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El trabajo estaba avanzando correctamente, como debe de ser

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El trabajo estaba avanzando correctamente, como debe de ser. Spreen, al parecer, sabía más de lo que aparentaba. Y eso en cierto modo es bueno. Él siempre se esmera por sacar una expresión de sorpresa en las personas, o bueno, eso creo. Porque de alguna u otra manera siempre lo consigue.

Es una especie de caja sexy llena de sorpresas.

Quiero decir... Supongo.

La investigación ya estaba realizada. Todo el marco teórico estaba concreto y correcto. Aunque, claro ¿Por qué no habría de estarlo si lo hice todo yo?

Spreen fue el que se encargó de la decoración. Es decir, de colorear, transcribir y de decorar las cartulinas, o como él prefiere definirlo: "El diseño gráfico y visual del trabajo.", pues, "La presentación es un elemento MUY importante para cualquier trabajo." y "Quien lo hace tiene una mente abierta y creatividad ilimitada." ¡Ah! Y no nos olvidemos de "Me abrirá miles de puertas, pues nadie se resiste ante mi talento". 

Claro, eso además del útil resumen de media cuartilla que Spreen logró hacer. Que sí, lo admito, fue realmente bueno. Pero que siga trabajando como decorador.

En nuestra relación yo soy el listo.

—Roieeer, tengo hambre, hacemé algo. — Spreen se estiró sobre la silla del comedor, haciendo que el sonido de unos cuantos de sus huesos en su cuerpo se escucharan y resonara en toda la sala. Me levanté de la silla y caminé hacia la cocina— Hay pizza en el horno. Sé que yo soy él que te tiene que estar atendiendo por ser mi casa, pero...  Vos ya estas como en la tuya, loco, ¿Qué querés que te diga? — Dijo.

—Claro... Aprovechemos del pobre Roier y su innegable talento culinario y habilidades gastronómicas. ¿Qué? ¿Me viste cara de pinche refrigerador o qué vergas? — Me quejé, mientras sacaba del horno los pedazos de pizza y los ponía a calentar en el microondas.

—Seguramente usar un microondas requiere de mucha experiencia. Y en realidad, ahora mismo te estoy viendo como un gran pedazo de carne. — Dijo. Reí al igual que él.

—Si esperas que te diga: "ven y cómeme" te aseguro tu espera será infinita. — Bromeé.

—No mientas, no podrías negarte. Soy irresistible. — Me reí.

—Soy un pedazo de carne difícil.

—Y eso le da la sazón. — Reí.

—A veces me das miedo. — Le dije. Saqué el plato con los seis trozos de pizza (de los que lo más probable yo comería cuatro) regresé al comedor y puse el plato en la mesa, sobre los cuadernos y libros.

—¿Te doy miedo cuando tengo hambre? — Tomó un trozo de pizza y le dio una mordida amplia.

—Un poco, tal vez. — Dije haciendo lo mismo.

—Pero si vos sos la bestia cuando come, no yo. — Se quejó.

—Tú solo sientes envidia porque yo sí sé cocinar. — Tomé mi segundo trozo de pizza cuando ya me terminé el primero.

—Usar un micro no cuenta como cocinar.

—Claro que sí cuenta.

—No.

—Que sí.

—No, porque-

—¡Bueno ya, ya estuvo bueno! — Interrumpí. Y cuando menos me di cuenta el plato ya estaba vacío (y eso que sólo me comí como unas tres porciones).

—¿Ya le dijiste a tu vieja que te vas a quedar acá a dormir?

—Sí, le mandé un mensaje.  — Contesté restándole importancia al asunto. Spreen asintió, mientras ocultaba una sonrisa que se apareció en las comisuras de sus labios.

—Creo que ya es tiempo de contarte mi secreto. — Dijo con voz determinada. Alcé ambas cejas con sorpresa y me lo quedé mirando atentamente.

—¿Cómo dices? — Pregunté. Spreen se encogió de hombros.

—Si vos te pensas quedar a dormir acá tenes que saberlo. — Dijo. Lo observé con curiosidad. ¿Qué tiene que ver su secreto con que me quede a dormir esta noche?

—Andale, ya dime. — Le pedí.

—Tengo problemas nocturnos Roier... — Dijo. Y yo sonreí. Bueno, eso no es tan grave como pensaba ¿Por qué lo hace parecer como si fuera la gran cosa?

—Ay, Spreen, tu tranquilo yo también ronco, lanzo patadas y así. — Spreen soltó una carcajada.

—No son esos tipos de problemas. Tengo un, trastorno algo... Extraño. — Intentó explicar él. ¿Trastorno?

—¿De qué se trata? — Cuestioné con las cejas fruncidas y una expresión de obvia confusión en mi rostro. Spreen sonrió.

—Padezco de sexomnia... — Dijo.

—¿Y eso con qué se come o qué? — Bromeé. Y Spreen se volvió a reír.

—¿Posta estás seguro de que te vas a quedar a dormir esta noche conmigo? — Cuestionó con una tonalidad pícara.

—Si supiera qué es eso... ¿No tendría que estarlo? —  Le pregunté.

—Definitivamente. — Afirmó.

—No pues, no creo que sea tan malo, ¿No? He dormido con Mariana, y los pies de ese wey apestan pero que bien hediondo. ¿Qué te puede hacer peor que eso? — Pregunté con una sonrisa burlona y un aire confiado. No creo que Spreen tenga algo peor que eso. Además, dormiremos en cuartos separados. Seguramente quiere asustarme diciendo de que es sonámbulo y asesina dormido, o que hay fantasmas en su casa.

—Que yo tengo sexo inconscientemente cuando duermo, sin importar con quién sea.

Ouh...

[ ... ]

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SEXOMANIA | PARASOMNIA / spiderbear.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora