▽IV▽ Nueva Normalidad

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25 de agosto, 2012

La imponente Temorámide se alzaba bajo un cielo rojo cubierto de nubes negras y cargadas de electricidad. En su interior, los diez símbolos del zodiaco profético estaban reunidos.

La atmósfera era pesada, cargada de magia antigua y promesas de un enfrentamiento inminente.

Mientras tanto, afuera, sus amigos combatían contra una gigantesca pirámide furiosa. Utilizaban el "Cabañatrón", una improvisada construcción hecha a partir de inventos del viejo McGucket, la cabaña y otros materiales reutilizados. La estructura había sido reforzada con un escudo antimagia compuesto de piedras lunares y cabello de unicornio.

El zodiaco ya estaba dibujado en el suelo, y los símbolos se encontraban en posición, listos para llevar a cabo la profecía que pondría fin al tiránico triángulo.

Todos estaban tomados de las manos, formando un círculo perfecto.

Sin embargo, la tensión se desbordó cuando un viejo resentimiento entre dos de los símbolos, el Fez y la Mano de Seis Dedos, salió a la superficie.

—¡Esto es absurdo, Stanley!— gruñó Ford, su voz llena de frustración mientras miraba a su hermano gemelo. —¡Siempre haces todo más difícil!

—¿¡Yo hago todo más difícil!? ¡Tan difícil es para ti dar las malditas gracias por una vez en tu vida!

Las palabras resonaron en la sala, rompiendo la ya frágil concentración del grupo. Dipper y Mabel se interpusieron entre ellos, intentando calmar la situación.

—¡Tío Stan, Tío Ford, basta!— pidió Dipper, levantando las manos en un gesto conciliador. —¡No podemos hacer esto ahora!

—¡No podemos hacerlo nunca!— gritó Stan, lanzando una mirada furiosa a su hermano. —Si este tipo dejara de creer que es el único que tiene la razón...

La tensión alcanzó su punto máximo cuando, en el forcejeo, Mabel trató de interponerse y fue empujada accidentalmente. La niña cayó al suelo con un golpe seco, su cabeza chocando contra la fría piedra de la sala. Un hilo de sangre se deslizó por su frente, tiñendo su mano cuando intentó tocarse el golpe.

—¡MABEL!— Dipper se arrodilló preocupado junto a su hermana. La niña, con el rostro pálido, miró la sangre en su mano con ojos vidriosos.

—¡Sé que ustedes tienen mucho que discutir!— gruñó Dipper, mientras ayudaba a Mabel a levantarse. —¡¿Pero podrían hacerlo en otro momento, cuando el mundo no esté literalmente terminando?!

La sala quedó en un silencio sepulcral. El rugido del joven y la visión de la niña herida llenaron de vergüenza a los dos gemelos mayores. Su ira se disipó de inmediato, y ambos bajaron la cabeza.

Los otros símbolos los miraban con una mezcla de frustración y desesperación, algunos lanzando insultos, sobre todo Hielo.

Ford bajó la mirada, avergonzado, y respiró hondo antes de alzar su mano hacia Stan.

—Tienes razón, Stanley... lo siento... y gracias por nunca darte por vencido conmigo durante estos últimos treinta años, eres realmente persistente.— dijo finalmente Ford. No podía seguir permitiendo que su tonto orgullo se interpusiera en salvar al mundo, en salvar a su familia.

Stan lo miró en silencio por un instante antes de responder con un tono gruñón pero más suave:

—No era tan difícil, ¿verdad, cerebrito?

Las manos de los gemelos finalmente se unieron, un gesto simple pero cargado de significado. Ambos regresaron a sus posiciones, completando el círculo. Un destello de luz azul envolvió a los diez símbolos, y la energía comenzó a fluir, vibrando con fuerza en el aire.

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Demonio del Caos - MabillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora