Esto sólo es una declaración.

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Desesperado. Me cuesta explicar la situación. Con lo fácil que se me hace describir lo que siento y creo que sienten los demás...
Después de ver esa secuencia lloré. Es una estupidez, es casi una burla a quien fui. ¿Yo? ¿Derramando lágrimas flameantes por una simple película? — Estos días son fáciles de tomar como "regresiones". Sentir que regreso al niño que una vez manejé para después olvidar. Mezclar a ese pobre y sucio angelito con mi cuerpo adornado y cada vez más lleno de compromisos con mi mente. — Aquel berrinche fue por ti, por tu estúpida voz y tu mal hecho rostro. Porque por tu culpa sentí casi real esa ajena ficción que, ni hicieron para ti, ni hicieron para mí, ni nos conocían. Porque te pude encontrar una y otra vez en sitios diferentes, porque te pude encontrar yaciendo en tierras más y menos húmedas, porque te pude encontrar ahí mismo. Te encontré otra vez, pero esta vez me horrorizó pensar que te irías, pues lo estás haciendo. Me enfada. Estoy asqueado de mí mismo y mi temor a afrontarme a ti. Me da pánico sumergirme en cosas que canalizo como tuyas por sentirme más conectado con tus ojos.
No te entiendo, no soy capaz de leerte. No llego a comprender tus letras y siento que tú me conoces más que yo mismo. Me siento acorralado y quiero lanzarme al error de cortarme aún más el pelo.
Por tu culpa tendré que pretender que esta carta es ficción, pretender que sigo siendo un personaje y que por suerte has leído esto. Algún día me leerás, espero pronto, y espero que algún día, mientras trato de seguir ignorando ¹eso que siento cuando estoy lo suficiente cerca tuya como para recordar que estoy contigo y estás respirando a mi lado, me roces la mano para poder abrazarte. Admito que he fantaseando (digamos que más de 10 veces) con que te lanzaba al suelo y te abrazaba. Pero dudo hacerlo a menos que consiga leer en tus putas letras que quieres que lo haga.

No te quiero follar, quiero llorarte en el pecho y, con esas lágrimas, hacer crecer en tu pecho unas amapolas que acompañen a tus margaritas.

No te quiero follar, quiero llorarte en el pecho y, con esas lágrimas, hacer crecer en tu pecho unas amapolas que acompañen a tus margaritas

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¹Eso: Todo va lento, en realidad yo me siento acelerado. No puedo parar de mirar. ¿No quiero parar de mirar? Escucho estática. Ah no, son mis latidos. No estoy seguro si es estática o no, ¿Será mi propia respiración? Y de repente no puedo pensar más, hasta que me haces apartar la mirada.

T6th | Textos del sexto rehénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora