"Esto no es necesario, Madara." La voz de Tori era fría, casi cortante, mientras sus ojos analizaban la agitación del Uchiha con una mezcla de escepticismo y desdén.
Madara apenas levantó la mirada mientras guardaba otra pila de ropa en un pergamino. "Tori, vas a tener a mi hijo, y hay demasiadas personas que quieren vengarse de mí. No puedo ignorar eso."
"¿Acaso crees que no puedo cuidarme sola?" Sus ojos se estrecharon peligrosamente, una advertencia clara.
"No estoy diciendo eso." Madara suspiró, su tono más moderado pero firme. "Si vamos a hacer esto, quiero hacerlo bien. Por eso, creo que deberías quedarte en el recinto Uchiha. Es más seguro."
Tori levantó una ceja, su expresión burlona. "¿Y por qué no mejor nos vamos al recinto Senju, si tanto te preocupa la seguridad?"
"Ellos me odian."
"Lo mismo pasa en el tuyo." Respondió ella con un tono gélido, cargado de desdén.
Un largo silencio se instaló entre ambos. Finalmente, ambos suspiraron al unísono. Por mucho que lo discutieran, ambos sabían que ninguno de sus clanes era realmente seguro para ellos o para su futuro hijo.
"¿Y si nos mudamos a la zona civil?" Sugirió Tori con aburrimiento, como si la idea apenas le interesara.
Madara la miró como si hubiese perdido la cordura. "¿Estás loca?"
"Madara, acepta la realidad. Ambos somos odiados en los clanes del otro. Además, será solo hasta que nazca nuestro hijo. Después, él podrá elegir a qué clan unirse, si es que quiere hacerlo."
Madara se cruzó de brazos, sin molestarse en disimular su disgusto. "Todavía no me convence tu plan."
"Entonces, ¿qué prefieres? ¿Mudarnos con Hashirama y su esposa?"
Madara cerró los ojos, exhalando pesadamente. "Buscaremos una casa en la zona residencial." Su respuesta fue rápida y seca, claramente evitando profundizar en la otra opción.
Tori sonrió levemente, disfrutando de su pequeña victoria. "¿De verdad odias tanto la idea de vivir con Hashirama?"
"Solo puedo soportarlo por cinco horas antes de que me entren ganas de saltar de un puente."
Esa confesión la tomó por sorpresa, aunque no lo mostró. Simplemente anotó mentalmente la utilidad de Hashirama para futuros días difíciles con Madara. "Entonces, ¿a qué esperamos?" Preguntó con un toque de diversión en su tono.
Madara, frunciendo el ceño, recogió el último pergamino mientras murmuraba para sí mismo, visiblemente resignado. "Esto es ridículo..."
La zona residencial estaba tranquila, con casas bien construidas y jardines modestos. Madara caminaba al frente, su porte imponente intimidaba al vendedor, un hombre de mediana edad que sostenía un pergamino con varias opciones de propiedades. Tori iba detrás, con los brazos cruzados y una expresión neutral que escondía su creciente impaciencia.
"Esta es una excelente propiedad, señor Uchiha, señora Senju." El vendedor señaló una casa de dos pisos con un pequeño patio delantero. "Tiene cinco habitaciones, una cocina amplia, y está en una ubicación privilegiada."
Madara lo miró con desdén, inspeccionando la casa con una ceja arqueada. "¿Crees que necesito cinco habitaciones? Solo quiero un lugar donde no me molesten."
El vendedor tragó saliva y giró hacia Tori, buscando apoyo. "Bueno, también tiene una sala de estar espaciosa, ideal para reuniones familiares..."
"¿Parezco alguien que disfrute de las reuniones familiares?" Interrumpió Tori, con un tono gélido que hizo que el hombre diera un paso atrás.

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poseer a una Senju (Madara x fem tobirama)
Fiksi PenggemarSolo una noche en la que el más fuerte Uchiha que haya vivido y la heredera senju.