Un badboy para una nerd

La fiesta

Desde que Kathy me dijo de la fiesta Staboo en casa de mi sexy vecino Tyler, no pude quitarmelo de mi cabeza. ¿Habrá una oportunidad de qué él se enamoré de mí? Pero que tonta eres Mía, ¿cómo se va a enamorar de mí, si ni siquiera te conoce?

Tan solo pensar en eso, mi mente no funcionaba de la misma manera, una sensación extraña en el estómago surgía y un rubor en ambas mejillas se revelaban. ¿Acaso me habré enamorado de Tyler? ¡Pero eso es imposible!

El amor a primera vista solo existen en las comedias románticas hollywoodense, en las novelas románticas cliché. O ¿Sí existen? Sea cual sea la razón, no puedo evitar pensar en Tyler Magnum noche y día.

¿Será que su hechizó como lo dijo Kathy? O ¿Simplemente así le llaman cuando un chico guapo te atrae de inmediato? Tenía más dudas que respuestas y, según la lógica, nunca hallaremos una explicación para el amor.

Estaba tan sumisa en mis pensamientos, imaginando cómo sería mi relación con Tyler, quienes nos envidiaran ¿Seremos la pareja del momento? ¡Por supuesto! Tyler Magnum es el capitán del equipo de fútbol, obvio que seremos la sensación.

Observaba el móvil cada cinco minutos, con la creencia que ya habían pasado un poco más de tiempo, ya que, desde que el reloj marcó las cuatro de la tarde, los minutos se volvieron eternos. Solo quería que ya fueran las ocho de la noche, para estar en la casa de Tyler.

Mientras escogía mi outfit, escuché un ruido proveniente de la calle, justo enfrente de mi ventana. Carcomida por la curiosidad decidí asomarme, sentándome en el cortejador de la ventana. En efecto, a un chico de un metro ochenta y cinco de estatura, chaqueta de mezclilla, jeans de la misma tela, parecía estar jugueteando con Tyler, el cuál fue el único que reconocí, y en su lucha masculina, el otro chico tiró el bote de basura del jardín.

A simple vista, el chico misterioso también parecía tener sus encantos, pero no superaba a Tyler. Este ruido, fue el pretexto perfecto para observar a Tyler durante varias horas. Los tonos azulados oscuros, mezclándose con las luces de los faroles de las calles, me hicieron darme cuenta que ya era tarde; así que agarré mi móvil, notando que faltaban una hora para las ocho.

¡Mierda! ¡Joder! Falta una hora para que la fiesta Staboo comience y yo ni siquiera me he duchado. Mientras me duchaba, escuché a maná llegar de su oficina, ya que al ser la embajadora de los Estados Unidos, siempre llega tarde.

A paso veloz, me arreglé con una blusa casual al igual que los jeans y los tenis. Una vez terminé cogí el móvil, notando que faltaban algunos minutos para las ocho. Antes de bajar suspiré profundo, como queriendo agarrar valor, y me dirigí a la casa de Tyler.

—Mía ¿Vas a salir? —preguntó mamá, limitandome a asentir.

Mientras atravesaba la acera, me mentalizaba, es solo la fiesta del  instituto al que vas. En toda mi vida no había asistido a una fiesta fuera del campus, ya que en California, o se hacían en el campus o no había rumba.

Desde el pórtico de la casa de Tyler observaba la fiesta, sin duda nada que ver a las que se hacían en California. Conforme me adentraba a la casa de Tyler, miraba que en cada una de las habitaciones se encontraban un grupo de jóvenes bebiendo cerveza, otros más ponche, en la cocina unos cuantos más bebiendo ron y en el patio, las chavas perdiendo su virginidad enfrente de todos con el chico que se acaban de ligar.

Busqué con la mirada a Kathy, hasta que la encontré cerca de la alberca. ¡Mierda! ¿Qué hago en una fiesta de ricos?

—Mía —me saludó Kathy al verme.

—Hola Kathy —correspondí al saludo —. ¿Por qué no me dijiste que las fiestas de Staboo eran pomposas?

Ella solo rio por mi ingenuidad, obvio que iban a hacer así de lujosas si los hijos de las familias más prestigiadas estudian ahí. Kathy me presentó a su círculo más cercano de amigos, entre ellos estaba Alex Chen, que a decir por Kathy es de ascendencia coreana, pero su padre decidió expandir su hotel en Londres.