Capitulo 3

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Capitulo 3

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Los días en Sunset Brew eran relativamente perfectos, lo más normal que podía ocurrir en un cafetería con buena demanda. Los clientes habituales se acercaban al mostrador, charlaban mientras hacían sus pedidos y nos dejaban generosas propinas.

Había conseguido el trabajo hace unos meses, me encargaba de la caja registradora, una tarea que, aunque parecía fácil, requería mucha responsabilidad. A pesar de todo, estaba contenta porque, por primera vez, sentía que encajaba en un lugar. Además, mis compañeros eran increíbles, lo cual hacía el ambiente de trabajo aún más agradable.

—Avery, —Stella tocó mi hombro, haciéndome dar un pequeño respingo en mi lugar, pero ni mi reacción le cambió la expresión preocupada en el rostro—. El señor de la mesa tres pidió hablar contigo, dice que te conoce.

Navegué a través de las mesas hasta dar con la tres y una sensación de angustia se apoderó de mí al descubrir que yo tambien conocía a ese señor.

—¿Quién es? —preguntó, intentando en vano ocultar la curiosidad.

—Quédate aquí en lo que habló con él. —le dije, ignorándola mientras limpiaba mis manos en el delantal.

Stella se encogió de hombros, mirando de reojo hacia la mesa tres.

—¿Segura? —seguro el miedo se podía distinguir en mí.

Asentí, respirando hondo para calmar los nervios que empezaban a formarse en mi estómago.

¿Qué quiere?

Caminé hacia su mesa, preguntándome  qué hacía aquí el señor Menendez  y por qué quería hablar conmigo.

¿De qué más hablaría si no es de Lyle, tonta?

—Voy a ser directo contigo, muchachita —espetó cuando estuvimos cara a cara, tanto su voz como sus ojos destilaban veneno—. Deja a Lyle en paz.

Sentí un escalofrío recorrerme, pero me obligué a mantener la calma.

El poder radica en el miedo; si yo no le demuestro miedo, él no tendrá más poder.

—Me va a disculpar, pero usted no es quien para decidir entre nosotros. —Apoyé las manos en la mesa con firmeza, mi mirada nunca se despegó de la suya—. El día que Lyle quiera dejarme, lo hará porque es su decisión.  No la suya, o la de su esposa.

—Eso está por verse. —El hombre se inclinó hacia adelante, susurrando con una sonrisa calculadora en la boca.—. Resultaste tener más huevos que mi propio hijo. Me impresionas, pero no es suficiente.

La furia se apoderó de mí, llenando cada rincón de mi ser. No estaba buscando su aprobación ni quería impresionarlo a él o a su familia. Yo quería de verdad a Lyle, y eso debía ser suficiente para ellos. No lo entendía. ¿Qué me faltaba? ¿Por qué no podían ver lo mucho que significaba Lyle para mí? ¿Por qué no podían entender que nuestro amor era real y profundo?

Mi corazón latía con fuerza y mi mente bullía con preguntas sin respuesta, cansada de una guerra constante que siempre me orillaba a sacar lo peor de mí, y aún asi, no sentía vergüenza, no cuando se trataba de defendernos.

—Qué tenga buen día, señor Menéndez. —Le di respuesta a su ataque, no tenía por qué seguir soportandolo.

—¿Esa es tu decisión? —Habló a mis espaldas, paralizándome—. Las cosas no terminarán bien para ti.

Me volví hacia él como una fiera, sin poder contener la rabia que me hervía en las venas.

—¿Está amenazándome?

Avery || Lyle Menendez (Nicholas A. Chavez)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora