En donde el famoso alfa luchador de MMA, Joo Jaekyung, decide sentar cabeza con un omega llamado Kim Dan, que comienza a trabajar como su fisioterapeuta personal.
•Comienzo: 16/04/24
•Final: -
•1.00k: 23/04/24
•100k: 26/12/24
🎀Jinx - Mingwa🎀
Días después de lo sucedido en el penthouse de Jaekyung, los días transcurrieron con normalidad para Dan, excepto por alguien en particular. Heeseung estaba de visita en el gimnasio nuevamente. Luego de aquella discusión que tuvo con Jaekyung, se habían arreglado de nuevo para otras sesiones, ya que la segunda temporada de su serie se acercaba y debía estar muy preparado para las escenas de acción.
En todos estos días que ha pasado la mañana en el gimnasio, no tuvo mucho contacto con Dan, solo lo estrictamente necesario. Más que nada porque su agencia de talentos lo mataría si se metía en problemas con Jaekyung de nuevo, ya que el pelinegro era el más preciado de la agencia entre los dos.
A Jaekyung lo obligaba a aceptar Namwook, pues, como las últimas veces, pensaba que al gimnasio no le vendría mal el dinero que pagaba la agencia de parte de Heeseung por los entrenamientos. Por otro lado, Jaekyung aún pensaba que no era necesario y que el dinero sobraba por donde lo vieras. De todas formas, como de costumbre, el mayor terminó teniendo la palabra final.
La única condición que se le puso a Heeseung fue que no volviera a hacer problemas en el gimnasio con nadie. De ser así, se rompería el contrato que tiene la agencia de talentos con Jaekyung. Todo completamente a petición del pelinegro. Y, obviamente, la agencia se iría a la ruina si el pelinegro se cambiaba a otra, y matarían a Heeseung, incluso lo expulsarían. Si bien es un famoso actor en el país, como él hay muchos, y le sería difícil entrar a otra agencia.
Dan se acomodó en su oficina, estaba revisando los registros de entrenamiento, pero su atención fue atrapada, como tantas veces, por Papa. Al dejar la puerta de la oficina abierta, lo vio y le llamó la atención.
A simple vista, Papa era un omega que desafiaba los estereotipos: seguro, casi desafiante, como si tuviera algo que demostrar constantemente. No solía ser como el resto de los omegas.
Su juventud contrastaba con el talento que ya comenzaba a brillar en el octágono con sus técnicas, pero era su actitud lo que lo distinguía. Con todos, salvo con Dan, parecía mantener una fachada amable, como si quisiera que le prestaran más atención. Con él, sin embargo, las cosas siempre se teñían de una hostilidad apenas disimulada.
Dan no recordaba cuándo comenzó esa tensión incómoda, pero sí sabía que había crecido con cada interacción. Los comentarios de Papa eran siempre afilados, disfrazados de neutralidad, y aunque nadie más lo notaba, Dan no podía ignorarlo.
Papa encontraba placer en señalar sus errores, sutilmente, dejando siempre la duda de si realmente había sido intencional. Y aunque al principio Dan quiso convencerse de que solo era una peculiaridad del joven omega, ahora sabía que no era así. Papa lo detestaba, y Dan no sabía por qué.
Jaekyung, ajeno a lo que pasaba dentro de la cabeza de Dan, interrumpió el hilo de sus pensamientos al entrar en la oficina mientras ajustaba las vendas en sus muñecas.
—¿Qué miras? —preguntó, con ese tono grave y práctico que lo caracterizaba. Dan sacudió la cabeza, intentando deshacerse de sus preocupaciones.
—Nada. Solo me distraía —respondió con un suspiro, aunque sabía que era una mentira a medias.
Sin embargo, sus ojos volvieron a posarse en Papa justo cuando Heeseung se acercaba a él. La energía de Heeseung, brillante y encantadora, irradiaba a su alrededor, y Dan no pudo evitar notar el destello en sus ojos al dirigirle una sonrisa a Papa.
El interés de Heeseung era evidente, y lo que resultó aún más sorprendente fue la respuesta de Papa. No hubo rechazo inmediato, como Dan esperaba. En su lugar, Papa lo miró con una atención calculada, evaluándolo.
—¿Nos acompañas en el entrenamiento? —preguntó Heeseung, seguro de su carisma. Papa, en un gesto sutil, asintió.
—Siempre que sea algo sencillo —respondió con voz calma, casi desinteresada, pero Dan se percató de algo.
Dan observó cómo ambos se alejaban, la sensación de incomodidad anudándose en su pecho. ¿Por qué Papa podía mostrarse abierto con Heeseung, pero con él no hacía más que intentar lastimarlo con cada palabra?
Había algo en todo eso que no cuadraba, y aunque Dan intentó convencerse de que exageraba, no pudo ignorar la certeza de que Papa guardaba un secreto. Un secreto que, tarde o temprano, tendría que salir a la luz.
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