La gente que se dedica al mundo del deporte a menudo aprovecha las primeras horas del día para hacer sus entrenamientos: salir a correr mientras amanece, ir al gimnasio antes de empezar la jornada laboral... sin embargo, para Fina, normalmente madrugar era un problema. Le gustaba tomarse su tiempo, remolonear un poco en la cama mientras pensaba qué desayunaría, si sus amigas habrían tenido la decencia de dejarle algo de café o qué conjunto se pondría para lucir alguno de sus músculos ese día, porque era consciente del efecto que producía.Pero desde hace un par de días eso de levantarse con la primera alarma que le sonaba no es que le importara demasiado. Y eso que apenas eran las 6:30. Cuando le tocaba abrir a ella tenía que estar a las 7 ya con todo listo para los primeros valientes que aparecieran por ahí. Aunque a ella lo que de verdad le interesaba en esos momentos era ver a cierta rubia pasearse por allí con cara de seguir un poco perdida.
Se levantó casi de un salto, se vistió con un pantalón de chándal ancho gris con el logo del gimnasio y un sujetador deportivo negro que le encantaba y se dispuso a hacer una cafetera. Hoy luciría brazos y abdominales.
A sus amigas aún les quedaba un buen rato de sueño: Claudia no empezaba a trabajar hasta las 10, que era la hora a la que realmente empezaba a ir la gente que iba por la mañana al gym y Carmen llevaba unos horarios un poco raros, pero no solía madrugar tanto.
—Buenos días, qué contenta se te ve hoy, Finulis —Carmen la sorprendió mientras preparaba su desayuno al ritmo de La Vida Moderna que sonaba suave desde su teléfono—. Tú solo estás así cuando ligas con alguna, así que ya estás contando.
—¿Tú qué haces despierta tan pronto? —ignoró el intento de sonsacarle cualquier tipo de información de su amiga— ¿Llevas dos días en el trabajo nuevo y ya te están explotando?
—No me están explotando, pero a las ocho tengo reunión con Marta y quiero acabar una cosa antes, así que me voy a ir yendo.
—¿Qué tal es? Tiene pinta de ser un poco estirada—dio la vuelta a la conversación a ver si podía sacar ella algo en su propio beneficio.
—Es increíble —eso ella ya lo sabía—. Un poco estirada es, pero porque no deja que nadie se le suba a la chepa ni un poquito. Cuando se pone seria a decirle cosas a sus hermanos te juro que hasta yo me pongo cachonda.
—Carmen —intentó interrumpirla.
—Te lo juro, entre los trajes que me lleva y la cara que tiene igual me tengo que replantear alguna cosa y dejar a Tasio.
—Bueno, a Tasio le puedes dejar en cualquier caso —que Marta, si estaba disponible iba a ser para ella, prefirió callárselo. Se llenó el termo con el café que acababa de terminar de hacerse y se dispuso a irse—. Luego nos vemos, a ver si te pasas por mi ofi también, que se te va a acumular el trabajo. Si te anima puedo ponerme yo mi mejor chándal —le dijo guiñándole un ojo a su amiga, justo antes de abandonar la cocina.
—Lo zalamera que eres, hija. En unos días me paso, lo prometo, pero juraría que está todo en orden. Ten un buen día.
Se echó la bolsa de deporte con ropa para cambiarse después al hombro y se puso los cascos para ir andando hasta el gimnasio. Eran solo un par de manzanas, pero salir a la calle sin su música no era una nunca opción.
6:55 y ya había un par de señores esperando en la puerta. "Vaya ganas" pensó.
—Buenos días, chicos, qué madrugadores —lo de tener que ser simpática todo el día le costaba casi tanto como lo de levantarse pronto—. Dadme un segundo que enciendo las luces y ya entráis.
Encendió las luces y dejó sus cosas en su taquilla, dentro del vestuario privado que tenía para ella y el resto de empleados. Se sentó un momento en la recepción para encender el ordenador y revisar por encima el correo, por si hubiera algo importante que tuviera que atender. Cuando escuchó ya movimiento por la sala cambió a la pantalla con la música y puso su lista de "pop-rock atemporal". Al menos durante unas horas escucharía algo que a ella le gustaba y que tampoco molestaba para tener de ruido ambiente en vez de la música que le habían recomendado en todos los cursos que había hecho que debía tener un gimnasio y que últimamente le asqueaba más de lo normal.
ESTÁS LEYENDO
Expectativas | [Mafin AU]
Fiksi PenggemarMarta de la Reina es una reconocida abogada que ve obligada a volver a su ciudad natal para sacar a la empresa familiar de todos los problemas legales en los que les ha metido su hermano mayor, al que no soporta. Con la finalidad de despejarse del t...