Tengamos una última ronda, hoy estoy ocupado.

Elliot cerró sus ojos, el martilleo en su cabeza hizo más tolerable las penetraciones del alfa, la sangre entre sus piernas se mezcló con el semen y el sudor que desprendía su cuerpo ante el dolor que lo laceraba. Creyó que tenía billones de agujas entrando y saliendo de su piel.

Acabó una vez más en la cama, los músculos de su cuerpo temblaban conforme más intentaba ponerse de pie. Vomitó esta vez, dejando que el dolor se cerniera sobre su cuerpo y cerebro. Sus ojos sólo veían puntos blancos y rosados, cada parpadeo desenfocó su vista y trajo un manto negro. Dio el primer paso y se tragó el llanto cuando la sangre escurrió desde su trasero hasta sus tobillos. Los moretones en su cuerpo eran excesivos porque Adam estaba enojado por haberse escapado la última vez que lo buscó. De no haberlo hecho, quizás sólo habría terminado con un dolor más tolerable.

Más soportable.

—Elliot, ¿planeas salir así?

Elliot bajó la mirada hacia su cuerpo desnudo y se encogió de hombros.

—Tú rompiste mi ropa…

Poco le importó.

—Estoy seguro de que ya lo sabes —Adam se dio la media vuelta y alzó su barbilla—. Los medicamentos que se han hecho después de descubrir la forma de hacerlos se están acabando. No hay más. Así que te daré una orden mirando cuánto te gusta estar allá afuera.