CAPITULO 32

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El hospital, convertido ahora en su refugio temporal, mantenía un aire pesado y silencioso cuatro días después del entierro de Lara. La tensión y el dolor seguían presentes en el grupo, cada uno lidiando con sus emociones de maneras diferentes mientras trataban de prepararse para lo que estaba por venir. El plan de enfrentarse a Jack y su banda había sido confirmado, pero los días que pasaron antes de esta decisión fueron un reflejo de las diferentes formas en que cada uno procesaba su dolor.

Tessa había estado más callada que de costumbre. Desde el momento en que dejó a Lara bajo tierra, una parte de ella parecía haber quedado allí también. Su mirada era dura, pero en su interior, el dolor la desgarraba. Pasaba horas revisando las armas, ajustando detalles del plan, como si mantenerse ocupada pudiera distraerla del vacío que sentía. Había noches en las que apenas dormía, caminando por los pasillos del hospital, escuchando los ecos de los pasos de quienes antes habían habitado allí.

"Esto no puede quedar así", pensaba constantemente. La rabia que sentía hacia Jack era lo único que mantenía su mente clara. No podía dejar que ese hombre continuara viviendo después de lo que había hecho. Su determinación era casi palpable, y el grupo podía sentirlo, aunque nadie se atreviera a decirlo en voz alta.

Derek, por su parte, había sido más distante de lo habitual. Su herida en el costado aún le dolía, pero no quería admitirlo. A pesar de eso, pasaba horas entrenando, preparándose para el enfrentamiento. La rabia que sentía hacia Jack iba más allá de lo personal; lo consideraba una amenaza para todos ellos, y su instinto protector no le permitía relajarse.

En los momentos en los que cruzaba miradas con Tessa, algo en su interior se revolvía. Quería consolarla, pero no sabía cómo. Sus conversaciones en esos días habían sido breves, cargadas de una tensión que ninguno de los dos sabía cómo manejar. Derek sentía una mezcla de celos y frustración cada vez que veía a Matt acercarse a Tessa, pero trataba de mantenerlo escondido. Ahora mismo, el plan y la seguridad del grupo eran su prioridad, aunque no podía evitar que su mente divagara hacia ella más veces de las que le gustaría admitir.

Matt había estado más reservado desde su conversación con Tessa aquella noche. Aunque intentaba actuar con normalidad, su distancia era evidente. La culpa lo carcomía por dentro; no por haberse declarado, sino porque sentía que había puesto una carga emocional más en los hombros de Tessa. La veía lidiar con su dolor y su rabia, y sentía que no había hecho más que complicar las cosas para ella.

Pasaba gran parte de su tiempo asegurándose de que todo estuviera listo para el plan. Revisaba mapas, distribuía los suministros y trazaba rutas alternativas en caso de que algo saliera mal. Estaba decidido a proteger al grupo, pero sobre todo, a Tessa. Siempre había sentido que era su deber cuidarla, incluso si eso significaba mantener sus propios sentimientos bajo llave.

Sara había intentado mantener una actitud optimista, aunque por dentro también estaba destrozada. La escena del hospital y el entierro de Lara habían sido demasiado para ella, pero sabía que no podía permitirse derrumbarse. Se había convertido en el pilar del grupo, la que mantenía a todos juntos con palabras de ánimo y una sonrisa cansada.

Sin embargo, había algo más que ocupaba su mente: Derek. Desde hacía días, sentía la necesidad de confesarle lo que sentía, especialmente ahora que estaban a punto de enfrentarse a Jack. Pero cada vez que veía a Tessa y Derek juntos, algo en su interior se detenía. No podía evitar preguntarse si había algo entre ellos, pero se negaba a dejar que esas dudas la paralizaran. Había tomado una decisión: antes de salir, le diría lo que sentía, sin importar cuál fuera la respuesta.

Max había cambiado en esos días. Aunque seguía siendo el más joven del grupo, la experiencia vivida lo había transformado. Después de su discusión con Tessa, había aceptado quedarse en el hospital, pero eso no significaba que estuviera satisfecho. Había dedicado cada momento a ayudar en todo lo posible, asegurándose de que las plantas bajas estuvieran seguras y que los suministros estuvieran organizados.

SIN REFUGIO | Zona Z #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora