Los olores no le han importado a Karma, la mayoría de omegas huelen a frutas o flores, son aromas suaves qué lo han atraído al menos por unos minutos pero de ahí el interés muere.
Ha olido aromas de limones, plátanos, frambuesas, etc, etc.
El aroma más llamativo a sido de fresas, las personas que huelen a fresa han captando su interés por más tiempo, solo un poco.
Cada uno olía de alguna manera diferente aunque guardarán relación con las fresas, algunos olían más insipidos y otros olían más dulces.
Le encantan las fresas, debería de ser un pecado que existan las personas que las odien.
Aún podía recordar el primer día que olio el aroma a fresas más deliciosos, tuvieron que ir al campus principal para tomar los exámenes, muchos aromas se dispersaban por los pasillos.
Ninguno le llamó la atención, eran desagradables, todos menos uno, un dulce, el más dulce aroma a fresas qué haya olido lo golpeó.
Era como si hubiera jugado con su nariz antes de darle un golpecito amigable invitandole a seguirlo, su cuerpo se había relajado de la nada ante ese aroma de algún omega desconocido.
Giro su cabeza hacia la dirección de donde proviene el aroma, sus ojos dorados observaron una espalda, cabello rubio fresa y la banda del presidente del consejo estudiantil.
El aroma le pertenecía a él, al presidente del consejo estudiantil e hijo del director, Asano Gakushuu.
El omega había volteado después de terminar un discurso a su salón, fueron unos segundos cuando sus miradas se cruzaron antes que el chico de ojos violetas siguiera con lo suyo.
"Karma, sucede algo?" Nagisa le pregunto al darse cuenta que su amigo se había detenido.
"No es nada" El Alfa le respondió para seguir con su camino, el aroma de las dulces fresas se fue desvaneciendo para su desánimo.
Aquel día Karma no fue el único en quedarse encantado por un nuevo Aroma.
Gakushuu como estudiante modelo estaba dando una charla motivacional a sus compañeros, hacerles recordar al 3-A que su destino es la cima y que ahí debían de permanecer.
Fue entonces que el aroma a chocolate amargo rozó su nariz de manera descarada, como si lo incitara ha distraerse de sus deberes.
Cosa que para su desgracia logro cuando cayó en la tentación de girar su rostro para identificar al molesto alfa con ese aroma.
Cabello rojo y ojos dorados junto al aroma de chocolate amargo, solo fueron unos segundo que para él fueron una eternidad, regresó a sus ocupaciones antes que sus mejillas se sonrojaran por alguna razón.
Después de los exámenes buscaría información de ese alfa, solo por curiosidad, solo por eso.
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Gakushuu conocía los famosos bloqueadores de olores y los olores falsos, feromonas de alfas para disfrazar sus aromas verdaderos.
No le gustan, no porque sea un omega se va esconder, una de las pocas enseñazas buenas que le dio su padre fue no ocultar su casta, mostrarla con orgullo y demostrar que no importaba si era omega, el estaría en la cima.
Sabe que su olor a fresas esta en el top 10 de mejores olores según la encuesta de la escuela, se enorgullece por eso.
Su aroma lo ayudaba en diferentes situaciones, es una peculiaridad que pose su familia, sus aromas son lo suficientemente fuertes para poder "drogar" a los demás si se liberaban de más, los alfas se volvían más dociles mientras más olieran su aroma.
Estaba al lado de la máquina expendedora esperando pacientemente al intruso, el aroma de chocolate amargo se empezó a intensificar para su gusto.
Akabane se volvía un poco más dócil si liberaba demasiado su aroma a su alrededor en el tiempo debido, solo lo hace cuando es necesario.
"No me vas dar la típica charla de porque no debería de estar aquí?" Karma le pregunto con cierta burla mientras introducia unas monedas en la maquina.
"Estoy seguro que para este punto ya te lo debes de saber de memoria, no perderé el tiempo"
"Akabane no deberías de estar aquí bla bla bla, si me lo se de memoria" El pelirrojo se rio al ver la mirada molesta del contrario.
"Pero estas aquí por dos razones, la primera para mantener la imagen del presidente del consejo estudiantil y estudiante modelo" Karma le menciono mientras tomaba su caja de jugo de fresa.
El aroma de fresas de Asano era tan dulce como el primer día que lo vio.
"Y la segunda sería?" Gakushuu le pregunto acercándose con desimulo, el aroma a chocolate amargo se estaba volviendo adictivo.
"Querías verme porque me extrañas"
"En tus sueños Akabane" Asano le respondió ocultando su sonrisa por su particular forma de coquetear.
"En mis sueños, tú estas recostado en mi cama"
"Eres un puerco"
"Oye yo me refería dormir a tu lado en un sitio cómodo, aquí el pervertido es otro" Karma se burlo de él, soltó una risa al ver como las pálidas mejillas se pusieron rojas.
"Me estoy arrepentido de aceptar tú cortejo"
"Los dos sabemos que eso es una mentira Shuu"
Karma se terminó pegando a él, frotando con suavidad sus hombro mientras dejaba salir su aroma a chocolate amargo, el dulce aroma de fresas se combinaba a la perfección con el suyo.
Aunque no lo admitiera ha Gakushuu le gusta ese gesto peculiar, no era tan invasivo como un abrazo, ni frotarse las mejillas como si fueran una pareja de ancianos, se sentía afortunado al saber que nadie se acercaba a esa zona por esas horas, nadie los podía pillar en ese momento.
Pero no debía de quedarse tan juntos, aún hay riesgos.
"No te me pegues tanto, no pienso ir a clases con tu aroma pegado a mí" Gakushuu se quejo apartando al alfa qué se negaba a dejarlo ir.
"Pero Shuu" Karma soltó una risita al ver su expresión molesta.
Se terminó apartando antes que se enojara de verdad, el aroma de fresas jugaba con sus sentimientos nuevamente.
El sonido de la campana se empezó a escuchar, era momento de retomar las clases y que Karma regresará del lugar de donde vino.
"Ya deberías de regresar si piensas llegar a tiempo" Gakushuu le menciono mientras se limpiaba su hombro en un intento de disipar el poco aroma que se le quedó pegado.
"Te veré después Shuu, para el camino" Karma le coloco en su mano el resto de su caja de jugo de fresa.
"Hasta pronto"
Gakushuu lo vio perderse entre las profundidades del bosque, miro la caja qué le dejo, aún tenía algo de jugo en su interior, no le gusta tanto pero por alguna razón termino tomando de el mientras se dirigía a su siguiente clase.
El aroma de chocolate amargo se había quedado pegado en aquella caja, llego a clases con las mejilla ligeramente sonrojas.
