Prólogo

507 43 7
                                    

Ese veinte de octubre volvía de la biblioteca a altas horas de la noche.

Desde que mi novio, ahora ex novio, me dejó por mensaje de texto después de tres años de relación, solo había vivido por y para los estudios. La biblioteca se había convertido en mi segunda casa, y la cafetería de la academia, en la tercera.

Tenía un objetivo en la vida: sacarme las oposiciones de funcionario y, dos años después, casarme con Doyun. Pero ese plan de vida se arruinó en el momento en que él se fue hace dos semanas. ¿Si no me hubiera dejado, las cosas habrían sido diferentes? No lo sé.

Solo me quedaba cruzar una calle para llegar al portal de mi edificio, pero el destino tenía algo completamente distinto planeado para mí.

Aún no sé de dónde vino el golpe, pero algo me golpeó la cabeza con gran fuerza. Alcancé a ver una sombra que se inclinaba sobre mi cuerpo, tendido en el suelo, seguramente sangrante.

Cuando desperté, me dolía todo el cuerpo como nunca antes. El vientre, la lengua y justo detrás de la oreja eran las zonas que más me dolían; el resto del cuerpo se sentía como si hubiera hecho ejercicio cinco días seguidos sin parar

Estaba en una habitación completamente gris, un gris oscuro. La "cama" era dura, y no se veía nada a mi alrededor, solo oscuridad

Me levanté de allí con algo de dificultad y, al mirar a mi alrededor, vislumbré un matojo de pelos en una de las camas.

¿Dónde estoy? ¿Me habían secuestrado? ¿Ese matojo de pelos estaba vivo?

Me acerqué poco a poco y, con esfuerzo, vi a una chica rubia durmiendo. La sacudí con cuidado, y enseguida se despertó, sobresaltada.

—¿¡Q-qué!? —Me miró confundida, pero pocos segundos después su mirada se tornó en pena.

—¿Dónde estamos? —pregunté, temiendo su respuesta.

La chica me hizo un hueco en su cama para que me sentara. Sin duda, parecía que sería una conversación larga.

***

De acuerdo, recapitulemos. La chica se llama Carolina y es de Uruguay; creo que ese país está en América del Sur, pero nunca fui buena en geografía, así que preferí no preguntar para no parecer ignorante.

Intentó explicarme, con la mayor dulzura posible, que habíamos sido secuestradas por extraterrestres. No sabía por qué estábamos ahí, solo que algunas noches se oían gritos y gemidos en las "habitaciones" de al lado.

Creo que pasé un día entero asimilando todo. Ni siquiera probé esa pasta extraña que nos dieron para comer; estaba en shock. Mi vida se había ido a la mierda en cuestión de horas.

¿Qué iba a ser de mí? ¿Tenía que resignarme a ser un experimento para una raza de alienígenas? ¿De verdad mi vida había terminado tan rápido? ¿Así se sentía ser una muerta en vida?

No sabía qué estaba sintiendo: era una mezcla de miedo, angustia, ansiedad, malestar... sin duda, un caos. Durante las primeras horas no dejaba de vomitar después de escuchar los primeros ruidos en las celdas laterales. Nunca había tenido buen estómago, y no iba a empezar ahora.

Un milagro sería que alguien nos rescatara, pero tras ¿dos semanas? me resigné a la idea. Ni siquiera los humanos habíamos salido de nuestro sistema, y dudaba que alguna otra especie pusiera recursos en salvar a una raza posiblemente inferior.

Al mes de estar encerradas, llegó otra chica, otra asiática, Soujin. No aguantó más de una semana. Soujin empezó a gritar cuando le explicamos todo y, cuando nos trajeron la comida, les tiró la bandeja a los alienígenas de trajes amarillos.

No hicieron nada, solo le dieron un calambrazo, pero esa noche volvieron junto a una especie de hombres lagarto. Así descubrí, de la peor forma, qué eran esos ruidos en las celdas de al lado. Ojalá pueda borrar ese recuerdo de mi mente, pero sé que nunca podré.

Los cinco, ¿hombres? ¿machos? Se iban turnando para hacerle corte por todo el cuerpo y para violarla una y otra vez.

Tanto Carolina como yo nos quedamos acurrucadas y abrazadas en una esquina de la habitación, abrazadas, como si eso pudiera salvarnos. Ambas lloramos silenciosamente mientras escuchábamos a Soujin gritar que la ayudáramos, mientras Soujin nos miraba esperando que la salváramos.

No hay salida. No hay esperanzas. No hay nada.

N.A: Tenía muchas ganas de escribir sobre Jisoo, mostrar un poco la otra cara de la moneda. Aún quedan uno o dos capítulos antes de su venta, recordad que era la más antigua del grupo de chicas donde estaba Ana.

De verdad, muchas gracias por el apoyo <3

Sea Spell (Saga AIR) [Primer Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora