Capítulo 3. She Said

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Cuando se despertó a la mañana siguiente de haber ido al gimnasio por primera vez sintió que no se podía ni mover. "De las agujetas de mañana no te va a librar nadie", recordó las palabras de su nueva entrenadora, y mira por dónde tenía razón. Pero es que una cosa eran agujetas y otra cosa era eso que estaba sintiendo: le dolían absolutamente todos los músculos del cuerpo. De hecho le dolían sitios donde no sabía ni si había músculo que le pudiera doler.

Se sentó en la cama, respiró hondo y se dispuso a afrontar el día.

Por lo menos tenía tiempo suficiente como para tomarse un café tranquilamente antes de ir a la oficina. E iba a necesitar parte de ese tiempo para bajar las escaleras, que de repente se le antojaban infinitas. Iría paso por paso: primero fue a despejarse dándose una ducha y a arreglarse. Eligió un conjunto de chaqueta y pantalón en gris marengo para su primer día. Serio, elegante y muy cómodo, por suerte. No podía soportar ese día unos tacones por bajos que fueran, así que se decantó por unos mocasines anchos. Se maquilló ligeramente y cogió su maletín para dirigirse a la cocina a por lo que sería su primer café del día. No pensaba volver a subir esas escaleras si no era estrictamente necesario.

Se llenó una taza de café y salió a sentarse en el porche trasero de la casa a tomárselo mientras disfrutaba de cómo los primeros rayos de sol del día le daban en la cara.

"La primera toma de contacto con la familia no fue tan mal como me temía. No sé si es que en cierto modo yo también he hecho por no dejarme llevar del todo por mis impulsos irónicos y decidí respirar sin ponerme demasiado a la defensiva. Todo lo que pude, claro, porque a Jesús le doy por imposible. Bueno, le di por imposible hace ya mucho tiempo. Con un poco de suerte no me lo cruzaré demasiado en el  tiempo en que esté por aquí.

La sorpresa sin duda fue la comida con Andrés y Begoña. Simplemente compartir un rato con ellos me hizo sentir como si realmente fuéramos eso que llaman familia y no un grupo de gente que alguien me hubiera asignado aleatoriamente para que me acompañara durante toda mi vida. Se interesaron por mí de manera genuina y me hicieron sentir a gusto. Sin juzgarme, sin atacarme. Igual hasta eso de que les gustaría que me quedara en Toledo definitivamente lo decían de verdad.

Pero no estoy en ese punto, y dudo mucho que en ningún momento llegue a sentir esta ciudad como mi hogar. Realmente no sé si en algún momento la sentí así.

También me sorprendió Julia. Mi niña. Está creciendo tan rápido... y eso en parte me hace sentir culpable de no haber estado más presente estos años, de haberme perdido ver la vida a través de sus ojos, de su inocencia. Aunque simplemente por el hecho de haberme dado cuenta de esto ya ha merecido la pena venir estos meses a Toledo, sin importar todo lo que se venga. Me da la oportunidad de ponerle solución y disfrutar el tiempo que esté aquí también con ella.

Lo de padre comportándose como una persona funcional también me impactó bastante. Parece que Andrés y Begoña tienen razón en eso de que ya no tolera las tonterías de Jesús y de verdad quiere calmar las cosas. Conmigo y con el resto. Aunque igual aún es pronto para confirmarlo, habrá que  ver cómo se desarrollan los hechos."

Paró de escribir un momento para beber de su taza y quedarse unos minutos simplemente disfrutando de estar en el campo, lejos de el barullo al que Madrid la tenía ya acostumbrada. Estiró el cuello y de nuevo recordó que le dolía absolutamente todo.

"Otro cambio en mi vida ha sido apuntarme al gimnasio. Otra cosa para la lista de inverosímiles, supongo. Aunque la verdad es que la experiencia no estuvo nada mal. O al menos no tan mal como me podría haber esperado. El gimnasio que me recomendó Begoña está bastante limpio y las chicas que lo llevan son bastante simpáticas. Sobre todo la jefa, Fina. Tiene una mirada que juraría que he visto en algún otro lado, pero no caigo dónde. Estuvo conmigo más de una hora, acompañándome a hacer todos los ejercicios y dándome una conversación ligera mientras tanto. Se me hizo ameno y además disfruté de socializar un poco, para variar, hasta el puto incluso de plantéame volver hoy aunque me duelan hasta las pestañas.

Expectativas | [Mafin AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora