No sabía ya si era el klink-klink de las barras de metal golpeando el suelo una y otra vez o la música comercial que para ella sonaba mucho más alta de lo normal ese día, pero no estaba soportando la mañana. Y ni siquiera eran las nueve. Iba a ser un día larguísimo para Fina.Llevaba unos escasos seis meses dirigiendo su propio gimnasio después de haber estado unos años trabajando en muchos otros. Los había probado todos: cadenas y de barrio; grandes y pequeños; box de CrossFit, con piscina o sin piscina, con pista de atletismo o sin ella... y había acabado harta de todos ellos.
Desde que terminó su formación tuvo claro que se quería dedicar al mundo del fitness, preparando gente para objetivos específicos o simplemente haciéndoles sentir mejor con su cuerpo y su forma física, y su experiencia le había dado la oportunidad de montar el gimnasio que quería. Su experiencia y un crédito bancario que al principio no tenía muy claro ni cómo iba a hacer frente, pero que poco a poco iba viendo como se iba sufragando sin tantos problemas.
Las instalaciones que tenía no eran muy grandes, pero eran suficientes para ofrecer todo lo que de momento quería ofrecer. Una recepción coqueta, unos vestuarios más que dignos y siempre limpios —cosa que no podía decir de muchos otros que había pisado—, y tres espacios para organizar el ejercicio: uno de peso libre, uno de máquinas y un par de salas diáfanas donde organizaban clases y actividades de distintos tipos.
Cuando abrió sólo eran ella y su amiga Claudia trabajando allí. Ella se dedicaba al tema deportivo y su amiga hacía un papel más administrativo, encargándose de la recepción, las altas (y escasas bajas) que tenían y contestar el teléfono las pocas veces que sonaba. Ahora mismo habían incorporado a otros dos monitores con los que iban haciendo turnos los cuatro a lo largo de la semana para poder disfrutar de un poco de tiempo libre también. Todo iba rodando a mucha más velocidad de lo que inicialmente pensaban que ocurriría.
Aunque tampoco podían olvidarse de la ayuda que recibieron de su otra amiga y compañera de piso, Carmen. Las tres estudiaron juntas en el instituto y desde entonces habían sido inseparables. Ella decidió estudiar Derecho y al acabar empezó a trabajar en una gestoría donde echaba mil horas y cobraba muy poco. Lo único bueno que sacó de ahí fue la experiencia necesaria para ayudar a su amiga con toda la burocracia necesaria para comenzar su negocio. Y aún lo seguía haciendo de vez en cuando, ya que, a cambio de tener acceso ilimitado a las instalaciones, dedicaba alguna hora al mes a asegurarse de que todo estuviera en orden, justo como ese momento, que acababa de llegar refunfuñando porque les había llegado una notificación de no se qué cosa que no entendía y se encerró en la pequeña oficina que tenía allí montada para tener organizado todo el tema del papeleo.
—¡Vamos chicos, que parece que os está costando el día! —gritó en medio de la sala, más para ella que para sus clientes y recibiendo alguna que otra queja de alguno de los valientes que decidía empezar su día yendo al gimnasio antes de ir a trabajar, como si esa llamada de atención estuviera ninguneando sus esfuerzos—. Separa un poco más las piernas, que se queden alineadas con tus hombros, y dobla las rodillas, que no eres un palo. —siguió corrigiendo a un chico mientras paseaba de un lado a otro para no quedarse dormida de pie.
No sabía si necesitaba un café o dar por perdido el día e irse directamente a la cama. Justo ese, que tenía que doblar turno porque al impresentable del Tasio le había surgido algo importantísimo que le obligaba a cogerse el día.
—Tenemos una nueva alta, Fina —le dijo su amiga cuando se acercó a la recepción en uno de sus paseos de supervivencia de la mañana.
—Genial, estamos rozando el objetivo del mes y no estamos ni a mediados —contestó, respirando aliviada al ver que un mes más podría sacar su negocio adelante —¿cómo se llama mi próxima víctima?
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Expectativas | [Mafin AU]
FanficMarta de la Reina es una reconocida abogada que ve obligada a volver a su ciudad natal para sacar a la empresa familiar de todos los problemas legales en los que les ha metido su hermano mayor, al que no soporta. Con la finalidad de despejarse del t...