16- Remedios Caseros

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Max y Checo habían planeado una escapada a Puerto Vallarta en estas dos semanas que no había carrera, a Max le emocionaba explorar la ciudad, probar la comida y conocer más sobre la ciudad natal de su novio. Sin embargo, el segundo día, Max se despertó con dolor de garganta, escalofríos y un ligero malestar en el estómago. Al principio, intentó ignorarlo, pero pronto se sintió demasiado agotado para salir del cuarto del hotel.

Max suspiró, desanimado, mientras miraba por la ventana el soleado panorama de Puerto Vallarta.

— Qué suerte la mía... —murmuró, molesto—. Tenía tantas ganas de salir, no me puedo creer que me enferme justo ahora.

Checo, siempre atento, lo miró con una sonrisa comprensiva y le dio un suave apretón en el hombro.

— No te preocupes, amor, te vas a sentir mejor en nada. Mira lo que tengo aquí.

Checo sacó de su mochila una botellita de vidrio con un líquido color ámbar. Max lo miró, curioso, mientras Checo sacaba también una taza y comenzaba a servirle un poco de la infusión.

— ¿Y esto? —preguntó Max, olfateando el líquido, que tenía un aroma a hierbas y un toque dulce.

— Es un remedio que me dio mi mamá para ti —le explicó Checo, sonriendo—. En cuanto le dije que te habías enfermado, me mandó esto. Cuando mis hermanos y yo nos enfermábamos, mi abuela nos lo hacía y al día siguiente estábamos mejor. Créeme, si funciona.

Max se quedó en silencio, mirando la taza entre sus manos. La idea de que la familia de Checo se hubiera preocupado por él lo emocionó; no estaba acostumbrado a esos gestos. Sus propios recuerdos familiares no estaban llenos de cuidados, sino de críticas y de distancia, y esa diferencia le traía una mezcla de felicidad y tristeza.

—Se siente muy bonito que tu familia se preocupe tanto por mí...hubiera querido que cuando era niño me cuidaran así. A veces siento que... me falta algo.

Checo se acercó, tomándole la mano y mirándolo con ternura.

— Lo importante ahora es que te recuperes, ¿sí? Habrá muchas otras vacaciones y aventuras para nosotros. No tienes que preocuparte, Max. Aquí tienes a mi familia... y a mí, para todo lo que necesites.

Max asintió, tomando un sorbo del remedio, y sonrió al sentir el calor reconfortante en su garganta.

— Gracias, Checo. De verdad, gracias.

Checo le dio un abrazo cálido y un beso en la frente, quedándose a su lado mientras Max descansaba. Durante el día, lo cuidó, se aseguró de que comiera bien y de que tuviera todo lo que necesitara. Y aunque Max no pudo disfrutar de esas semanas libres como lo había planeado, el cariño y la atención de Checo hicieron que aquel viaje tuviera un sentido especial.

Al final, Max mejoró y prometieron regresar en otra ocasión, más fuertes y con más ganas de aventuras. Sabían que los recuerdos de aquel viaje serían inolvidables, no por los lugares visitados, sino por el amor y el apoyo que compartieron en esos días.






Holis aquí esta el día 16 

espero y les guste 

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nos leemos mañana con los días 17 y 18


✨✨✨

Flufftober *Chestappen* 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora