Parte sin título 3

8 0 0
                                    

esta historia no es mia es de Luel y lo pueden encotrar a webnovel.

Chapter 3: Not the classic Overhaul

Ryosuke se concentró y dejó que la energía maldita se expandiera a su alrededor. Como una ola invisible, se extendió rápidamente por el aire, envolviendo todo a su paso. Pronto, alcanzó un límite: unos 100 metros. Más allá de eso, podía sentir que la energía se debilitaba, como si se estuviera volviendo demasiado débil para mantener su cohesión.

—Interesante... Me pregunto si podría extenderlo aún más usando un dominio. Pero, ¿cómo lo hacen en el manga? —Se rascó la cabeza, perplejo. ¿Activar un dominio? Todavía le parecía demasiado vago, pero mantuvo la idea en mente para más adelante.

Entonces su mirada volvió a la hierba que tenía en la mano. Algo no iba bien. ¿Por qué no había recuperado su color original? Había vuelto a su forma física, pero aún faltaba ese verde vibrante.

Mientras pensaba en ello, empezó a darse cuenta de que su poder iba mucho más allá de controlar la materia. Se concentró de nuevo e infundió su energía maldita en la hierba.

Y entonces, los vio.

De la hierba emanaban tres destellos sutiles, que no eran visibles a simple vista, pero con su poder podía percibirlos con claridad.

El primer resplandor fue tenue y le proporcionó información sobre la composición física de la hierba: sus fibras, su estructura, todo lo que formaba su "cuerpo". Esta era la parte más simple, la que había utilizado para reconstruirla.

El segundo resplandor, sin embargo, era diferente. Latía suavemente, como una vibración emocional. No era materia física, sino algo más profundo: el alma. Era el alma la que llevaba la vida, la esencia de esa simple planta. Ese resplandor era lo que no había tocado durante la reconstrucción, lo que explicaba su aspecto enfermizo.

El tercer resplandor, por otra parte, era misterioso. Parecía latente, oculto debajo de los demás. Ryosuke apenas podía percibirlo, pero estaba allí, acechando en las sombras. Lo percibía, como una fuerza primaria que esperaba ser despertada.

—Cuerpo, alma... y espíritu —murmuró, mirando pensativamente la hierba.

Estas ideas le llegaron sin que las pidiera. Ahora comprendía que su poder podía interactuar con esos tres aspectos. Al reconstruir únicamente el "cuerpo" de la hierba, no había restaurado su alma, lo que explicaba por qué ya no parecía tan vibrante como antes.

—Si realmente quiero utilizar este poder al máximo... —apretó la hierba entre los dedos—, tendré que aprender a actuar sobre los tres.

El solo hecho de pensar en semejante capacidad le hacía temblar la espalda. Con ese poder, podía modificar mucho más que la materia. Podía tocar el alma de las cosas, tal vez incluso su espíritu. Pero ¿hasta dónde podía llegar ese poder?

---

Ryosuke caminó hasta su casa, arrastrando los pies, con los pensamientos todavía dando vueltas por su reciente descubrimiento. Las calles del barrio estaban tranquilas, bañadas por la suave luz de la tarde. Saludó con la cabeza a los vecinos con los que se cruzaba, aunque su mente estaba en otra parte, concentrada en una sola cosa: su poder.

Entró en su apartamento, con la mente aún llena de acontecimientos del día. Era tarde y el sol comenzaba a ponerse, arrojando un suave resplandor dorado a través de las ventanas.

Su madre, como siempre, estaba en la cocina, ocupada preparando la cena.

—Buenas noches, mamá —gritó dejando caer su bolso en la entrada.

—Buenas noches, cariño —respondió ella sin levantar la vista de la olla—. ¿Cómo ha ido tu día?

—Oh, nada especial —mintió, tratando de ignorar las imágenes de espíritus malditos y hierba desintegrada que aún bailaban en su cabeza.

Dio unos pasos hacia su habitación cuando una voz estridente se levantó desde la sala de estar.

—¡Oye! —gritó su hermana, todavía pegada al televisor con su infaltable bolsa de patatas fritas—. Hoy llegaste temprano a casa. No te vi con tus amigos en el salón de juegos.

Ryosuke puso los ojos en blanco.

-Cállate, Sayuri.

Realmente no estaba de humor para una de sus habituales sesiones de peleas.

—No seas mala con tu hermana —gritó con firmeza la madre desde la cocina—. Ve a cambiarte.

Ryosuke obedeció sin protestar. Subió las escaleras de dos en dos, ansioso por regresar a su habitación. Cerró la puerta suavemente tras él, saboreando el silencio y la privacidad de su santuario.

Su bolso se deslizó de su hombro y golpeó el suelo con un ruido sordo. Se desplomó en su cama, mirando fijamente al techo. Pero su mente estaba en otra parte. Acababa de recordar que se había reencarnado en otro mundo. Un mundo donde vagaban espíritus malditos, donde los hechiceros luchaban para proteger a la humanidad y donde, en algún lugar, él estaba.

Después de un momento, se sentó y abrió su cuaderno. Anotó toda la información que pudo recordar del manga, tratando de orientarse en esta nueva realidad. Después de varios minutos de análisis, estaba seguro.

—Eso es todo... —murmuró, mirando sus notas—. Estoy a un año del comienzo de la historia de Jujutsu Kaisen.

CONTINUARÁ

Próximo capítulo: La necesidad de más experimentación

Soy Overhaul en Jujutsu Kaisen WorldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora