Anuncio

54 7 0
                                    

SE NECESITA REPARTIDOR MÁXIMO 20 AÑOS

INDISPENSABLE TENER REFERENCIAS

El anuncio colgaba de la puerta de una frutería en la calle Siracusa. Entré sin dudar.

—¿Vienes por el anuncio? —me preguntó un señor con bata azul que estaba tras el mostrador.

Asentí.

—¿Traes referencias?

—No, pero puedo conseguirlas.

Hacía ruiditos guturales, como si rumiara cada respuesta.

—¿Has trabajado en alguna tienda?

—No —contesté, deseando que no me preguntara de dónde era. Me pareció interesante añadir—: Es mi primer trabajo.

—¿Y qué has hecho hasta ahora?

—Estudiar. Quiero ir a la universidad —expliqué, pensando que le gustaría saberlo, pero no reaccionó.

—Ajá. ¿De dónde vienes exactamente?

—No soy de este barrio.

—Es un trabajo pesado. Repartir pedidos a nuestros clientes. Se necesita fuerza —explicó.

—Puedo hacerlo.

Me miraba de arriba abajo, parecía dudar.

—El horario sería por las mañanas —continuó—. Cuatro horas o hasta que se terminen los pedidos. Te pagaría 250 euros.

—¿Me haría un contrato? —pregunté.

Me dispensó una mirada irónica, como si fuera a echarse a reír.

—Claro que no.

Era una porquería de trabajo y un sueldo de miseria. A pesar de todo, estaba dispuesto a aceptarlo. Él me observó como si su mirada pudiera atravesarme y de pronto me preguntó:

—¿No habrás estado en la cárcel?

Me dejó desconcertado. ¿Se me notaba? ¿O era él, que tenía un instinto especial? No quise mentirle. Una mentira es siempre un mal principio.

—Sí —dije—, pero mi caso es un poco especial.

—Ya —tono de desconfianza—. Yo no quiero líos. No contrato a expresidiarios. Márchate.

—Bueno, en realidad, yo no… Si me deja que le explique…

No me dejó terminar:

—He dicho que te marches.

Lo dijo en un tono que solo admitía la rendición absoluta. Me fui mientras él me miraba, como para asegurarse.

Lección aprendida: de ahora en adelante, mejor no ser tan sincero.

𝐕𝐄𝐑𝐃𝐀𝐃 [Fᴇᴅʀɪ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora