Capítulo 5

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El submarino se detiene, y yo no sé qué hacer.

¿Cómo no he pensado antes en el detalle de que no puedo respirar por el agua? Por un segundo pensé que a lo mejor viviría en una cúpula bajo el agua. Soy tonta, son razas acuáticas, obvio que van a vivir en el agua.

Agua salada que me dañaría los ojos y que al tragar demasiado me mataría. ¿Y la presión? La presión haría que la cabeza me explotara nada más salir del submarino.

He venido a morir.

El submarino seguía moviéndose, pasando por varias puertas donde seres que no terminaba de ver le dejaban pasar.

—Oye —me armé de valor para dar unos golpecitos en el cristal, mi conductor me miró a través del espejo retrovisor. Creo que es eso —. ¿Cómo voy a salir de aquí?

—Por la puerta.

No me digas.

—Me refiero, a que yo respiro oxigeno, no soy un ser de agua...

—Ah, eso —dice como si no fuera importante —. ¿Ves ese brazalete que tienes en la muñeca? —miré mi pulsera con forma de serpiente antes de asentir —. No voy a explicarte su funcionamiento, pero te permite respirar en el agua, solo no respires.

—¿Qué no respire? ¿Te has vuelto loco?

Cerré mi boca, dándome cuenta de mi error, aunque no parece que mi captor le de importancia al insulto.

—La pulsera mete continuamente aire oxigenado en tus arterias. No te hace falta respirar como lo haces normalmente, ni notarás que necesitas respirar. Pero si respiras posiblemente respires agua.

¿Me tengo que acostumbrar a no respirar? ¿Qué haría al dormir que es cuando se respira de forma automática?

Notaba el miedo apoderarse de todo mi cuerpo, intenté controlar mis temblores respirando el poco aire que me quedaba en esa nave. Posiblemente moriré hoy o dentro de unos días por falta de sueños.

Voy a morir.

El submarino se para frente a unas puertas.

—Escúchame bien —la voz de mi transportista sonó dura y directa —, no quiero numeritos, vamos a salir de aquí y vamos a entrar a palacio. Vas a comportarte o sino...

Moriría, no tenía que decirlo. El arrebato de valentía que sentí en la zona de celdas había desaparecido. Puede que mi mente solo esté intentando guardar fuerzas para lo que se me viene.

No sé que es peor y qué es mejor.

Las puertas del submarino se abrieron poco a poco y el agua entró. Noté la humedad y frialdad del agua, contuve la respiración con los ojos cerrados. Esperé a sentir mi falta de aire, sentimiento que no llegó.

Abrí los ojos y mi captor me miraba. Los ojos no me escocían, y tampoco notaba ninguna presión en mi cabeza.

—¿Vamos?

No sé para qué pregunta si la respuesta es obvia.

Salí del submarino flotando. ¿Qué le iban a pasar a mis músculos en esta gravedad? No quería ni pensarlo.

El palacio era gigante. Una piedra volcánica verdosa cubría todo el exterior. Varios pilares en punta retorcidos entre su eje parecían alcanzar la superficie. Y varios contrafuertes sujetaban la estructura con luces fluorescentes por todo el lugar.

Era precioso, como el de un cuento de hadas.

—Vamos —colocó una de sus manos palmeadas en mi espalda, no quería que me tocara, así que caminé delante de él intentando que no me tocara.

Las puertas se abrieron. Intenté memorizar por donde nos movíamos pero me resultaba imposible. Pasillos y pasillos de esa piedra verdosa, nos cruzabamos con varias ¿personas? pero solo las miraba de reojo, no me atrevía a mirarlas directamente. Subíamos escaleras, aunque yo iba nadando hacía arriba.

No quiero estar aquí. No quiero, no quiero, no quiero.

—Me han dicho que esta es tu habitación —dijo parándose en una puerta gigante, parecía de oro.

—¿Mi habitación? —no me giré a verlo, pero algo me decía que sonreía detrás de mí.

—¿No creerías que te encerrarain en unos establos, no?

Me empujó a la puerta y yo la abrí.

—Hasta aquí llegó yo, nos veremos.

Espero que no. Pasé a la habitación cerrando detrás de mí.

La habitación era enorme y de colores claros. Una gran cama con una colcha color crema adornaba la habitación, una cama con cortinas que ahora se encontraban atadas. Tenía dos mesillas de noche a cada lado y un gran cabecero de ¿coral puede ser? Un tocador al lado de una puerta y un escritorio delante de un gran ventanal, la silla le daba la espalda a la ventana.

Me asomé por la ventana viendo la ¿capital? Parece que están durmiendo ya que apenas se ve movimiento de animales grandes, solo pequeños. ¿Es de noche? ¿Aquí es noche? ¿O voy a vivir como en los polos sin nada de sol?

Me alejé de la ventana y abrí el armario, estaba lleno de vestidos pomposos. ¿Cómo se mueven con tantas telas bajo el agua? Cerré las puertas del armario y miré las dos puertas que había en la habitación aparte de por la que había entrado.

Me acerqué a la que estaba al lado del armario. La puerta se abrió, una especie de baño se abría paso. Había algo parecido a un váter de suelo, un tocador con toallas y espejos. Y una especie de plato de ducha, pero sin alcachofa.

Raro.

Salí del baño y nade a la otra puerta. Cerrada.

Fui a la puerta por la que entré. Cerrada.

Tuve que hacer eso nada más llegar.

Estoy atrapada.

No puedo más.

.

.

El próximo capítulo es desde la perspectiva de Kaahiss. ¿Estáis preparados para conocer más sobre este macho? 👀

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⏰ Última actualización: Nov 15 ⏰

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Sea Spell (Saga AIR) [Primer Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora