𝙨𝙚𝙭𝙤𝙢𝙖𝙣𝙞𝙖 | es una parasomnia o trastorno del sueño, infrecuente pero real, que hace que una persona sea capaz de mantener relaciones sexuales al estar dormido y que al despertar no recuerde absolutamente nada de lo ocurrido.
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Espera un puto segundo... ¿Sexo... Dormido? ¿Con quién sea?
Supongo que ya me puedo reír. Esta de verdad tiene que ser una muy buena broma ¿Verdad?
—¿Eh? — Dije con una voz más aguda de lo que pretendía. Spreen sonrió y negó con la cabeza.
—Nada. Olvídate — Murmuró sin darle mucha importancia.
—Espera, sí fue una broma ¿Cierto? — Dije con una sonrisa esperando a que dijera que sí para comenzar a reír. Spreen simplemente se encogió de hombros.
—Tómalo como vos lo veas. — Fue la única cosa que dijo. No pareciera que él se quisiera reír. A decir verdad, su expresión era más seria de lo que yo esperaba que fuera.
Sí, obviamente que fue una broma ¿Qué sigue? ¿Que entrará a mi cuarto por la noche y me violará? Ajá.
—Es... ¿Es neta esto? ¿Eso existe? — Cuestioné. Su seriedad comenzaba a preocuparme mucho más de lo que me debería importar.
Spreen no quiso explicarme nada más. Él simplemente comenzó a guardar todos los materiales y el trabajo en un sitio seguro, para después limpiar el desorden hecho.
No me quedó muy claro lo de su enfermedad, o bueno, su trastorno de sueño. Todavía pienso que es una broma. Pero tal vez no sea tan grave como suena. Aunque si sea un poco... Extraño. Quizá él en algún momento decida contarme más con el pasar del tiempo, si no me lo había contado antes, fue porque él tendría sus razones. Aún creo que es broma.
Lo primero que pensé fue en buscar en Google desde mí celular. Pero desconectó el internet. Que cabron.
De todas maneras, algún día lo sabré. Es decir, él no puede ocultarlo durante todo lo que me queda de existencia. En algún momento tendrá que hablarlo conmigo y decir que sólo quería hacerme pendejo. Aunque, como dije, suena un poco extraño. Y peligroso. Me parece un poco creíble eso del sexo inconscientemente. Debe ser una de sus bromas, sus muy pésimas bromas.
En nuestra relación, también soy yo el gracioso. Él... Bueno, él es Spreen. Tal y como debe ser. Y aún sigo pensando que es broma.
Me instalé en el cuarto que se encontraba desocupado. En la casa sólo hay dos cuartos, uno es el de Spreen y el otro lo usa para guardar cosas viejas o que no se utilizan, aparte del cuarto de su madre. Aunque para mí suerte, tiene una cama y es estable. Lo suficiente para mí.
—Spreen... — Le hablé desde el sofá de la sala de estar. Él estaba haciendo quién sabe qué cosas en la cocina y yo solamente me esmeró en picarle al botón del control remoto, sin encontrar algo bueno en la televisión.
—Eh... — Contestó este alargando su voz.
—Conecta el internet, culo. — Rogué. Pude escuchar una risa desde donde estaba hasta aqui.
