—La cuestión es que mi vuelo de vuelta sale por la mañana.Él me miró con interés unos segundos, algo tenso.
—¿Quieres esa visita o no, Ginger?
Recuerdo que en ese momento solo pude pensar: «¿Porqué dice mi nombre así?, ¿por qué lo pronuncia como si ya lohubiese hecho antes otras muchas veces?». Me asustó y me gustó a partes iguales. Miento. Ganaba lo segundo en la balanza.Porque lo vocalizó casi con delicadeza y a mí nunca me habíagustado mi nombre, porque llamarse «jengibre» no es que seaalgo muy místico o romántico, pero dicho por Rhys sonó distinto. Mejor.
—Eres un desconocido —puntualicé.
—Todos somos desconocidos hasta que nos conocemos.
—Ya, pero... —Me lamí los labios, nerviosa.
—Vale, como quieras. —Se encogió de hombros.
Luego me deseó un buen viaje casi hablando contra el cuello de su chaqueta, se dio media vuelta y se dirigió hacia el túnel del metro que conducía a la salida.Sopesé mi situación. Estaba perdida en París porque acaba ba de dejarlo con mi novio y me había parecido un acto muyrebelde y alocado comprar los primeros billetes que encontré,aunque fuese para un viaje de ida y vuelta en apenas unas horas, sin alojamiento y con solo una mochila a mi espalda conunas bragas, unos calcetines de recambio y galletitas saladas(en serio). Pero lo cierto era que no sabía adónde ir. Y que nopodía ignorar el leve cosquilleo que había sentido al escucharsu voz por primera vez. Y no sé. Fue un impulso. Un tirón fuerte.
—¡Espera! —Él se paró—. ¿Adónde vamos?
—¿Vamos? —Volvió a girarse hacia mí. —Ya sé que hace un minuto he dicho que no te conozco,pero creo que si te marchas ahora mismo..., te perseguiré. —Rhysalzó una ceja mirándome alucinado—. Es decir, sí, eso. Porque no sé dónde estoy y no me quedan datos en el móvil por culpade esa tarifa horrible con la que me timó la teleoperadora, y...tengo la sensación de que si me quedo sola terminaré comidapor un oso o lo que sea que ocurre en las ciudades en lugar deen el bosque cuando una se pierde.
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nosotros en la luna
Romanceuna noche en parís. dos caminos entrelazándose. cuando Rhys y Ginger se conocen en las calles de la ciudad de la luz, no imaginan que sus vidas se unirán para siempre, a pesar de la distancia y de que no puedan ser más diferentes. ella vive en Londr...