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Podía notarse lo tenso que estaba el ambiente. JJ y John B. permanecían acostados sobre el barco; Kie jugaba con sus pulseras, y yo mojaba los pies en el agua. Al parecer, la noche anterior, John B. fue a hablar con Sarah, pero ella no le creyó nada de lo que decía, y no la culpaba, después de todo, se trataba de su padre, e iba a ser difícil hacerle ver la realidad.

-Oigan, ¿qué les parece si vamos a surfear un rato? -sugirió JJ, intentando subirnos el ánimo, pero todos respondimos casi al mismo tiempo con un "paso".

-Ay, son todos unos aburridos -se quejó, dejando caer los brazos a los lados.

-Se le llama tener un momento de paz, JJ -le respondió Kiara.

-¿Y Pope? -pregunté, dándome cuenta de que no estaba con nosotros.

-¿Recuerdas que ayer nos dijo que tenía la entrevista?

-Oh, cierto, lo había olvidado.

-No puedo creer que hayamos perdido todo. Estábamos tan cerca -soltó John B., frustrado-. Tampoco esperaba tener un final feliz o alguna de esas mierdas, pero es decepcionante -suspiró mientras se quitaba el yeso. Quise decirle algo, pero estaba demasiado agotada para formular alguna palabra.

-¡Chicos! ¡Chicos! Dios, corrí hasta aquí -llegó Pope apresurado.

-¿Qué tal la entrevista? -le pregunté.

-No preguntes. Hey, John B., mira, lo siento, amigo, por todo. Pero no tengo mucho tiempo, ¿sí? Tengo información tácticamente relevante.

-Suéltalo.

-Bien, antes de mi entrevista, mi papá dijo que iba a una pista privada para cargar las palmeras para el avión de los Cameron. Como era pesado, necesitaban una pista más larga para despegar. Y pensé, ¿qué puede ser tan pesado que necesite una pista tan larga?

De inmediato lo supe.

-Mierda, chicos, todavía tenemos una oportunidad de conseguir el oro.

-Exacto, esta es nuestra oportunidad, pero el avión se va esta noche. Debemos movernos ya.

Nos intercambiamos miradas, sabiendo cuál era el plan. John B. y yo fuimos los primeros en correr hasta la van, ocupando los dos asientos delanteros, sintiendo la adrenalina de recuperar lo que creíamos perdido.

-Bien, entonces prepárense para el increíble plan. Redobles de tambores, por favor -pidió JJ, mientras Pope golpeaba sus piernas con emoción-. Entramos con determinación, hacemos que Ward Cameron suplique piedad, tomamos todo el oro que sea posible, y nos largamos de aquí.

-Vámonos a Cuba.

-No, princesa, a Xcalak, la joya de Yucatán. Hay langostas, hay mangos, y no se necesita dinero.

Le sonreí y después volví a mirar al frente. El viaje no duró más de diez minutos, hasta que llegamos a la cerca y tuvimos que detener la van. Todos nos acercamos a la alambrada, y Pope sacó sus binoculares mientras el resto se ponía a discutir cuál sería el nuevo plan. John B. mencionó cómo estaban cargando el oro y cómo Sarah estaba con él. En ese momento, le arrebaté los binoculares para ver: noté cómo Ward forcejeaba con Sarah, y se veía claramente que ella no quería ir con él.

-Mierda, John B., la está obligando. Tenemos que ir de inmediato.

Corrí hacia la van, seguida de John B., quien se puso en el asiento de copiloto. Sin pensarlo mucho, pisé el acelerador y atravesé la cerca. No me importaban los gritos desesperados de los chicos pidiéndome que regresara; y al parecer, a John B. tampoco. Ambos teníamos la mente clara y sabíamos lo que estábamos dispuestos a hacer por un propósito en común.

𝐼 𝑘𝑛𝑜𝑤 𝑦𝑜𝑢 𝑤𝑎𝑛𝑡 𝑚𝑒 || 𝐎𝐮𝐭𝐞𝐫 𝐁𝐚𝐧𝐤𝐬; 𝐉𝐉 𝐌𝐚𝐲𝐛𝐚𝐧𝐤 ✶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora