(Narración: Jimin)Yoon Gi se ha expuesto ante esa banda callejera. Aún no me lo puedo creer. No solo me ha ido a buscar cuando no tenía por qué hacerlo sino que también ha estado dispuesto a pelearse por mí. Además, me ha llamado su chico.
Su... Chico...
Hasta me cuesta hasta pronunciarlo mentalmente. ¿Por qué lo ha dicho?
Hubiera preferido que me hubiera salido con algo como que soy el rey de los incívicos dentro del mundo incívico por no seguir sus órdenes. Me habría molestado pero por lo menos habría podido mantener la cabeza en su sitio. Ahora, en cambio, me siento atontado y el corazón no para de darme botes como un tambor.Ay; pero qué rayos. Me ha descolocado por completo. Eso no puede ser. No, no no.
No debo olvidar que tiene un carácter horripilante. Es un déspota, un impaciente, un intransigente y un maleducado. Se pone a gritar por cualquier cosa. Su obsesividad por la pulcritud y los horarios rozan la patología. Encima que se enfada por todo, hasta si se respira un poco más fuerte de lo que considera que es adecuado respirar.
¿Por qué entonces no puedo dejar de pensar en él? ¿Será el estrés? Los nervios distorsionan las emociones y yo ando bastante agobiado con el asunto de la suplantación de identidad. Tengo que deshacer el lío que he montado y esfumarme antes de que el verdadero Eun J tome cartas en el asunto. Y no creo que tarde mucho en hacerlo porque sigo con su teléfono y no lo ha dado de baja.
¿Qué debería hacer? ¿Rechazar el trabajo de la serie hoy mismo? ¿No aparecer más y ya está? ¿Escribir antes una carta de disculpa a la empresa? Pero eso implicaría no volver a ver a Yoon Gi. Uf; de verdad que estoy mal. ¿Por qué me tiene que importar ese histérico?
—Jimin, la leche. —Uno de mis compañeros de piso me alertó al entrar en la cocina—. La estás derramando.Bajé la vista al vaso, medio ensimismado. Estaba a rebosar y el líquido blanco, que caía procedente de la botella que tenía entre las manos, se había desbordado y formado un charco sobre la encimera.
—También se te ha quemado el pan.
El chico accionó la palanca de la tostadora. Dos rebanada negras como el carbón dieron un salto.
—La has puesto a máxima potencia. —Comprobó la ruedecita de números antes de dirigirme una mueca de extrañeza—. ¿Qué te pasa? ¿Has dormido mal?
—Creo que ando un poco despistado.
Y bendito despiste.
Poco después se me cayó el jabón dentro de la ducha. Me resbalé, patiné, me agarré a la cortina, que no aguantó, y terminé sentado de culo en los patitos adhesivos con la lona de plástico azul por la cabeza. Todo por andar pensando en Yoon Gi.
Pero ahí no quedó la cosa. Poco faltó para que me lavara los dientes con la crema de manos en vez de con el dentífrico. Perdí una chancla por el pasillo. Me puse el calzoncillo al revés. Y el colofón final fue descubrirme rebuscando en mi modesto armario a la caza de un atuendo bonito, tirarme media hora peinándome y bañarme en perfume. Total, que salí a trabajar más guapo que nunca. A pasitos de tortuga, eso sí, debido al tratazo en el trasero, pero guapo. Por cierto, no pude correr y perdí el autobús así que me tocó tomar un taxi.
ESTÁS LEYENDO
UNA MENTIRA PERFECTA 《YoonMin》
FanfictionLa mentira no es buena, lo sabemos. Pero, ¿y si dijeras una para salir airoso ante el cascarrabias de tu jefe cuando te ha descubierto haciendo algo que no debías? ¿Y si resulta que eso te metió en un lío y no te queda más remedio que seguir mintien...