"No te cuestiones"

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"¿Qué quieres que haga? ¿Qué debo rogar para quwe se convierta en mi amigo?" tenía una expresión de asco en su rostro, como si las palabras que salían de su boca fueran un trago amargo de teolixir, algo insoportable. "Ni en tus sueños más bizarros".

Aquella niña, que se había mantenido todo el tiempo callada y flotando a su lado derecho en el transcurso del viaje en tren, lo miró de reojo durante unos segundos.

"Y tú", dijo ella, "eres mi protegido. Como tutora, tengo la obligación de cambiar tu futuro y tu actitud quejumbrosa". Luego de decir esas palabras, arrugó la nariz y, con cautela y lentitud, posicionó sus pies en la superficie metálica del tren.

"Claro, pensé que con todo lo que habías vivido antes de terminar aquí de nuevo, cambiarías", continuó, "pero resulta que tu actitud es más desastrosa que antes".

"Bueno, para tu información, yo no decidí regresar aquí. No lo pedí. Me trajeron aquí en contra de mi voluntad", dijo Draco, elevando el tono de su voz. Se levantó con irritación de su asiento y se posó enfrente de la niña de ojos dorados. Con su dedo, dio un leve empujoncito en su hombro, intentando intimidarla.

Cosa que, para su mala suerte, no funcionó. La niña mantenía una mirada perezosa y una postura demandante. Soltó un pequeño rugido con fastidio al darse cuenta.

"Lo siento por ti, Malfoy", dijo la niña, "pero no soy tan fácil de intimidar". Con su mano izquierda, alejó el dedo de Draco con un asco bien disimulado. "Pero no te desharás de mí tan fácilmente. Recuerda, eres mi protegido, y por más que yo intente o quiera, no puedo renunciar a mi misión."

La chica se elevó nuevamente, con visibles aires de superioridad a su alrededor. "Y no daré marcha atrás. Aunque te comportes como un niño caprichoso, tonto, estúpido... entre otras cosas más que me da mucha pereza enumerar", añadió con una mirada desafiante.

Draco frunció el ceño, molesto por la actitud de la niña. "¿Quién eres para decidir mi destino?", preguntó, su voz llena de desafío.

La niña sonrió, su mirada dorada brillando con una luz divertida. "Soy alguien que ha visto más allá de tu fachada de orgullo y prejuicio", respondió. "Soy alguien que sabe qué te hace falta para cambiar."

"¿Qué sabes tú de mí?", Draco se burló, cruzando los brazos sobre su pecho.

La niña se acercó a él, su voz baja y misteriosa. "Sé que ers niño asustado y solo. Un niño que ha sido educado para odiar y desconfiar, pero que en realidad anhela ser amado y aceptado."

Draco se sintió como si hubiera sido golpeado en el estómago. Nadie había contradecido sus palabras antes. Nadie había osado hablarle de esa manera.

"¿ja tú tonta saber sobre mí?", preguntó, soltando una carcajada sarcástica.

La niña sonrió de nuevo. "Porque he visto mas de lo que tu, Draco. Y sé que hay esperanza para ti."

Draco se sintió desconcertado, su rostro enrojecido por la ira. "¡Esperanza! No seas ridícula", escupió, su voz llena de desdén. "Tú no eres más que una farsante, una ilusión que busca humillarme. Pero quiero que sepas una cosa: estos son mis sueños, y yo soy el que los controla. No tú, no nadie más."

La niña de ojos dorados lo miró con una expresión serena, sin inmutarse por la furia de Draco. "No te equivoques, Malfoy", dijo, su voz suave pero firme. "No soy una ilusión. Soy la realidad que no quieres enfrentar. Y estos sueños... no son solo tuyos. Son también míos, porque estoy aquí para ayudarte a despertar."

Draco se burló, su risa amarga. "¿Despertar? ¿De qué? ¿De la realidad que he vivido siempre? No, gracias. Prefiero mi mundo de sombras y odio."

La niña sacudió la cabeza. "Ese no es tu verdadero mundo, Draco. Ese es el mundo que te han impuesto. Pero hay otro, uno lleno de luz y posibilidades. Y estoy aquí para mostrártelo."

Draco se sintió incómodo, su certeza comenzando a tambalearse. ¿Sería posible que esta niña tuviera razón? No, no claro que no la tenia.

Nuevo Cambio Para El Blanco De La Familia Malfoy | HarcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora