Cuando entramos y cerré la puerta, allí mismo, Valeria vino sobre mí y me dio un intenso beso en la boca. Acarició mi pene sobre el pantalón para sentir cómo se ponía duro nuevamente.
- Quiero mi postre. - Me dijo suave al oído.
Sin dejar de besarme, desabrochó mi pantalón, lo bajó y bajó mi bóxer, acarició mi pene y mis testículos con su mano. En la intensidad del beso yo le fui quitando su blusa y besé su cuello. Desabroché su brasier y acaricié sus senos mientras ella se arrodillaba en el piso y después de lamerlo un poco me empezó a chupar el pene, lo metió entero en su boca dándome un placer indescriptible. Así estuvo algunos minutos en los que por poco hace que termine en su boca, pero luego se puso de pie y acercándose a una mesa cerca de la entrada, se bajó la tanga y se recostó en la mesa con las piernas un poco abiertas.
- Ahora ven tu. - Me dijo mirándome fijamente a los ojos y mordiéndose el labio.
Estiró su mano para que yo la tomara y así acercarme a ella, mirándome fijamente acarició mi rostro y pasó la yema de su dedo por mis labios abriendo un poco mi boca y tocando la punta de mi lengua.
- Quiero sentir esta lengua acá abajo. - Con su otra mano tomó la mía y la llevó a su sexo, pasé mis dedos por su vulva y sentí lo húmeda que estaba.
Me agaché lentamente besando su cuello, su pecho, sus senos y finalmente me arrodille en frente a ella para lamer su sexo húmedo y ardiente. Estaba tan excitada que en pocos minutos sentí cómo explotaba en un orgasmo. Contuvo su gemido de éxtasis pero sentí cómo vibraba todo su cuerpo por unos segundos. Yo seguía arrodillado, ella me tomó el rostro con una mano, acarició mis mejillas y tomándome por la barbilla apuntó mi cara hacia la suya. Su rostro mostraba el placer que acababa de darle el orgasmo.
- Ahora adentro.
Me tomé de su mano para ponerme de pie y ella se giró para darme la espalda, se inclinó un poco hacia adelante y movió su cadera buscando que sus nalgas tuvieran contacto con mi pene, al sentir el roce dejó escapar un sutil gemido. Yo con mi mano guié mi pene a rozar su vagina y luego la penetré lentamente. Acaricié sus nalgas y la tomé de la cadera para empujar todo mi pene dentro de ella. Nuestros movimientos coordinados parecían una coreografía de baile confirmando que si hay conexión en el baile hay conexión en todo. La penetré una y otra vez hasta que ella alcanzó su segundo orgasmo y como yo aún no terminaba, se arrodilló y me lo chupó de nuevo, cuando sintió que estaba a punto de terminar lo sacó de su boca y lo apuntó hacia sus senos. Unos segundos después nos pusimos de pie y fuimos a bañarnos juntos, al entrar a la ducha aún había gotas de mi semen en sus pezones. Ella no lo había notado y cuando lo vio sonrió con picardía.
- Disculpa el impulso... jiji, pero yo te dije que quería hacerlo en todos los lugares de tu casa.
La ducha fue muy placentera porque el erotismo seguía a flor de piel, así que bajo el agua continuaron las caricias y los besos. Al terminar de ducharnos me dijo:
- Hoy quiero dormir contigo en el cuarto de huéspedes, donde estuviste con Cris.
La miré como sin comprender el sentido de esa petición y ella entendió mi mirada.
- Ya te lo he dicho varias veces, quiero tenerte en todos los lugares de tu casa.
No estaba interesado en dejar de complacer ese tipo de caprichos de Valeria, así que fuimos a dormir en la cama de huéspedes, nos acostamos en posición de cucharita y al poco tiempo nos dormimos.
Esa noche desperté sin motivo a las 3 am y noté que Valeria no estaba a mi lado. Por una fracción de segundo pensé que todo era parte de un sueño o alguna alucinación pero su aroma aún presente en la almohada me sacó de esa falsa ilusión de inmediato. No parecía que hubiera ido al baño, así que salí a buscarla. La luz del corredor que dirige al estudio estaba encendida y la puerta entreabierta. Al llegar al lugar, Valeria estaba en pijama, sentada en la silla, leyendo algo en su Kindle.
- ¿Qué haces despierta a esta hora y por qué te viniste para acá?
- Me desperté con ganas de leer y como no quería despertarte, decidí venir a conocer este lugar, Cris me habló de él. - Sonrió con picardía para que yo entendiera que ella sabía lo que había ocurrido en mi estudio con su amiga.
- ¿Ah sí, y qué te dijo sobre mi estudio?
- Me dijo que no era un estudio sino una oficina y que era muy acogedora.
- Pues se ve que sí hablaste con ella, porque siempre insistió en decirle oficina a pesar de que yo le llamo estudio. - Reímos.
Dejó de un lado su kindle, se levantó de la silla y se sentó sobre el escritorio, abrió las piernas un poco, lo suficiente para que notara que no llevaba ropa interior, solo su pijama.
- Por lo que me contó, yo deduje que esta oficina no es solo acogedora sino muy erótica. - Habló mirándome fijamente a los ojos invitándome a acercarme a ella.
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VALERIA
RomanceNuestra historia empezó en una de las semanas más locas de mi vida y evolucionó en esta historia.