Los problemas que tenia, sabía perfectamente que no podía detenerse en un simple : lo siento. Mi padre se veía como jamás antes enojao, mi madre solo me observaba decepcionada. Claro,no era por menos si fueron por mi,hasta la mansión tomioka en dónde los señores Kei y Haruto, padres de Giyu los esperaban con ansias.
Maldición, mil veces maldición. Mi madre solo pedía disculpas, y mi padre hablaba de negocios. Creo que solo fui traía a Francia para que ellos queden como unos padres preocupados.
- Padre, madre...
- Hija ¿No te hiciste daño?
Hablo mi madre, creo que los empecé a juzgar erróneamente, ellos me amaban pase lo que pasé, aún si el mundo se pone en contra de sus hijas. Ellos siempre pondrán en prioridad a su familia : Kanae, kanao y yo, sus hijas y como dice papá, sus más grandes riquezas.
- Estás castigada jovencita, llegar al punto de escaparte y que los padres del muchacho nos llamen para recogerte. ¿Acaso te estamos fallando?. - Hablo mi padre con enojo y frustración en su rostro pero su voz demostraba tristeza - ¿Somos malos padres?
- No, no me están fallando pero yo si, y lo siento...por eso.
- Shinobu, hija no importa si falles o no, es la ley de la vida. Los errores nos hacen crecer, hasta los hombres más perfectos se equivocan pero está en ti, si tomas esos errores como bueno o malos.
Mi mamá era sabía en muchos aspectos, yo solo quedé ahí, y observando el rostro pasivo de Giyu que me miraba con aires de grandeza. Cómo si yo fuera el bicho que el fácilmente puede aplastar; maldito imbécil.
Solo sonreí suavemente, con la sonrisa maa hipócrita que podría llegar a tener, y agradecer profundamente a la familia tomioka, por supuesto también a Giyu. Que solo se mofaba de mi.
Al girar mi cuerpo al coche familiar, solo pude levemente señalar mi dedo del medio hacia el, algo que solo el pudo verlo. Una ligera mirada fue lanzada a hacia el, el solo me observo, y frunció el ceño por un momento tuve un dejavu. Me deje de tonterías para irme rápido.
Mi corazón se había acelerado, Bastian el chófer que trabaja para mí padre, apuro el acelerador para llegar rápido a casa, bañarme y cambiarme para ir a la escuela. Podía sentir como mis mejillas comenzaban a enrojecer.
- Hija ¿Estás bien?
Pregunto mi papá, yo solo asenti. No deseaba hablar de ese asunto, cuando ni siquiera yo misma se lo que está pasando.
Podía observar por la ventana, y como lentamente mi mundo comenzaba a girar, de ver grandes casas e incluso edificios. Observaba árboles por donde pudiera ver, y yo estaba sentada en una carreta. Buscaba a mis padres pero no los encontraba : ¡Mamá! ¡papá!.
Solo el silencio reinaba en esta ciudad del tiempo, dónde parecía que todo hubiera dado un giro en retroceso, en dónde no había ciudades ni autos, solo podía visualizar carretas, árboles y casas de madera que se usaba hasta los años dos mil. La carreta se movía sola, yo estaba con un haori con un patrón de alas de mariposa, que se desvanece en un color turquesa y rosa en las mangas. Tenia chaqueta negra teñida en púrpura de líneas rectas con pantalones negros de hakama metidos en una tela kyahan de patrón de mariposa alrededor de sus piernas y sandalias zori púrpuras.
Esto definitivamente no era mi tiempo, lleve mi mano a mi cadera, habia una funda, no. Había una katana, me caí sentada. Buscaba alguna señal de que esto fuera un sueño, comencé a gritar a patalear pero todo fue en vano, salte de la carreta para el suelo, y camine perdiendo en ese sendero.
- ¿Mamá? ¿Papá? ¿Bastian? ¿Alguien está cerca? Ya no es gracioso..
Ningúna persona que conozca estaba cerca para acompañarme, seguí caminando perdiendo en ese sendero. Un estruendo se escucho fuertemente, mi piel se erizo de miedo, admito soy una cobarde, y no recuerdo manejar perfectamente la katana que desenvaine para proteger del peligro naciente del Lugar.
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EL CHICO DE LOS OJOS AZULES [+18]
РазноеShinobu kocho, una dulce joven de preparatoria que sueña en incontables noches a un hombre de ojos azules, electrizante e hipnóticos. búscame, y encuentrame. me enamore de alguien que no conozco, solo aparece en mis sueños y cada vez, mis sentimien...