Capítulo tres

155 37 5
                                    

No entendía nada.

Observaba a Hagrid como si esperara que comentara algo más. Su rostro era más confuso que antes y el contrario tampoco sabía que decir al respecto.

—¿Un tipo loco quiere matarme desde que nací solo por qué piensa que voy a hacerlo desaparecer? — el hombre se fijó en él con algo de intranquilidad para después asentir ante eso.

—Su nombre nunca puede ser nombrado, Harry. Si la oportunidad de pelear contra él se diera, no lo hagas — advirtió mientras se concentraba en el menor.

—¿Por qué lo haría? ¿Acaso crees que heredé el poco cerebro igual que mi primo? — Hagrid entreabrio sus labios pero decidió no opinar respecto a eso, estaba comenzando a cuestionarse si fue muy pronto para hablar respecto a ese tema.

Hogwarts ¿Era importante como opinara en ese lugar?

Podría fingir demencia como Dudley cada ves que hacía algo mal y lo culpaba, seguramente funcionaría si algo llegara a suceder.

—Tú debes ser Harry Potter — extendió su mano con una sonrisa torcida en su rostro y un pelirrojo que estaba cerca de ellos soltó una ligera risa —Mi nombre es Draco Malfoy, mi padre es bastante conocido. Nosotros podríamos ser grandes aliados.

—¿Quién es tu padre? — Draco por un momento sintió como su cerebro dejaba de funcionar por algunos pocos segundos.

—Lucius Malfoy, es bastante conocido en el mundo mágico...— se detuvo a explicar mientras bajaba su mano lentamente.

—Ah, ¿me alegro? — simplemente logró sonreír levemente, ¿acaso aquel hombre era como Michael Jackson pero con magia? Seguramente que sí. ¿Alguien tenía idea de que toda su vida vivió con personas normales? Seguro que no.

—¿Estás dispuesto a ser alianzas conmigo? — su ceño se había fruncido un poco por tener que volver a recalcar todo otra ves.

—O sea que quieres que seamos amigos — Harry lo observó de arriba hacía abajo para después agarrar su mano y estrecharla con el rubio —Genial, nos vemos en la cena.

Claro que la situación fue extraña, hasta para los pocos que habían presenciado eso. McGonagall los había separados a todos por grupos para las grandes mesas del comedor.

—¿Acaso estás loco? — el castaño se exaltó junto al pelirrojo quiénes se habían asustado por la repentina apareciendo de la chica con rulos.

—¿Disculpa? — dejó el cubierto al lado del plato, fijándose con curiosidad a la contraria.

—Draco es un Malfoy. No puedes pretender que solamente quiera ser tu amigo — explicó detalladamente mientras se sentaba enfrente de ellos dos.

—¿Y el problema? — miró de reojo a Ron quien simplemente se mantenía callado.

—Pretenderá usarte para su propio beneficio. Ahora es un Slytherin, no puedes bromear con personas como...ellos — le molestó un poco como lo había dicho. Hermione siguió hablando sobre ellos, aunque en algún momento dejó de poner atención.

Apenas llevaba tres días allí, no sabe cuántas veces se recorrió Hogwarts. Fue a la biblioteca muchísimas veces antes y después de sus clases, claro que extrañaba la presencia de Charlotte, sus tardes y compañía única. ¿Se estaría preguntando dónde está?

Podría enviar a una lechuza con una carta...no era tan mala idea. La última hora de clases acabó por fin, salió casi disparando del salón, lástima que terminó golpeando a alguien.

—¡Lo siento! — se agachó para juntar su libro y después subir su mirada, era su profesora McGonagall, quién lo miraba muy fijamente...¿estaba en problemas?

—No te preocupes. Pero no debes correr por los pasillos, ¿a dónde vas con tanta prisa? — se atrevió a preguntar mientras sonreía.

—Escribiré una carta para una...amiga — la sonrisa fue más que notable en su rostro, como si se iluminara repentinamente.

—¿Entonces que esperas? Ve a escribir, pero deja de correr por los pasillos — regañó de forma suave mientras el menor ya se había ido corriendo prácticamente.

—Creo que lo animaste bastante en estos años — Albus se fijaba en la mujer con una pizca de burla.

—Sabes que era lo mejor.

—Lo sé. Nunca debe saber sobre las criaturas mágicas que intentaron atacarlo en el mundo muggle — remarcó seriamente y la contraria solo se dedicó a asentir.

La noche llegó en algún momento, Harry se había dedicado a salir de la habitación de Gryffindor con mucho sigilo de no ser descubierto. Claro que aún no se acostumbraba a ese sitio, seguía sin comprender porqué las personas actuaban tan extrañas. Algunos parecían amarlo y otros odiarlo. ¿Qué había hecho él?

Simple sobrevivió o eso cree, o eso intenta creer ¿Acaso Voldemort no podía buscar a alguien más y arruinarle la vida o el había nacido con demasiada desgraciada?

Quizás hubiera rechazado a Hagrid cuando había invadido prácticamente la casa de sus tios, ahora que lo pensaba parecía haber sido una muy buena opción.

El aire por los pasillos era fresco, sus manos y pies yacían congeladas luego de caminar un poco, ¿Por qué ni siquiera se colocó calcetines?

Caminó un poco para después forcejear la puerta que conducía a la biblioteca y cerrarla detrás suyo. Intentó hacer el menos ruido posible, si Filch lo descubría todo su paseo sería inútil y terminaría con varios días de castigo.

En algún momento llegó a la sección prohibida, una leve brisa invadió su rostro, el frío comenzaba a portarse insoportable. Las cosas parecían ser tan diferentes pero intrigantes, un libro cayó enfrente de él, resonó un poco al ser algo grande. Se dedicó a suspirar por el pequeño susto que le había llevado.

Levantó aquel libro del suelo, abriendolo un poco y leyendo un par de páginas algo intrigado por su contenido.

—Viajar en el tiempo...— su mirada se detuvo en aquel título, llamando por completo su atención —¿Quieres volver al pasado y evitar que algo suceda...— escuchó pasos resonando cerca de allí, dejó el libro en la estantería para después desaparecer.

Quizás no era tan malo si otro día regresaba.

¿Qué tan malo podría ser?

𝘿𝙚𝙨𝙩𝙞𝙣𝙤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora