Mabel suspiró, revolviendo su jugo con desgano. Los diminutos dinosaurios de plástico flotaban en el vaso, pero ni ellos podían animarla ante la tarea interminable que tenía entre manos. Aburrida, dejó caer la cabeza sobre el libro que leía, mientras sus pensamientos vagaban en direcciones opuestas a Proctor Valley.
—Si tan solo apareciera… alguna distracción. Alguien que siempre se presenta en los peores momentos solo para molestar —refunfuñó en voz alta.
Pero la habitación permaneció en silencio.
—¡Agh! ¡Voy a tener que estudiar toda la noche! —exclamó resignándose— Tonto cíclope.
Pasó la vista sobre las páginas del libro, captando frases al azar: “Los encuentros con el Monstruo de Proctor Valley suelen ser esporádicos… ciclos lunares… más avistamientos durante las crecientes…” Era pura investigación y testimonios con los comentarios de algún autor trasnochado, seguro conocído de Ford.
Mabel leía sin entusiasmo, sus ojos comenzando a arder por el cansancio. A medida que pasaban las horas y las páginas, las palabras empezaron a volverse borrosas. Ya debía de ser pasada la una de la mañana, y, en vez de estar en su cama, estaba atrapada en esa tarea.
Aunque, después de su extraña pesadilla, la idea de dormir no parecía tan atractiva. Casi prefería leer sobre monstruos antes de arriesgarse a caer en otro sueño multicolor…
¡Y eso que ella adoraba los colores!
Sin darse cuenta, mientras hojeaba en automático las páginas, su mano izquierda buscó inconscientemente la roca azul que colgaba de su cuello. El tacto frío de la piedra la hizo detenerse.
—Entonces… ¿quiere decir que soy…? —No se atrevió a completar la frase en voz alta, sintiendo cómo se le erizaba la piel al pensarlo.— Eso es ridículo, ¡me siento igual que siempre! —protestó, como si al decirlo en voz alta pudiera anular cualquier duda.— Seguro ese gato era un estafador. ¡Sí, claro! Todo es un engaño…
Sin embargo, el peso de la piedra en su mano parecía decirle lo contrario, recordándole que, en Gravity Falls, lo extraño era la norma.
Mabel continuó hojeando los libros, tratando de distraerse de sus pensamientos negativos, pero apenas prestaba atención a las palabras impresas. Pasaba una página tras otra sin entusiasmo, y al cabo de un rato ya había revisado dos libros sin retener nada útil.
—Así no voy a encontrar información sobre esa cosa... —se regañó a sí misma con una mueca de frustración.
En ese instante, un pensamiento fugaz cruzó su mente. Casi de manera instintiva, tomó uno de los libros de los que no recordaba nada y lo abrió al azar. Sus ojos se detuvieron en un parrafo cualquiera y comenzó a leer:
"En la noche del 12 de diciembre de 2005, se reportó un avistamiento en el Valle de Yosemite, California, Estados Unidos. La aparición de esta criatura sigue un ciclo de diez años; fue vista en 1995 y anteriormente en 1985. Aún se desconoce la razón de este patrón…"
Mabel dejó de leer. ¡Diez años! La última vez que se vio a la criatura fue en 2005… y ahora estaban en 2015. Sintió una chispa de entusiasmo. Sin pensarlo dos veces, tomó un marcador y resaltó la información con un vibrante tono rosa, añadiendo un adhesivo en forma de corazón al pie de la página que dejó un ligero rastro de purpurina.
—¡Sí! ¡Eso fue suerte! —celebró en voz alta, con una gran sonrisa en el rostro. —¡Tengo que mostrárselo al tío Ford!
Sin perder un segundo, Mabel salió de su cuarto y bajó las escaleras de dos en dos. Al pasar por la sala, vio a su tío Stan durmiendo en el sofá con la entrada del laboratorio aún abierta. Apagó la televisión y bajó con rapidez las escaleras hacia el laboratorio secreto.
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Demonio del Caos - Mabill
FantasyMabel se encuentra atrapada en una encrucijada entre el deseo de preservar su humanidad y el ardiente caos que ahora recorre sus venas. Desde su transformación en la nueva Demonio del Caos, su vida es una constante batalla por ocultar su verdadera...