27-El inicio del fin

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La brisa del lugar era fría, cargada de un olor salado que se mezclaba con la humedad de la noche. Las coordenadas del mapa me habían traído hasta aquí, un lugar que parecía completamente aislado del resto del mundo. Frente a mí se alzaba una vieja fábrica abandonada, con ventanas rotas y paredes cubiertas de grafitis. Parecía imposible que este lugar tuviera alguna conexión con Ryan, pero lo sabía en lo más profundo de mi ser: esto significaba algo.

Con cada paso que daba, el suelo crujía bajo mis botas, haciendo eco en el silencio opresivo. No había luces encendidas, solo la tenue claridad de la luna filtrándose a través de las nubes. Me detuve frente a la puerta principal, una enorme pieza de metal oxidado que parecía haber estado cerrada durante años. Pero al tocarla, se abrió con un chirrido, como si alguien ya hubiera estado aquí.

Entré, mi corazón latiendo con fuerza. Todo en mi interior gritaba que me fuera, pero mi curiosidad y necesidad de respuestas eran más fuertes que el miedo. Al caminar entre las sombras, mis ojos comenzaron a adaptarse a la penumbra. El lugar estaba vacío, salvo por unas pocas cajas apiladas en las esquinas y restos de maquinaria abandonada. Sin embargo, había algo que destacaba: un rastro de luz que se filtraba desde una puerta al fondo.

Avancé con cautela, intentando que mis pasos fueran lo más silenciosos posible. Al llegar a la puerta, la abrí lentamente, y ahí estaba él.

Ryan.

Estaba de espaldas a mí, inclinado sobre una mesa donde descansaban varios papeles y fotografías. La luz de una lámpara portátil iluminaba su figura, proyectando una sombra alargada en la pared. Sus hombros estaban tensos, y sus movimientos eran precisos, como si estuviera buscando algo entre los documentos.

-¿Ryan? -mi voz salió más fuerte de lo que esperaba, rompiendo el silencio.

Él se detuvo de inmediato, sus hombros se tensaron aún más, pero no se giró al instante. Pasaron unos segundos eternos antes de que hablara, su tono bajo y lleno de una calma inquietante.

-Sabía que vendrías.

Finalmente se giró, y sus ojos oscuros se clavaron en los míos. Había algo diferente en ellos, algo que no había visto antes. No era sorpresa, ni molestia. Era una mezcla de resignación y, tal vez, algo parecido al dolor.

-¿Qué haces aquí? -pregunté, aunque ya sabía la respuesta.

-Lo mismo que tú. Buscando respuestas.

-¿Respuestas sobre qué? -Mi voz temblaba, pero no era de miedo. Era frustración, rabia contenida por todos los secretos que había mantenido.

Él no respondió de inmediato. En cambio, dio un paso hacia mí, reduciendo la distancia entre nosotros. Podía sentir el calor de su presencia, la intensidad de su mirada que parecía atravesarme.

-Sabes que no puedo decírtelo todo, Kaia. No aún. Pero este lugar... -miró a su alrededor antes de volver a encontrar mis ojos- es donde todo empezó.

-¿Qué significa eso, Ryan? ¿Qué tiene que ver contigo? ¿Conmigo? -Mi voz se quebró al final, pero mantuve la firmeza en mi postura.

Él suspiró, pasándose una mano por el cabello en un gesto que parecía casi desesperado.

-Esto no es solo sobre mí. Es sobre nuestras familias. Sobre las decisiones que se tomaron mucho antes de que tú o yo tuviéramos la oportunidad de elegir.

Todo este tiempo había sabido que había algo más grande detrás de nosotros, pero escucharlo de su boca hacía que se sintiera más real.

-¿Y qué se supone que haga con eso, Ryan? -pregunté, dando un paso hacia él, desafiándole con mi mirada-. ¿Seguirte ciegamente? ¿Esperar a que decidas confiar en mí mientras el mundo se desmorona a nuestro alrededor?

Alma Oscura [Sombras Del Pasado I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora