la vida amorosa de la señorita de nariz larga

capítulo 9 (Zoro)

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Resumen:
(Zoro) Un romance cliché de secundaria entre un senpai y un kohai

((El "Senpai" es aquella persona que tiene más experiencia en un área determinada, mientras que el "Kohai" es el aprendiz))
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"Aquí."

Zoro se dio la vuelta, todavía secándose el sudor de la frente con la toalla. Lo primero que notó fue la botella de agua que le presentaron. Lo siguiente que notó, mientras sus ojos subían de la botella a los brazos que la sostenían y luego al rostro de quien pertenecían los brazos, fue a Usopp.

—Oh, gracias —dijo, ofreciéndole una sonrisa. Se colgó la toalla alrededor del cuello y tomó la botella. Después de abrir la tapa, bebió de un trago la refrescante bebida. Cuando terminó, se limpió los labios con la manga de su haori y exhaló profundamente.

—No hay problema —chilló Usopp, con las mejillas sonrojadas. Luego se aclaró la garganta y exclamó—: Solo estaba haciendo lo que cualquier buen kohai haría, ¿sabes? ¡No tienes por qué agradecerme, Senpai!

—Lo tendré en cuenta la próxima vez —dijo secamente. No se dio cuenta de que su mirada estaba fija en sus mejillas hasta después de hablar. Zoro negó con la cabeza. —¿Qué estás haciendo tan lejos? La última vez que revisé, el club de arte no está ubicado donde está el club de kendo.

—Ya lo sé, tonto —sonrió Usopp—. El proyecto de hoy es salir y dibujar lo que nos parezca interesante. Mientras no sea un cliché, somos libres de dibujar lo que queramos.

Él le sonrió con sorna. “¿Ah, sí? ¿Y soy un objetivo de tu interés?”

Las mejillas sonrosadas se transformaron en un rostro completamente rojo tomate. —¿Q-qué? ¡No seas estúpido, Senpai! ¡Por supuesto que no! Estaba... estaba dando un paseo para ver qué podía dibujar y... y... y justo te encontré —balbuceó, gesticulando frenéticamente con las manos—. No es nada de lo que estás pensando, ¡de acuerdo!

Zoro resopló. —Tranquilízate, Usopp. Solo estaba bromeando.

Un fuerte golpe cayó sobre su cabeza. Zoro gritó y se puso en cuclillas, llevando las manos hacia la fuente del dolor punzante. Por encima de él, Kuina gruñó: "O tal vez deberías dejar de molestar a los demás y hacerles perder el tiempo".

Zoro estiró el cuello para lanzarle una mirada fulminante a su hermana adoptiva. "¡Kuina!"