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Ya había salido de mi casa, al vivir tan relativamente cerca del otro no tardé tanto en llegar a la casa de Spreen

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Ya había salido de mi casa, al vivir tan relativamente cerca del otro no tardé tanto en llegar a la casa de Spreen.

Vamos Rogelio tú puedes, sólo toca la puerta. Sólo es tocar la puerta.

Sólo es Spreen, que una noche de sexo con él no cambie nada. O por lo menos no mucho ¿Cuántas posibilidades hay de que Spreen no me quiera explicar nada? No muchas. Supongo.

Muy bien.

Alcé mi brazo para así tocar la puerta de su casa, esperando por alguna respuesta.

¿Cómo es que se supone que deba actuar frente a él ahora?

Me parece imposible que actúe tan normal, es decir como siempre, porque, bueno, los dos tuvimos sexo, eso no es algo normal entre amigos. Tal vez solo deba actuar neutral, o enojado... ¿Enojado neutral? Tal vez un punto medio, sí.

Le reclamaré y lo odiaré por el momento, después esperaré a que las cosas se relajen un poco entre nosotros. Aunque no estoy seguro de que forma las cosas podrían relajarse, la friendzone nunca fue lo mío. A duras penas conseguía citas, de chicas, claro. Los hombres jamás en la vida se me habían pasado por la mente. Hasta... Hasta que pasó lo que pasó. Eso, sí.

Dejé de prestar atención a mis pensamientos cuando la puerta por fin se abrió dejándome ver cómo Spreen apareció frente a mí ¿Por qué hasta ahora es que noto lo tan atractivo que es?... Ah sí, porque soy gay desde aquella noche, ya lo recordé.

—Hola Ro... — Spreen se volvió, dejándome pasar por la puerta, para después cerrarla detrás de mí, una vez que pase por ella. Miré a mi alrededor, buscando a sus hermanos, o alguna señal de sus padres, o de cualquier otra persona, pero al parecer no se encontraba nadie en la casa. Nadie, tan solo estábamos él y yo.

—¿Estás solo? — Inquirí cauteloso. Spreen alzó una ceja con una sonrisa.

—¿Sí? — Contestó, casi en un tono interrogativo. Bien, es el momento.

—¡Eres un puto enfermo!, ¿Por qué dejaste que, hiciéramos, eso que... No hacen los amigos, Pendejo, estupido, mierda... Eres, somos... Tú... — Debí haber ordenado mejor mis ideas antes de abrir la bocota así como así. Oh, es que las cosas suenan tan bien cuando las pienso en mi cabeza, y al momento de decirlas, todo suena tan como la mierda.

Spreen alzó sus manos en señal de que me detuviera.

—Vos también pudiste detenerlo... Y no lo hiciste— Se defendió.

—¡Era de noche, pensé que eras un ladrón, no tenía saldo, tu debías morir primero, gemías 'Roier', llegaste al cuarto y me atacaste! ¡No sabía cómo!... —Spreen entrecerró sus ojos y se cruzó de brazos con una sonrisa. Como si le pareciera que la situación lo divirtiera.

—¿Qué te parece?... Yo me refería a Doier, no a vos, Alt...

¿Qué?

¿Doier? ¿El cuatro ojos con complejo de superioridad? ¡Yo soy mejor que eso! Sí, a veces me trabo igual, y digo pendejadas, pero, vamos...

SEXOMANIA | PARASOMNIA / spiderbear.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora