Epílogo

191 14 7
                                    

El escenario final de la venganza de Hiroki había quedado dispuesto. Con sus enemigos derrotados, manipulados, y reducidos a sombras de lo que alguna vez fueron, Hiroki se había elevado como el maestro de su propio destino, un titiritero sin piedad que manejaba los hilos de quienes se cruzaron en su camino. Pero la caída de sus traidores personales era solo el preludio de una ambición mucho mayor: el control absoluto no solo sobre Japón, sino sobre el mundo entero.

La evolución de Hiroki, ahora Donquixote Hiroki, "El Titiritero del Destino", fue marcada por el abandono de su humanidad. El joven amable y optimista había sido borrado, reemplazado por un ser cruel, manipulador y completamente despiadado, capaz de transformar incluso los lazos más profundos en herramientas para su propio beneficio.



La familia de Kokujin: Una humillación calculada

El descubrimiento de la familia de Kokujin fue un golpe maestro en los planes de Hiroki. Al conocer a la madre y a la hermana de su enemigo, vio en ellas una oportunidad de destruirlo no solo física, sino emocionalmente. Hiroki se presentó ante ambas como un hombre amable, empático y con intenciones nobles, ganándose rápidamente su confianza con su carisma magnético.

La madre de Kokujin, una mujer resignada a la arrogancia de su hijo, encontró en Hiroki una figura de apoyo emocional que la escuchaba y entendía. Hiroki cultivó su confianza pacientemente, mostrándose como un joven amable y respetuoso que contrastaba con la frialdad de Kokujin. Poco a poco, la fue manipulando para que, sin saberlo, se volviera una herramienta de humillación constante para su propio hijo, haciéndola alabar a Hiroki como el "hijo que siempre quiso tener" mientras despreciaba a Kokujin por su arrogancia y fracasos.

La hermana de Kokujin, en cambio, era diferente. Hiroki vio en ella a alguien profundamente herido por las actitudes de su hermano, alguien lleno de resentimientos ocultos. Con palabras calculadas y gestos aparentemente inofensivos, Hiroki se convirtió en un aliado para ella, alentándola a rebelarse contra la influencia de Kokujin y a forjar su propio camino. Bajo la guía de Hiroki, la hermana comenzó a ascender social y profesionalmente, siempre pensando que sus logros eran fruto de su propio esfuerzo, cuando en realidad todo era parte de un plan maestro.

Para Kokujin, ver a su madre y a su hermana bajo el control de Hiroki fue una derrota más humillante que cualquier castigo físico. Su propia familia, que alguna vez había sido un símbolo de su superioridad, se había convertido en instrumentos del poder de Hiroki, recordándole a cada momento su impotencia absoluta.



El destino de las traidoras

Kaede, Kanako, Ayumu y Nao vivieron el resto de sus días como marionetas de Hiroki, atrapadas en un ciclo interminable de miseria y arrepentimiento.

Kaede, su madre, pasó de ser una mujer maternal "imponente" a una figura vacía, atormentada por la culpa de haber traicionado a su hijo y utilizada como un símbolo de advertencia para otros. Hiroki se aseguró de que viviera en una constante humillación, obligándola a actuar como su sirvienta personal en eventos públicos, un recordatorio vivo de lo bajo que había caído.

Kanako, su hermana, fue reducida a una figura patética que vivía bajo la sombra de Hiroki, su orgullo y belleza desmoronados por años de manipulación psicológica. Cada paso que daba, cada palabra que decía, era dictada por Hiroki, quien la usaba como un peón para infiltrarse en círculos sociales de alto nivel.

Ayumu, su ex-mejor amiga, encontró su lugar como un objeto de entretenimiento para Hiroki, quien explotaba su naturaleza masoquista para mantenerla completamente bajo su control.

Mientras tanto, Nao, la arquitecta del sufrimiento de Hiroki, se convirtió en su experimento más cruel. Hiroki le otorgó una falsa sensación de poder, dejándola creer que aún tenía control sobre su vida, solo para derrumbar su mundo una y otra vez, recordándole que no era más que una marioneta en su teatro personal.



El cambio profundo de Hiroki

El Hiroki que alguna vez existió había desaparecido por completo. En su lugar, se encontraba un hombre moldeado por el odio y la traición, alguien que veía a las personas no como individuos, sino como piezas en su tablero. Su crueldad no conocía límites, y cada acción que tomaba estaba calculada para maximizar el sufrimiento de aquellos que se cruzaban en su camino.

Inspirado por las leyendas de poder absoluto, Hiroki comenzó a investigar formas de expandir sus habilidades más allá de las fronteras humanas. Fue entonces cuando descubrió la existencia de las llamadas "Frutas del Diablo", artefactos místicos que otorgaban poderes inimaginables a quienes los consumían. Aunque inicialmente escéptico, Hiroki comenzó a buscar estas frutas, convencido de que eran la clave para consolidar su dominio.

En su camino, Hiroki cruzó caminos con otros personajes que compartían su filosofía de control y manipulación. Sin mencionar nombres directamente, Hiroki tuvo encuentros con figuras en situaciones similares a la suya, hombres que habían sido traicionados y utilizados, solo para emerger como seres despiadados y manipuladores. Estas conexiones, aunque breves, sirvieron para reforzar su visión de un mundo donde el poder y la dominación eran las únicas verdades.



Planes a futuro: El mundo como su escenario

Japón ya no era suficiente para Hiroki. Con su red de manipulación consolidada en su país, comenzó a expandirse internacionalmente. Utilizando sus identidades y empresas fachada, Hiroki comenzó a infiltrarse en las esferas de poder de otros países, desde el comercio hasta la política y el crimen organizado.

Su meta era sencilla pero ambiciosa: crear un imperio global donde cada decisión, cada evento significativo, estuviera bajo su control. Hiroki planeaba establecer agentes en posiciones clave de poder en todo el mundo, utilizando sus habilidades de manipulación para sembrar el caos y la discordia, solo para luego ofrecer soluciones que lo posicionaran como el salvador y maestro de todo.

A través de sus investigaciones sobre unas místicas y raras frutas llamadas "Frutas del Diablo", Hiroki comenzó a experimentar con formas de replicar sus poderes, creando artefactos y técnicas que le permitieran amplificar su dominio. Cada avance en su investigación lo acercaba más a su meta de convertirse en una figura mítica, alguien que trascendiera las limitaciones humanas y se posicionara como un dios entre los hombres.



El legado del Titiritero del Destino

"El Titiritero del Destino" no era solo un título; era una declaración de intenciones, un símbolo de la visión de Hiroki para un mundo moldeado a su imagen. En su mente, no había lugar para la redención ni para la moralidad. El mundo era un escenario, y él, el maestro absoluto que movía los hilos.

Así, mientras los que lo traicionaron vivían sus días atrapados en un infierno de su propia creación, Hiroki se preparaba para su próximo acto. Con Japón bajo su control y el mundo como su próximo objetivo, Donquixote Hiroki, El Titiritero del Destino, se erigió como una fuerza imparable, un símbolo de lo que ocurre cuando el odio y la ambición se combinan para crear a un verdadero monstruo.

Su historia no era una de redención ni de esperanza. Era una advertencia, un recordatorio de cómo la traición y el desprecio pueden transformar a alguien en un ser que solo vive para destruir, manipular y dominar. Y mientras el mundo comenzaba a sentir los primeros hilos de su influencia, Hiroki sonreía, sabiendo que su obra apenas comenzaba.


Y fin del Epílogo.

Así concluyo el final de esta historia. Posiblemente saque otros fics más adelante conectados al mundo de Hiroki, con otros protagonistas y personajes NTR que tengan la misma inclusión en su mismo mundo sólo que con historias aparte.

Nos vemos y agradezco su apoyo, espero que les haya gustado la historia. Nos vemos ;D

El Titiritero del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora