Dos.

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Minji.

Mantenía la vista fija en mi plato, la verdad me sentía muy nerviosa como para cruzar mirada con Bada, se que me observa.

—¿Qué paso querida? ¿No te gustó la comida?

—Oh no —negué rápidamente —no es nada señora Lee, todo es delicioso.

—Entonces come sin pena linda, seremos familia —el Hyungnim me sonrió.

Asentí sonriendo, comí con lentitud y ellos retomaron la platica. Mi hermano insistía en conversar con su prometida ella solo le contestaba de manera seca y no dejaba de verme.

—Pequeña Minji —dijo con naturalidad —¿qué edad tienes?

—Veinte —dije bebiendo de mi copa tratando de no escucharme nerviosa.

—Si eres joven— también bebió con  elegancia —te llevo ocho años.

—Luces más joven.

—¿Si?

Sonrió y me derretí en mi asiento, termine lo de mi copa y me levante.

—Permiso.

No necesitaba decir a donde iba, acomode mi vestido y fui hasta donde me dijeron era el baño. Entre para refrescarme la cara, me siento muy nerviosa, ella me pone muy nerviosa.

Abrí la puerta pero no pude dar un paso afuera, cuando me empujaron de nuevo dentro.

—Se…Señorita Lee.

—Bada, preciosa, ni nombre es Bada —escuche que cerró la puerta —¿Fumas? —negué— saco una cajita de plata de su chaqueta y un encendedor lujoso —mi padre odia qué fume enfrente de la gente —saco el cigarrillo y se lo coloco en la boca, yo no podía dejar de ver sus labios —¿Te molesta si fumo?

—No, no, adelante.

Quizás debería de preguntar, el porque nos encerró juntas, ¿Querrá qué la acompañe a fumar?

Encendió el cigarrillo y dio una calada profunda, soltando el humo de la manera más sexy que podía pensar.

—Minji  —parpadee al salir de mi trance —No me quiero casar con tu hermano —se me acerco y yo retrocedí hasta chocar la puerta siendo arrinconada —pero te vi en una foto con él —miro mi rostro con atención —y eres jodidamente más guapa de lo que pensé.

—No…no entiendo.

Acomodo un mechón de cabello detrás de mi oreja. Inclinándose un poco para que su boca quedara contra la mía.

—Verte en persona valió la pena el venir a esta estúpida cena —sus labios rozaban  los míos —y si me dejas besarte puede que él ser prometida de tu hermano valga la pena…

Prometida (Lee Bada) GL Donde viven las historias. Descúbrelo ahora