En donde el famoso alfa luchador de MMA, Joo Jaekyung, decide sentar cabeza con un omega llamado Kim Dan, que comienza a trabajar como su fisioterapeuta personal.
•Comienzo: 16/04/24
•Final: -
•1.00k: 23/04/24
•100k: 26/12/24
🎀Jinx - Mingwa🎀
Jaekyung caminaba por el gimnasio, observando a los luchadores mientras pasaba entre ellos con su usual confianza. Sus pasos eran firmes, y su mirada fija, pero había algo que lo inquietaba: Dan, siempre tan atento y profesional, había comenzado a mostrar señales de agotamiento.
Jaekyung lo notaba en los pequeños detalles: la fatiga en su rostro, los movimientos más lentos, las frecuentes ausencias en su mirada. No era solo cansancio físico. Algo más estaba ocurriendo, y Jaekyung no podía ignorarlo.
A lo largo de las semanas, los mareos de Dan se volvieron más frecuentes, más evidentes. Cada vez que Dan intentaba disimular, Jaekyung lo veía a través de su fachada. Sabía que Dan no era el tipo de persona que aceptaba ayuda fácilmente, especialmente cuando se trataba de algo tan personal como su salud. Pero esta vez, Jaekyung no estaba dispuesto a quedarse de brazos cruzados.
El campeón sabía cómo reconocer la fuerza de voluntad de una persona, y también cómo percibir cuando esa fuerza comenzaba a desmoronarse. Dan estaba al borde, y Jaekyung lo sabía. Era hora de intervenir, y lo haría a su manera.
Jaekyung no iba a esperar más. Ese día, después de una sesión especialmente dura de entrenamiento, decidió que había llegado el momento de enfrentar a Dan. Lo encontró en la sala de fisioterapia, revisando informes de algunos luchadores. Dan levantó la vista al verlo entrar, pero en cuanto sus ojos se encontraron, Jaekyung pudo notar la fatiga que se había apoderado de él.
-Dan -dijo Jaekyung, su tono más serio que nunca- Vamos a hablar -Dan lo miró con una mezcla de sorpresa y confusión, pero tenía un presentimiento sobre el tema.
-¿Sobre qué? -preguntó, tratando de ocultar su incomodidad tras una sonrisa que no llegó a convencer a Jaekyung.
Jaekyung no se anduvo con rodeos. No estaba allí para perder tiempo con excusas.
-No sigas haciéndote el fuerte. Sé que algo no está bien. Tus mareos, esa falta de energía... no eres tan bueno ocultándolo. Algo pasa, y no vas a seguir ignorándolo -Dan intentó sonreír, pero su rostro mostró una leve mueca de incomodidad. Jaekyung, cruzado de brazos, no cedió.
-Es solo estrés, Jaekyung. No es nada grave -respondió, pero su voz temblaba ligeramente, traicionando sus palabras.
Jaekyung no creyó ni una palabra. La obstinación de Dan era casi un desafío para él, y no iba a permitir que se siguiera hundiendo en su propio agotamiento.
-No me mientas. Te vas al hospital ahora mismo, y no es opcional. Esto no es solo estrés. Vamos -Dan abrió la boca para protestar, pero Jaekyung lo interrumpió, y la firmeza en su voz dejó claro que no había margen para discusión.
-Ahora. Y si sigues poniéndote a la defensiva, te voy a arrastrar hasta la puerta, Dan.
Jaekyung no permitió que Dan tuviera ni una mínima oportunidad de negarse. Lo metió en su coche y lo llevó directo a uno de los hospitales más exclusivos de la ciudad. La razón era simple: si alguien le iba a poner las manos encima, lo haría el mejor. Jaekyung no aceptaba menos para alguien bajo su cuidado, y Dan, en ese momento, estaba bajo su responsabilidad.
El hospital era impresionante, con un aire de lujo y profesionalismo que no dejaba nada al azar. Jaekyung había reservado todo de antemano para asegurarse de que Dan tuviera la atención más rápida posible.
Cuando llegaron a la consulta, un médico alto y serio los esperaba, listo para atender a Dan con la urgencia que Jaekyung exigió. El examen fue rápido. El doctor, un veterano alfa, luego de revisar los síntomas y los análisis, se giró hacia ambos con una expresión grave.
-El problema de Dan es el estrés crónico -dijo el doctor con calma, pero su voz cargada de seriedad dejó claro que no era algo menor- La fatiga, los mareos y los dolores constantes... es todo consecuencia de un nivel de estrés que está afectando gravemente su salud. Si no toma un descanso, podría desarrollar complicaciones serias, como hipertensión o incluso problemas cardíacos.
Dan trató de decir algo, pero Jaekyung lo miró fijamente, y él se quedó en silencio, sin poder argumentar más. El diagnóstico era claro.
-Lo que necesita es descanso. Debe alejarse de cualquier situación que lo esté sobrecargando mental y emocionalmente -El doctor hizo una pausa, mirando a ambos- Le recomendaría al menos una semana de descanso absoluto. Sin trabajo, sin entrenamientos, sin ningún tipo de presión. Solo descanso.
Jaekyung no dudó ni un segundo. -Entonces lo hará. Y será ahora mismo -Dan miró a Jaekyung, incredulidad y frustración se mezclaban en su rostro.
-Jaekyung, no estoy enfermo. Es solo estrés. No necesito... -pero Jaekyung lo interrumpió, tajante.
-Lo que necesitas es descansar. Y lo harás bajo mis términos. Estás viniendo conmigo, y no me importa lo que pienses. Te vas a quedar en mi penthouse, descansarás, y no vas a mover un dedo por nada. Eso es lo que te voy a exigir.
Dan quería replicar, pero sabía que con Jaekyung no era fácil ganar una discusión, especialmente cuando el alfa se ponía tan decidido. La mirada de Jaekyung le decía que no había opción, y aunque Dan quería oponerse, entendió que, quizás, en el fondo, necesitaba ese descanso.
Jaekyung se encargó de todo: desde la llegada de Dan al penthouse hasta asegurarse de que tuviera todo lo necesario. El lugar era amplio y lujoso, pero lo que realmente le importaba a Jaekyung era que Dan estuviera cómodo y relajado, sin ninguna presión.
-Tu única misión durante esta semana es descansar -le dijo Jaekyung, mientras dejaba un vaso de agua sobre la mesa de noche- Nada de trabajo, nada de fisioterapia. Solo descanso. Y si intento que hagas algo, me lo harás saber, ¿Entendido?
Dan lo miró, frustrado pero también un poco agradecido. Sabía que Jaekyung se preocupaba por él, aunque casi nunca lo dijera directamente. Pero era una forma de cariño que no necesitaba palabras para entenderse.
Durante la semana, Jaekyung supervisó su descanso más de lo que Dan hubiera querido. Aunque al principio resistió la idea de no hacer nada, pronto comenzó a notar cómo su cuerpo respondía. Los mareos disminuyeron, y por primera vez en mucho tiempo, pudo dormir sin interrupciones. El descanso forzado de Jaekyung le dio la oportunidad de recargar energías.
Cuando Dan finalmente se sintió mejor, después de días de descansar sin preocupaciones, comenzó a ver las cosas desde otra perspectiva. Quizás, solo quizás, Jaekyung tenía razón. El estrés no solo estaba afectando su cuerpo, sino su mente.
Jaekyung lo mantuvo vigilado esos días. Había sido firme en su decisión, y aunque Dan no lo admitiera, el descanso había sido lo mejor que le podía haber pasado. En sus propios términos, Jaekyung había cuidado de él, y a pesar de todo, Dan lo entendió.
Al final de la semana, cuando Dan finalmente parecía recuperado, Jaekyung lo encontró en el balcón del penthouse, mirando hacia la ciudad. La luz suave del atardecer iluminaba su rostro y el silencio entre ellos fue cómodo, cálido.
Jaekyung se acercó sin decir una palabra, tomando las mejillas de Dan con firmeza. Sin previo aviso, se inclinó y, con una suavidad inesperada, lo besó. Fue un beso breve, casi tímido, pero cargado de algo que ambos sabían que había estado allí todo el tiempo: una conexión profunda, silenciosa, que finalmente había encontrado su expresión.
Dan, sorprendido, no hizo nada al principio, pero pronto se relajó, correspondiendo al beso con la misma intensidad. El momento fue fugaz, pero suficiente para que ambos supieran que algo había cambiado entre ellos para bien.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.