Capítulo 1

417 38 1
                                    

Carolina y yo esperábamos lo inminente.

Con el paso de los días, fuimos descubriendo lo que ocurría en las otras celdas. Carolina sabe código Morse, y por suerte, la chica de la celda de al lado también. Me parecía extraño que dos personas conocieran el código Morse y estuvieran en la misma situación, y para rematar, como vecinas de celda. Pero no pregunté; tenía miedo de la respuesta y prefería aferrarme a un clavo ardiendo.

La chica se llama Zaira, y hasta ahora es la persona que lleva más tiempo en estas instalaciones; al menos, que sepamos. Nos contó que el propósito de los aliens era prepararnos para poder tener bebés de cualquier especie, un "vientre galáctico perfecto". También nos explicó cómo suceden las ventas: parece que se llevan a cabo en una subasta, pero para que esta se realice, necesitan que haya cinco chicas en la habitación, a menos que alguien específico quiera llevarse a una antes de tiempo.

Eso significaba que estábamos a salvo, al menos por ahora. Pero ocurriría: un día íbamos a ser cinco en esa habitación. Los extraterrestres entrarían y nos venderían en una subasta, para luego ser violadas por nuestro comprador. Solo quedaba esperar y rezar para que la quinta chica tardara lo máximo posible en llegar.

No pasó mucho tiempo hasta que llegó la tercera chica, Sophie, de Canadá. Como Carolina y yo, Sophie también estaba sola en el mundo, salvo por uno que otro amigo. Había logrado entrar a la universidad después de trabajar dos años sin parar para poder pagarla. Todo su esfuerzo había sido en vano.

Sophie se pasó el tiempo llorando, y era comprensible. Por suerte, lloraba en silencio, lo que nos mantenía a salvo: a ella y a nosotras. Mientras la miraba, Carolina se sentó a mi lado, abatida.

—Estuve hablando con Zaira —la miré; tenía mala cara, posiblemente traía malas noticias—. Ha averiguado qué pasó con Soujin, y no es un final feliz.

Miré a la nada. Sabía que no lo sería; ninguno de nuestros destinos lo era.

—Parece que... bueno, Soujin le gustó mucho a esos lagartos. La enviaron a su planeta como un regalo para el jefe.

Así que la corrupción también existía en lugares tan crueles como este. No sé por qué me sorprendía. Pero, ¿cómo sabía Zaira todo esto?

Repetí el nombre de Soujin varias veces en mi mente. Nunca iba a olvidarla. Nunca.


Los días pasaron, y Carolina se sentó a mi lado una vez más.

—¿Sabes? Siempre me he preguntado cómo es que Zaira sabe tanto siendo una prisionera como nosotras, y creo que tengo una idea.

—¿Una idea?

—Sí —asintió con la cabeza.

Ojalá nunca se le hubiera metido eso en la cabeza.

Carolina se había obsesionado con quién era en realidad Zaira. No pensaba en otra cosa que en su "infinita sabiduría" sobre el lugar, cuando, en teoría, ella era una de las nuestras y no debería tener ningún beneficio.

No sabía cómo disuadirla de su idea de descubrir "esa verdad". ¿Y si Zaira solo estaba engañándonos y toda esa información era falsa? ¿Y si conseguía información trabajando para ellos de alguna forma? ¿Y si se acostaba con ellos a cambio de información?

No entendía por qué Carolina insistía tanto; no entiendo por qué estaba dispuesta a degradarse por unas migajas de información. Información que íbamos a obtener tarde o temprano y de la que no íbamos a poder escapar.

Me parecía una estupidez, sobre todo después de la partida de Soujin. Su venta nos había afectado de maneras diferentes, eso era indiscutible.

Quizá debería haber hablado con Carolina antes de todo esto; tal vez así la habría salvado. 

Sea Spell (Saga AIR) [Primer Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora