Título: Ecos de la OscuridadAdvertencia: Tim aquí todavía era Robin
Edades: El tiene 16 años y tu 17 años
Recomendación: estar en un lugar seguro.
La lluvia golpeaba el suelo de Gotham con fuerza, pero dentro de la Batcueva, todo estaba en silencio. Tim Drake se encontraba frente a una de las pantallas, sus dedos rápidos y precisos movían el ratón mientras analizaba las imágenes de una nueva ola de crimen que había azotado la ciudad. A pesar de la gravedad de la situación, algo parecía distraerle: una ligera sensación en el aire, una presencia que no podía identificar pero que, de alguna manera, lo mantenía alerta.
—Tim —la voz de Bruce Wayne resonó en la sala—. Sé que estás cansado, pero esto no puede esperar.
Tim suspiró, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros, pero también, por alguna razón, inquietud. ¿Era solo el cansancio? No, algo más lo estaba perturbando, una sensación de anticipación que no lograba comprender. Luego, su mirada se desvió hacia la entrada de la Batcueva.
Unos pasos suaves se hicieron oír, y antes de que pudiera girarse, una figura femenina apareció en el umbral de la puerta. Era una joven con el cabello oscuro y ojos intensos, envuelta en una chaqueta de cuero que parecía desafiar la gravedad misma. Su nombre era Leila, y aunque Tim nunca la había conocido profundamente, la había visto varias veces en misiones conjuntas con Batman y los demás.
—Tim —dijo ella con una sonrisa traviesa, algo que no podía entender del todo—. Bruce me pidió que te acompañara en la siguiente misión. No quiero que se me olvide, pero también... —se acercó un poco más, su tono de voz bajando—, me extraña verte tan serio. No es propio de ti.
Tim levantó la mirada, la desconcertante presencia de Leila lo había sacado momentáneamente de su concentración.
—No es nada —respondió, sintiendo que la conversación se estaba desviando del asunto más urgente—. Solo estoy... tratando de organizar la información de lo que está pasando en la ciudad.
Leila se acercó más, apoyando una mano sobre el respaldo de la silla de Tim. La cercanía no le molestó, pero sí sentía una extraña presión en su pecho que no era fácil de ignorar. Había algo en ella, en su forma de moverse, de mirar, que lo desconcertaba. ¿Era su forma de manejar la oscuridad de Gotham? ¿Su destreza en combate? ¿O simplemente algo que él no lograba reconocer aún?
—Sabes, Tim —dijo Leila con una sonrisa sutil—, la oscuridad tiene una forma curiosa de conectarnos. Pero también puede apartarnos. Todos los días lidiamos con la sombra de Gotham, pero no siempre nos damos cuenta de cuánto nos está cambiando.—
Tim frunció el ceño, algo en sus palabras resonó con él de una manera incómoda. ¿Acaso ella sabía lo que él sentía? No era como si le pudiera contar todos sus pensamientos, pero había algo en la conexión que compartían, algo que él no había experimentado antes.
—No es fácil —admitió finalmente, su tono más bajo. —Ser Robin. Ser Tim. Ser más que solo una máscara.—
Leila lo miró fijamente, sus ojos oscuros reflejando una comprensión que Tim no había esperado. En ese instante, el sonido del teclado y las pantallas desaparecieron, y el peso de las palabras se cernió entre ellos.
—Nunca es fácil. Pero tal vez no deberías cargar con todo esto solo.— le dijo aconsejándolo
El silencio que siguió fue profundo. Tim se dio cuenta de algo: sus palabras no eran solo una simple conversación. Había algo más, algo que parecía nacer de la manera en que ambos se entendían en medio del caos de la ciudad, algo que se sentía tan real como el frío en la piel después de una lluvia.
Tim desvió la mirada hacia la pantalla. Sus dedos comenzaron a moverse nuevamente, pero esta vez, su mente no estaba completamente en el trabajo. Estaba consciente de la cercanía de Leila, de cómo su presencia en la Batcueva parecía iluminar de una manera que nunca había sentido antes.
—No sé si debería... —dijo Tim, dejando que el aire suspendiera las palabras.
Leila lo interrumpió, acercándose lo suficiente para que sus respiraciones casi se mezclaran.
—¿Deberías qué, Tim? —susurró.
Y, por primera vez en mucho tiempo, Tim Drake dejó que la vulnerabilidad que siempre había ocultado bajo su fachada de Robin se asomara. Sin más palabras, los dos compartieron una mirada intensa que se convirtió en un tierno beso, Tal vez, al final, la oscuridad de Gotham no solo los estaba marcando, sino uniendo de una manera que ni ellos esperaban.
Fin.