La habitación de Lee Know estaba envuelta en una tenue luz, con las cortinas cerradas y el aire cargado de tensión.
Lee Know, sentado en el sofá, miraba fijamente a Seungmin, quien estaba de pie frente a él, con una expresión intensa.
-¿Qué significa todo esto, Seungmin?- preguntó Lee Know, su voz ligeramente irritada -Este contrato, estas reglas... ¿por qué tengo que seguir
todo esto?-Seungmin se acercó a Lee Know, su presencia imponente y su mirada penetrante -Es solo una formalidad, Lee Know- dijo, su voz baja y suave -Un contrato para hacerte lograr tu meta, para asegurarme de que estés a salvo-
Lee Know se levantó del sofá, su rostro cerca del de Seungmin - No necesito este maldito contrato- dijo, su voz llena de desafío - No necesito que me digas qué hacer-
Seungmin sonrió, su sonrisa ligeramente perversa -Sí, Lee Know-dijo. -Necesitas este contrato y yo soy el único que puede darte
esto-De repente, Seungmin se inclinó hacia adelante y besó a Lee Know. El beso fue intenso, apasionado, y Lee Know se sintió atrapado en él.
La habitación se convirtió en un mundo propio, donde nada más importaba que el amor y la conexión que compartían.
Finalmente, Seungmin se separó, su respiración agitada - Estás tranquilo ahora?- preguntó, su mirada intensa.
Lee Know asintió, su rostro enrojecido - vete a la mierda-dijo -Estoy tranquilo- rio seco-
Minho sonrió, su mirada cálida -Bien- dijo. -Porque ahora somos uno-
La habitación se convirtió en un lugar de paz y armonía.
Hyunjin, el hombre demonio, se sentaba en su oficina, rodeado de sombras y silencio. La habitación estaba decorada con un estilo oscuro y lujoso, con paredes de mármol negro y muebles de ébano.
La única luz provenía de una lámpara de escritorio, que proyectaba un haz de luz sobre el papel que Hyunjin estaba estudiando.
De repente, un pitido agudo y penetrante llegó a sus oídos, y un dolor de cabeza intenso comenzó a invadir su mente.
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The Demon's Prey
Tajemnica / ThrillerHyunjin, un hombre demonio frío y sin sentimientos, ofrecía contratos a la humanidad, cualquier deseo a cambio de la vida del solicitante, su corazón era de hielo, sin compasión ni remordimiento. Pero un día, un flechazo inesperado lo cambió todo.