𝘼𝙉𝙂𝙀𝙇'𝙎 𝙎𝙊𝙉 || 𝘾𝙃𝘼𝙍𝙇𝙊𝙎

Epilogo

13. Lograr

— ¡Ollie! — saludó el niño, lanzándose a los brazos del castaño que había llegado.

— Heyy, ¿cómo te fue? — devolvió el mayor.

— Bien ¿y a ti?

— También, ¿dónde está mamá?

— Mamá — respondió Rafael — está en la sala, hablando con Eli. Dijo que te tenía una sorpresa.

El niño, de apenas 5 años de edad, era el segundo hijo de Carlos y Charles, un vivo retrato de su padre alfa, con ese cabello oscuro y rebelde, además de sus ojos chocolates, profundos y expresivos. Su piel era ligeramente bronceada, realmente un Carlos en miniatura con el corazoncito amoroso de Charles.

— ¿Una sorpresa? — cuestionó sabiendo que seguramente el menor había escuchado mal — bueno, vamos con el — dijo el mayor, cargando a su hermano para comenzar a dirigirse con el omega.

Al llegar, puso a su hermanito en el sofá junto a Charles para después abrazar al ojiverde.

— Hola mamá — le dijo con tono cariñoso.

— Hola hijito ¿cómo estás? — devolvió Leclerc con una sonrisa.

— Bien, todo tranquilo, hola Eli — dijo ahora, saludando a su prima.

El castaño se sentó al lado de su hermano y madre, cargando a Rafael para el apoyarse en el hombro de Charles.

El omega pasó uno de sus brazos por los hombros de Oliver y con su mano acariciaba los cabellos de Rafael mientras que con el otro también abrazaba a Elizabeth, le había tomado un cariño enorme a sus dos sobrinos, y como no, si ambos eran un amor.

Estuvieron un rato así, los tres menores ronroneando ante el tacto del ojiverde.

Pero era obvio que a Rafael no le gustaba estar mucho tiempo quieto, era un niño, necesitaba jugar.

— Mamá — le llamó — ¿podemos ir al jardín a jugar?

— Si Ollie y Eli quieren ir, si — dijo el omega, pues ambos mencionados estaban aún en sus brazos.

— ¿Ollie? Vamos — pidió el más joven, tomando la mano de su hermano para tirar de él en un intento por levantarlo.

El castaño más joven se negó, le daba gracia ver como el niño intentaba levantarlo con tanta determinación.

— Le voy a decir a papá — acusó Rafa, ya molesto.

Eso no hizo más que sacarle risas a los mayores.

— Vamos, anda — terminó por decir Oliver, cargando al niño en su espalda para llevárselo a su habitación para que buscara sus juguetes.

Seguido de ellos se levantaron Elizabeth y Charles, el último sin borrar la sonrisa de ver a sus dos hijos contentos.

— Que bueno que nunca te detuviste — le dijo la chica.

— ¿a qué te refieres Eli? — preguntó, sin entender de lo que hablaba su sobrina.

— Nunca dejaste de buscar a Ollie, me alegro, sin ti esta casa de verdad seguiría siendo un asco, tú hiciste que este lugar de verdad se sintiera como un hogar — explicó.