Capítulo 7

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Todo era silencio entre ellos dos.

Apenas llegaron a casa el omega se apresuró a ir en busca de toallas y ropa seca, entregandoselas a Taehyung quien no terminaba de salir de su estado de shock.

Se ducho y cambio casi de forma automática, encontrándose con el otro chico sirviéndole una taza de té caliente antes de desaparecer por una de las puertas del lugar.

Necesito dormir, este solo es un mal sueño.

Y, con eso en mente, se dirigió con pasos pesados y torpes al que, se supone, era su habitación; tumbandose en aquella cómoda cama sin siquiera secar su cabello.

Intentó dormir, vaya que lo hizo, pero pasaron segundos, minutos y podría jurar que hasta horas, pero no se sentía tranquilo.

De alguna forma, no se sentía correcto.

Hoseok...

Por alguna razón, esa sensación pesada en su pecho no desaparecía, y su cuello comenzó a picar, aunque, más que comezón era como pinchazos que le llegaban.

Se levantó y arrastro sus pies hacia la sala, cada vez que avanzaba sentía aquella sensación se hacía más fuerte y un aroma extraño comenzaba a molestar en su nariz.

Hoseok.

Ahí se encontraba aquel chico en medio de la oscuridad de la noche, sus hombros subían y bajaban de forma irregular, sus orejas caídas hacia atrás.

Estaba llorando.

Por alguna razón, un instinto de protección nació en él de la nada. Nunca antes había sentido la necesidad se abrazar a alguien y cuidarlo del mundo a tal magnitud.

Y, tal como lo hizo el omega, Taehyung le extendió su mano para ayudarle a levantarse del sofá.

—Ven, es hora de dormir.

...

Vasos rotos.


Pedidos incorrectos.

Tener que recordar viejas materias olvidadas.

Casi perderse al volver a casa.

Vaya día el que le había tocado.

Bufó. Se sentía agotado, hace mucho tiempo que no se esforzaba así; solo anhelaba una cosa en ese momento y era sentir a su omega, cerró los ojos casi saboreando aquel aroma a que bien conocía, deleitándose con las risas de su esposo y probando de sus suaves labios.

—Vaya, entonces, va a ser una costumbre llegar y tenerte esperándome en mi puerta —dijo Hoseok, una vez había llegado al lado de Kim, quien se encontraba sentado con las piernas recogidas frente a su departamento. 

Taehyung lo vio de una forma indescifrable, era una mezcla entre melancolía y felicidad, sin decir palabra alguna.

Jung carraspateo incómodo, al parecer, no era un buen momento para bromas.

—Oye, ¿Estás bien?

Aún con su mirada fija, Kim negó de manera lenta.

—Ha sido un día horrible. Quiero volver a casa.

Declaró por fin, sintiendo un nudo formarse en su garganta y su estómago comenzar a retorcerse.

—Hey, que unos clientes idiotas y profesores malhumorados te hagan rendir, ¡ánimos!

Le alentó, pero el peliplata seguía igual, sus ojos comenzando a volverse vacíos. 

Hoseok se comenzaba a desesperar, no sabía cómo actuar en esa situación pues nunca antes había tenido una charla con su vecino que no fueran insultos y majaderías.

¿Cómo se supone que lo podría consolar?

—Sé que es complicado, pero necesito que no te rindas. Prometo ayudarte a volver con tu esposo, no importa el tiempo que tome, para eso te quiero con ánimos y buena actitud ¿entendido? —afirmó, apoyando una de sus rodillas en el suelo hasta quedar a la altura de su vecino; dejando un suave apretón en su hombro en señal de apoyo, brindándole una sonrisa cálida y sincera.

Hobi...

...

Raro.

No necesitaban palabras para entenderse, era raro, nuevo. Era como si ambos hablaran de una forma no verbal que aún no lograba identificar, como si otra parte de ellos estuviera conectada de alguna forma.

Taehyung dejó que el Omega se acomode primero en la cama para después hacerlo él, quedando espalda con espalda.

Sin embargo, seguía sin sentirse tranquilo, algo, era algo que lo tenía así de mal y le molestaba en sobremanera no saber qué era.

Se giró sobre sí mismo, apreciando la espalda de Hoseok. Se lo pensó unos minutos antes de borrar aquella corta distancia que lo separaba, posando su brazo sobre la cintura del castaño, topandose con la cola de este que se había enroscado sobre su cadera.

Hundió su nariz entre los cabellos del omega, inhalando profundo mientras sus dedos comenzaban a bailar como suaves caricias sobre el vientre de este. Percatandose que de él provenía aquel aroma a lirios y frambuesas que había sentido desde la mañana.

Y el malestar desapareció, aquellos pinchazos en su cuello se dejaron de sentir.

Al fin, se sentía bien, como si todo estuviera funcionando exactamente como debería.

Después de un largo día, comenzó a caer poco a poco en los brazos de Morfeo.

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Holi, perdón por el cap cortito, solo no quería dejar la costumbre de actualizar pq sino no me vuelven a ver en años otra vez.

Chau¡!

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⏰ Última actualización: Nov 17 ⏰

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