Gracias pero ya se me quitó el hambre

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Al final de la jornada, Tylor se encaminó con un manojo de nervios imperando sobre todo su cuerpo hacia la salida del colosal edificio de Monsters, Inc. por llevar cargando una encomienda secreta o más bien, concertar una cita con calidad de prohibida. Según él, había sido lo suficientemente precavido para que ningún monstruo interceptara en su camino en especial cierta chica monstruo pelirroja que lo acechaba casi todo el tiempo que convivía con él, pero el destino fuera inevitable y era como si su pensamiento lo traicionara para invocar a la susodicha monstrua peluda y para el colmo, acompañada por el hombrecito monstruo alado quien fuera su supervisor que siempre parecía sospechar de todos.

— ¡Tylor! — gritó Val desde el umbral de la puerta principal de la fábrica con la obvia intención de esperar a su amigo.

El chico cuernudo se puso aún más enervado que por acto inconsciente ladeó su mirada al lado contrario de su amiga como para encontrar una salida. Gran error porque había olvidado en cuestión de segundos a su supervisor entrometido que se posaba indiferente hacia él y abrazando con envidia a la jaula con su querida mascota bola de pelos rosado como si se lo fuera arrebatar.

— Val. D-Duncan, qué tal...

— Te saliste de la oficina casi corriendo así que pensé que no te alcanzaríamos.

— Dirás qué tú no lo ibas a alcanzar — corrigió el monstruo de lentes.

— Lo siento Val, llevaba un poco de prisa... — trató de salirse por la tangente mirando alrededor y se le ocurrió algo. — ¡T-Tengo que regresar a la oficina! Se me olvidó algo por lo mismo de retirarme apresurado. Ahorita los veo — dio la media vuelta para alejarse de ellos.

— ¡Tylor, te acompañamos! — vocifero Val.

— Dirás te acompaño — corrigió de nuevo Duncan con su típico tono apático.

— No me tardo. Lo prometo — volteo Tylor de soslayo colocando un rostro apenado y apremiando el paso. En el fondo si se sentía compungido porque de verdad iba a engañar a su amiga encimosa pero no le quedaba otra alternativa ya que sabía que iban los tres casi por el mismo rumbo y si él se desviará seguramente lo cuestionarían.

Por otro lado, se alegraba de conocer más o menos bien el diseño de la estructura del recinto de Monsters, Inc. gracias a qué pertenecía al departamento de Mantenimiento y era de su conocimiento que existía otras salidas de emergencia por los cuales podía escabullirse y unas de ellas estaba cerca de su área de trabajo. Entonces con maestría atlética se encaminó a ese lugar eludiendo con discreción a caras curiosas y familiares ya que lo despedían con un amago de sus garras-manos al aire o esbozando una sonrisa gentil hacia él.

No faltó mucho para que llegara a la ansiada salida de emergencia que con una cautelosa urgencia la abrió para egresar enseguida teniendo la precaución de asomarse hacia los lados por si alguien indeseado estuviera en derredor. Una vez seguro que no había moros en la costa emprendió su fuga con sagacidad donde había emergido directo al estacionamiento. Pensó que la mejor opción para procurar no toparse de nuevo por sus amigos era salir a la avenida contraria y así lo hizo.

Lo que ignoraba era el mero hecho de que su superior alado era un bruto suspicaz que lo había seguido con sigilo extraordinario.

— ¿Porqué tan misterioso universitario? — entornó los ojos marrones con desdén.

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Se le habías ingeniado con habilidad para salirse con la suya (o al menos eso creyó él) y en poco tiempo arribó al punto de reunión donde pasaría a recogerlo el magnífico señor Boggs de Fear Co.

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⏰ Última actualización: Nov 15 ⏰

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