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April se encontraba profundamente dormida, envuelta en sus sábanas de satén color champagne, cuando los gritos de su hermana y Serena la arrancaron de su sueño.
La puerta se abrió de golpe y Blair entró como un torbellino, seguida de Serena.
—¡Arriba, perezosa! —dijo su hermana—. ¿O acaso Carter Baizen también te roba el sueño ahora?
—Sí, Blair, ¿de qué estás hablando? —dijo Serena, alzando una ceja—. Carter Baizen no tiene nada que ver con April, ¿verdad?
Blair se cruzó de brazos, inclinándose hacia su hermana menor con una sonrisa traviesa y un destello de picardía en los ojos.
—Vamos, April, sé que tienes algo con él —se acercó a su hermana—. Ayer, cuando hablábamos de él, no puedes negar que te pusiste... incómoda. Así que, ¿por qué no nos cuentas todo ahora? Detalles, por favor.
April sintió que su corazón se detenía por un segundo. Serena la miró con los ojos bien abiertos, claramente sorprendida por lo que estaba oyendo.
—¿Carter, el mismo Carter Baizen que conocemos? —preguntó—. ¿De qué está hablando, April?"
April suspiró, viendo que no tenía escapatoria. Se apartó un mechón de cabello de su rostro y abrazó una almohada mientras evitaba la mirada de ambas.
—Está bien, está bien... pero no pueden decirle esto a nadie —pidió—. A nadie, ¿entienden?
Blair asintió con entusiasmo, mientras que Serena simplemente inclinó la cabeza, más intrigada que nunca.
—Carter y yo... tuvimos algo —suspiró—. Fue hace tiempo, antes de que él decidiera irse y... bueno, ya saben cómo es Carter —viró sus ojos—. Nunca le importó lo que la gente pensara y yo... tampoco quería que nadie lo supiera, así que lo mantuvimos en secreto.
—¡Lo sabía! ¡Esa sonrisa tuya lo delató todo! —dijo Blair—. Entonces, ¿qué pasó, por qué lo dejaron?
—Porque él se fue, Blair, un día simplemente desapareció sin decirme nada —miró al suelo—. Y... no voy a mentir, me dolió, pero ya no importa, ¿verdad? No hay nada entre nosotros ahora.
Serena puso una mano en el hombro de April, con una expresión más seria de lo que Blair esperaba.
—April... entiendo por qué no lo dijiste —sonrió—. Pero si aún sientes algo, no puedes seguir guardándotelo y no tienes que cargar con eso sola.
—De acuerdo, no diremos nada —habló—. Pero, April, si Carter aparece otra vez y te lastima, no esperes que me quede de brazos cruzados. Nadie juega con una Waldorf y menos contigo.
