Siempre supe que Ben tenía algo especial. No era solo su mirada profunda o la forma en que me envolvía con sus abrazos y me hacía sentir único.
Era su música, su alma desnuda en cada acorde, cada letra. Estoy acostumbrado a verlo siempre confiado, seguro, fuerte, pero hoy está dudando, con los dedos jugando nerviosos en las cuerdas de su guitarra, y eso me rompe un poco el corazón.
Estamos en el garage de su casa, los demás chicos de la banda acaban de irse luego del último ensayo. Solo quedamos los dos.—¿Y si no les gusta? —pregunta, sin mirarme. Su voz está cargada de inseguridad, algo tan extraño en mi Ben que casi me dan ganas de reír. Él, que puede sostener mi mirada hasta que yo sea quien baje la vista, ahora parece un cachorro perdido.
—Les va a gustar.—respondo firme, guardo en mi mochila el libro que estuve leyendo en el viejo sofá que él colocó aquí solo para mí, y me acerco para tomar su rostro entre mis manos. Sus ojos azules finalmente se encuentran con los míos. Estoy decidido a borrar cualquier duda de su cabeza.
—¿Cómo lo sabes? —murmura, sus cejas fruncidas de una forma adorable.
—Porque eres increíble, Ben. —Le acaricio la mejilla con el pulgar.
—¿Sabes lo que dijo Albert Camus? —pregunte con una sonrisa suave, inclinándome un poco hacia él. —"En las profundidades del invierno, finalmente aprendí que en mi interior habitaba un verano invencible."Ben parpadeó, sorprendido y confundido por mis palabras.
—Eso eres tú, Ben. Incluso en tus dudas, tienes un verano dentro. Tu música es ese verano invencible, y hoy vas a compartirlo con todos. No te rindas con lo que amas mi amor.
Él me observa en silencio, su mirada pasa de mis ojos a mis labios y luego de vuelta. Después, sonríe, una de esas sonrisas que podrían derretir el hielo más frío. Me rodea la cintura con sus brazos y me acerca tanto que nuestras narices se rozan.
—¿Ya te dije que te amo? — dice besando mis labios.
—Mmmm. No desde el mediodía. — respondí riendo, pues su respiración me hace cosquillas en el cuello. Paso mis brazos por sus hombros.
— Mis disculpas, que mal novio soy. Te amo, te amo, te amo...— dice besando mi rostro una y otra vez.
Mis mejillas se calientan al instante, pero trato de mantenerme sereno. Lo abrazo con fuerza, esperando transmitirle algo de calma.
—Nunca dejaré que te rindas contigo mismo. —Mi voz suena más firme de lo que esperaba.
Ben suelta una pequeña risa, esa que solo reservo en mi memoria para los momentos especiales.
— Eres adorable... y todo un cerebrito, ¿Sabes? —dice mientras vuelve a tomar su guitarra.
— Acostumbrate, porque soy tu cerebrito.
— Así es. — asiente como si esa afirmación fuera una verdad incuestionable.
— Hasta el último de tus lindos y rebeldes rizos me pertenece.— eso me hace reír más. — Hablame de cualquier cosa amor, necesito distraerme. ¿Qué leias?— Que bueno que preguntas. Es un clásico. — digo, camino hasta mi mochila y saco la novela. — Justamente es una novela de Camus. "La Peste". Creo que su significado es perfecto para tí ahora mismo.
Me siento junto a él, apoyándome contra su hombro, mientras entona algunos acordes y me mira frunciendo el seño.
— Oye creí que querías subirme el ánimo.— dice divertido. —¿Cómo qué algo que seguramente habla de muerte y enfermedad es perfecta para mí justo ahora?
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Acordes de Un Corazón Roto.
FanfictionTenían 17 años cuando todo cambió. Con mi voz grave y guitarra guitarra al hombro, había cautivado a millones, pero en el proceso, dejé atrás a la única persona que me amaba de verdad, sinceramente y con el alma. La última vez que ví a Lucerys, hab...