Nunca imaginé que una simple tarde de entrenamiento podría cambiar mi vida por completo. Después de un largo día bajo el inclemente sol de la base de la Marina, había estado exhausto, como si cada músculo de mi cuerpo estuviera pidiendo descanso. Garp, como siempre, no fue amable con mis limitaciones, pero de alguna manera, logré sobrevivir a otro de sus despiadados entrenamientos. Lo que no esperaba, lo que nunca podría haber anticipado, era lo que sucedió en mi cuarto esa noche.
Al regresar a mi habitación, arrastrando mis pies cansados, noté algo que no recordaba haber dejado allí. Una cesta de manzanas, ubicada sobre la mesa junto a mi escritorio. De alguna manera, no me llamó la atención en principio. Después de todo, ¿qué sentido tendría? Había visto tantas cestas de manzanas durante mi tiempo en la Marina que ya ni las notaba. Sin embargo, algo en esta era diferente. Las manzanas eran de un color extraño, algo iridiscente, como si cambiaran de tonalidad con cada movimiento de luz que caía sobre ellas.
Mi estómago rugió. El hambre que sentía no era normal. Había pasado tanto tiempo entrenando que no me había detenido a comer como era debido. No pude evitarlo, me acerqué a la cesta y tomé una manzana brillante. Sin pensarlo, la llevé a mis labios, mordiendo con avidez, sin darme cuenta del peligro que me acechaba.
El primer bocado me sorprendió. Era como si un torrente de sabor inusitado inundara mi boca. Era tan dulce, tan perfecto, que ni siquiera me detuve a considerar el origen de la fruta. Después de todo, la Marina siempre me había enseñado a ser cauteloso, pero mi hambre superó cualquier precaución. Continué comiendo, sin saber que lo que estaba a punto de ocurrir cambiaría mi destino para siempre.
No pasó mucho tiempo antes de que comenzara a sentir algo extraño. Una sensación peculiar recorría mi cuerpo, como si una energía desconocida se estuviera apoderando de mí. Al principio, no me di cuenta de lo que estaba sucediendo, pero luego mi piel comenzó a hormiguear. Mis ojos se abrieron al ver cómo las paredes de mi cuarto parecían moverse, distorsionarse y cambiar ante mi mirada.
Me levanté rápidamente de la silla, temblando por la sensación extraña que ahora me envolvía. Miré mis manos y sentí que estaban... diferentes. No era solo un cambio físico, era como si el propio aire a mi alrededor se hubiera vuelto más denso, más... maleable. Sin darme cuenta, mi cuerpo comenzó a reaccionar de formas incontrolables. Intenté moverme, pero algo más estaba controlando mis movimientos. Un poder que no comprendía se apoderaba de mí.
El cuarto comenzó a desmoronarse a mi alrededor. Las paredes se transformaron en una masa de piedra que se retorcía bajo mi toque. De alguna forma, las manzanas que había comido comenzaron a latir en mi interior. Y entonces, con horror, me di cuenta: había consumido una fruta del diablo.
¿Qué había hecho? Pensé. Un sinfín de emociones se apoderaron de mí: miedo, confusión, impotencia. Todo lo que había aprendido hasta ahora parecía desmoronarse ante esta nueva realidad. Intenté recordar lo que sabía sobre las frutas del diablo, pero nada me preparó para este poder. Este poder tan vasto, tan abrumador.
De repente, una ráfaga de luz iluminó el cuarto, y ante mis ojos apareció una figura conocida. Era Garp. Él siempre tenía una forma peculiar de llegar, como si su presencia fuera inevitable. Me miró con una mezcla de sorpresa y preocupación.
—¿Koby? —su voz resonó en la habitación, tan profunda y grave como siempre.
Pero yo no podía responder. No podía hablar, ni pensar, ni siquiera moverme con control. Todo lo que sabía era que mi vida ya no sería la misma. Mi cuerpo, mi alma, mi mente... estaban ahora ligados a algo mucho más grande de lo que jamás podría haber imaginado.
La fruta, la Omni-Omni no Mi, la fusión de todas las frutas del diablo, había tomado control. ¿Qué haría ahora? ¿Sería capaz de manejar este poder? La pregunta flotaba en mi mente mientras todo comenzaba a desmoronarse a mi alrededor.
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Las Crónicas Omni-Omni
AksiUna simple noche, un bocado de una fruta de apariencia inocente y una repentina oleada de poder inimaginable: la vida de Koby cambia irrevocablemente cuando consume la Omni-Omni no Mi , una fruta que combina las habilidades de todas las frutas del d...