Después de dos meses ya no eras la misma, me ignorabas, me veías caminar solo y no me buscabas, ya no eras tan cariñosa conmigo, eras diferente.
Hablé contigo más de una vez sobre este tema, te pedí que me pusieras más atención y lo hiciste; por uno o dos días.
Lo deje pasar, pues mi amor por ti era más grande que mi orgullo; pero eso cambió, ya no pude más y te dije que ya no quería seguir.
No paso ni una semana y ya habíamos regresado, por tercera vez; hablamos, lloraste, y me dijiste que estabas arrepentida y prometiste cambiar, y lo hiciste, pero no del todo.
No duramos ni dos semanas, la primera, fue buena, me pusiste más atención y fuiste más cariñosa, la segunda, bueno, hubiera preferido que la primer semana nunca hubiera terminado; todo volvió a ser como antes y terminamos igual, solo amigos.
Hoy en día solo tenemos los mismos recuerdos de una relación hermosa.
Y Elizabeth, si estas leyendo esto, siempre estarás en mi corazón.