El amanecer llegó en silencio, como un presagio de lo que estaba por suceder. El cielo, al principio oscuro, fue desnudándose lentamente de su manto nocturno, abriendo paso a la luz naciente que iluminaba el horizonte. Frente a mí, el mar se extendía interminable, una vastedad que parecía prometer secretos tan profundos como los mismos cielos. El aire fresco de la mañana me golpeó el rostro, pero la sensación en mi pecho era pesada, cargada con la responsabilidad que sabía que pronto asumiría.
Había algo en el entorno que reflejaba perfectamente el estado de mi mente. El poder que había adquirido con la Omni-Omni no Mi continuaba palpitando dentro de mí, una presencia que, aunque temida y desconocida, me guiaba hacia un futuro incierto. Había entrenado durante tanto tiempo, pero la verdadera batalla aún no había comenzado. Garp lo había dicho claramente: esta no sería una lucha de fuerza, sino de carácter. Y aunque lo entendía intelectualmente, sabía que vivirlo sería otra cosa completamente diferente.
Decidí que no podía quedarme en ese limbo por más tiempo. Tenía que avanzar, salir, enfrentar lo que me esperaba. No solo como un marinero, sino como alguien que había tocado el borde de algo mucho más grande. Me puse en marcha hacia el puerto donde se encontraba el barco que nos llevaría a la siguiente misión. Los marineros ya estaban reunidos, ajustando las velas y asegurando los suministros. Aunque la rutina de la base continuaba con normalidad, podía sentir que algo estaba a punto de cambiar para todos nosotros.
Reiji estaba entre ellos, moviéndose con una calma aparente, pero su mirada me alcanzó antes de que pudiera acercarme. Era como si hubiera percibido la determinación en mi postura. Su rostro, aunque siempre serio, mostraba una ligera sonrisa, un gesto que pocos verían si no estuvieran atentos. Pero en su sonrisa había algo más: un reconocimiento. Sabía que el viaje que estaba por comenzar no solo era un desafío físico, sino uno personal.
—Koby —dijo con su tono habitual de voz baja pero firme—, supongo que ya estás listo para lo que venga. Todos lo estamos, de alguna manera.
Lo miré sin responder de inmediato. Había algo en sus palabras que resonaba con lo que sentía: todos estábamos preparados, pero a la vez, todos éramos conscientes de la enorme incertidumbre que nos aguardaba. Nadie sabía realmente qué esperar de lo que estaba por venir. Pero eso no cambiaba nada. La misión era clara, y cada uno de nosotros tenía su papel que desempeñar.
En cuanto subí al barco, una sensación extraña me invadió. El mar parecía extenderse sin fin, un vasto desierto líquido que se perdía en el horizonte. Sentí la presencia de la Omni-Omni no Mi dentro de mí, como si las aguas mismas respondieran a su energía. Había algo que me conectaba con el mundo que me rodeaba de una manera completamente nueva, una relación que iba más allá de la simple observación. Podía sentir las corrientes debajo de nosotros, el ritmo del agua, como si todo estuviera conectado, como si mi poder y el mar compartieran una misma esencia.
Mientras el barco se adentraba en las aguas abiertas, mi mente divagaba, pensando en las palabras de Garp y lo que me había dicho Reiji. ¿Estaba realmente listo para lo que se avecinaba? La incertidumbre era inevitable, pero también había una certeza creciente en mí: este viaje sería una prueba de todo lo que había aprendido. No solo sobre el control del poder, sino sobre cómo enfrentar los retos más allá de lo físico, los que residen en lo profundo del alma.
El día avanzó rápidamente mientras el barco se deslizaba sobre el mar. El horizonte se mantenía inmutable, pero el mar parecía cada vez más indomable. La tripulación seguía con sus tareas diarias, pero había algo en el ambiente que me hacía sentir que no estábamos solos. Un peso, invisible, se cernía sobre nosotros.
Esa noche, después de una larga jornada, el viento comenzó a arremolinarse con fuerza. Las olas se alzaban, y el barco comenzó a balancearse peligrosamente, pero no era una tormenta normal. La fuerza del viento, la intensidad de las olas... todo parecía dirigido, como si algo en el océano estuviera respondiendo a la energía que había despertado dentro de mí. Miré al cielo y vi que las nubes comenzaban a amontonarse, oscureciendo la luna y las estrellas. El mar parecía estar furioso, pero no era solo la naturaleza enojada. Era como si una fuerza más allá de nuestra comprensión estuviera jugando con nosotros.
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Las Crónicas Omni-Omni
ActionUna simple noche, un bocado de una fruta de apariencia inocente y una repentina oleada de poder inimaginable: la vida de Koby cambia irrevocablemente cuando consume la Omni-Omni no Mi , una fruta que combina las habilidades de todas las frutas del d...