Capítulo 3

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Era la primera vez en años que dormía sin preocupaciones.
Su mente por fin había podido descansar en paz, sus párpados ya no se sentían pesados y su cuerpo se encontraba completamente relajado, notando de todas formas, los dolores de sus músculos por las tensiones que había sufrido últimamente.

Aún así, no podía quejarse. Había dormido en un lugar cómodo, cálido por las mantas que lo arropaban con aquel agradable aroma y sin obligarse a mantener sus sentidos alerta por el temor a que algunos de sus compañeros intente asesinarlo.

Se sentía increíblemente bien poder estar de regreso en casa.

Una suave risa llegó a sus oídos. Podía escucharse algo lejana, pero era agradable que sea el primer sonido del día.

Itachi no recordaba que su hogar fuera de aquella manera. Dentro de aquellas paredes, siempre predominaba el silencio y parecía haber empeorado cuando su madre falleció. Si antes no oía a sus padres charlar, desde que Mikoto había dejado el plano terrenal, ni siquiera era capaz de oír el sonido de los cubiertos cuando cocinaba.

Tampoco era común que el aroma del desayuno llegue hasta su cuarto como lo hacía en ese momento.

La imagen de aquel bonito doncel cocinando para él, se presentó en su cabeza de manera agradable.

De por si le había encantado la cena que había preparado la noche anterior y pareció ser más especial con el simple hecho de saber que Minato se había esforzado por su llegada.

Y aún cuando había intentado poder mantener una charla con todos, su hermanito había sido el único capaz de querer comentarle sobre distintas cosas que no sea su misión. Su padre se había esforzado por retomar el tema una y otra vez, aún cuando él quería dejarlo atrás ahora que había finalizado con su labor.
Por otro lado, fue triste que Minato apenas le haya dirigido la palabra. El joven rubio solo se dedicaba a escuchar la conversación sin emitir palabra a menos que se le preguntara algo directamente.

Aún así, Itachi no podía desanimarse con eso cuando había tenido la atención del doncel en su persona cada vez que él hablaba.

Unos suaves toques en la puerta llamaron su atención, permitiendo el acceso al instante y sonriendo cuando vio el cabello comúnmente desordenado de su hermano menor.

—Es momento de levantarse.—Sasuke habló a modo de saludo con una brillante sonrisa.— Papi ya preparó el desayuno.

Itachi sonrió.

—Bien, me prepararé y los acompañaré enseguida.

—¿Sasuke?—La voz de Minato se escuchó cerca de la habitación y como si el pequeño hubiera recordado algo, corrió hacia la cama ingresando en el lado vacío y se cubrió con las mantas.

Itachi parpadeó algo confundido. Quizás el sueño no había logrado disiparse por completo, porque sería la única razón por la que no entendería el comportamiento de su hermanito en ese momento.

Volteó su mirada hacia la puerta nuevamente, esperando algo impaciente la presencia del doncel.

>>Buenos días.—Minato saludó con una amable sonrisa en cuanto se posó frente a la puerta abierta.— El desayuno está listo por si gustas acompañarnos.—Comentó, recibiendo un asentimiento de parte del azabache que lo miraba algo perdido, como si aún se encontrara entre el sueño y la vigilia.

—Iré en un momento.—Sonrió.

—¿Has visto a Sasuke? Se ha levantado con ganas de jugar a las escondidas y debe prepararse para la academia.

Los ojos de Itachi se desviaron hacia el bulto de mantas que se hallaba a su lado y se recostó un poco para que el rubio pudiera notarlo. Sasuke se removía debajo de las telas, como si aún así no pudiera ser atrapado.

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⏰ Última actualización: 5 days ago ⏰

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Ángel (ItaMina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora